Brendan Carr, aliado de Trump y autor del Proyecto 2025, arremete contra ABC en plena polémica por libertad de expresión y censura mediática
El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones de Estados Unidos (FCC), Brendan Carr, se ha situado en el centro de la tormenta mediática y política tras la suspensión indefinida del programa de Jimmy Kimmel por parte de ABC, informó la agencia EFE.
La decisión se produjo días después de un monólogo en el que el comediante criticó a sectores del movimiento MAGA por “sacar rédito político” de la muerte del activista ultraconservador Charlie Kirk.
Carr, un veterano del aparato regulador con estrechos vínculos con la Administración Trump y uno de los arquitectos del polémico Proyecto 2025, ha encabezado una ofensiva pública contra ABC, acusando a la cadena de censurar opiniones contrarias a su línea editorial.

En declaraciones al presentador conservador Sean Hannity, calificó el caso como un “punto de inflexión para los medios que sirven a la audiencia ‘foie gras progre’”, en referencia despectiva a los consumidores liberales de contenido televisivo.
Aunque la FCC no tiene autoridad directa para censurar contenidos, sí puede ejercer presión mediante licencias de transmisión y revisiones regulatorias, herramientas que Carr ha utilizado con agresividad desde su reciente ascenso como presidente del organismo.
Desde su nombramiento en enero, Carr ha reabierto expedientes contra las principales cadenas televisivas -CBS, NBC y ABC- por presunto “sesgo político” y ha vinculado esas quejas a decisiones clave como fusiones empresariales o políticas internas de diversidad.
Activistas y legisladores demócratas lo acusan de instrumentalizar el aparato regulador para castigar voces críticas con la administración Trump.
La controversia por Jimmy Kimmel se suma a la cancelación anunciada del Late Show With Stephen Colbert por parte de CBS, prevista para el 2026, ambos conductores han sido críticos vocales de Trump, y ambos programas se han convertido en objetivos preferidos de los sectores conservadores.

Carr ha definido las declaraciones de Kimmel como parte de un “esfuerzo concertado para mentirle al pueblo estadunidense”, y ha insinuado que la cadena podría enfrentar consecuencias regulatorias si persiste en su “sesgo”.
Más allá de su rol en la FCC, Carr figura entre los autores del Proyecto 2025, un documento estratégico impulsado por The Heritage Foundation, considerado por muchos como un manual para el segundo mandato de Trump.
En su capítulo, Carr propone reforzar el control gubernamental sobre las grandes tecnológicas y los medios, bajo la bandera de proteger la libertad de expresión.
El propio Trump elogió a Carr como “campeón de la libertad de expresión” al anunciar su nombramiento, a pesar de las críticas que acusan al comisionado de hacer exactamente lo contrario: reprimir contenidos y voces que desafían la narrativa oficialista.
Aunque la FCC no ha revocado ninguna licencia tras los incidentes recientes, el ambiente entre las grandes cadenas es de creciente tensión, la combinación de presión política, investigaciones regulatorias y decisiones editoriales internas está reconfigurando el panorama mediático estadunidense, justo en un año electoral crucial.
Analistas advierten que el caso Kimmel podría convertirse en un precedente peligroso, donde las decisiones editoriales de las cadenas comiencen a alinearse por convicción o por temor- con las expectativas del poder político.
Por ahora, Jimmy Kimmel permanece fuera del aire, y Brendan Carr más firme que nunca en su cruzada por lo que él considera “libertad de expresión”, aunque sus críticos insistan en llamarlo por otro nombre, control ideológico desde el Estado.
