El expresidente brasileño busca anular su sentencia de 27 años de prisión, alegando errores jurídicos y violación de su derecho a la defensa
La Corte Suprema de Brasil anunció este martes que comenzará a juzgar de forma virtual, a partir del 7 de noviembre, el recurso presentado por el expresidente Jair Bolsonaro contra la condena de 27 años y 3 meses de cárcel que le fue impuesta por su papel en el intento de golpe de Estado de enero del 2023, informó la agencia EFE.
El presidente de la Primera Sala del Supremo, Flávio Dino, confirmó que el análisis de las apelaciones presentadas por Bolsonaro y otros seis condenados se prolongará hasta el 14 de noviembre.
Durante ese periodo, los magistrados del tribunal podrán emitir sus votos de manera telemática, según informó el Supremo en una nota oficial.
Bolsonaro fue condenado el 11 de septiembre junto con siete de sus más cercanos colaboradores, entre ellos exministros y altos mandos militares, por orquestar un plan para desconocer el resultado de las elecciones del 2022, en las que fue derrotado por el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva.

El tribunal consideró a Bolsonaro el “líder” de una organización criminal que buscó perpetuarse en el poder mediante la incitación a la violencia y la manipulación institucional.
Su condena, la más severa de todas, fue publicada oficialmente el 22 de octubre, fecha que marcó el inicio del plazo para la presentación de recursos.
De los ocho condenados, siete presentaron apelaciones, incluido Bolsonaro, quien a través de sus abogados argumentó que se violó su derecho a una defensa amplia y que la sentencia contiene “errores jurídicos”, sin embargo, este primer recurso no abordará el fondo de la condena, sino aspectos procesales y formales.
La defensa del exmandatario, de 70 años, todavía podría presentar otros recursos adicionales antes de que la sentencia sea ejecutada, una vez concluido el proceso de apelaciones, el Supremo deberá determinar el lugar y las condiciones de cumplimiento de la pena.
Actualmente, Bolsonaro se encuentra en prisión domiciliaria en su residencia de Brasilia desde el 4 de agosto, medida que sus abogados buscan mantener alegando motivos de salud.
De confirmarse la condena, el exmandatario de extrema derecha afrontará el capítulo judicial más grave de su carrera política, mientras Brasil sigue dividido por las consecuencias de su mandato y los episodios de violencia que marcaron el final de su gobierno.
