Desde los tiempos de los militares, el lavado de dinero nos ha puesto en la mira mundial. Se llegó a decir que el general Noriega tenía depósitos en el Bank of Commerce & Credit International (BCCI) por $25 millones. Siendo Guillermo Endara presidente, en 1990 la Comisión Bancaria Nacional ordenó la clausura del Banco Interoceánico, precisamente por determinarse que estaba lavando dinero. En el Interoceánico, además de ser el bufete de Endara su agente residente, él mismo era miembro de la junta directiva, dignatario y accionista del banco. ¿Se imagina la cara que puso su dueño, el colombiano Guillermo Ronderos Durán, cuando le comunicaron el cierre de su banco?
El presidente Mulino ha sido categórico frente al lavado de dinero. El 2 de octubre, dijo que “es una incongruencia total. No existe una línea de país dictada por las autoridades del Órgano Judicial y del Ministerio Público en cuanto que hay que hacer frente a esos temas”, refiriéndose a la falta de castigo por parte de la justicia en quienes incurren en ese delito.
También se unió el contralor Bolo Flores, el 11 de noviembre del 2025, al señalar que en Panamá había todo un relajo en la banca que recibía dinero de “pelafustanes” que llegaban al gobierno “en un taxi y salían en un Ferrari”, a los cuales los bancos no les pedían mayores explicaciones.
Los banqueros ripostaron, señalando “que toda transacción sospechosa que los bancos conocen es reportada de inmediato a las autoridades” y que “los controles que hoy ejercen los bancos para frenar esos delitos han sido reconocidos tanto a nivel nacional como internacional, colocando al Centro Bancario de Panamá como punto de referencia”.
Según La Prensa del 3 de octubre, “el presidente Mulino encendió las alarmas sobre la magnitud del dinero ilícito que entra al sistema bancario nacional, advirtiendo que se trata de un problema que compromete la reputación de Panamá, que esa plata sucia que ha circulado en el sistema bancario deja mal parado al país y representa un riesgo para la estabilidad financiera”.
El jueves 13 de noviembre Mulino volvió a pedir a los bancos que “pongan de su parte”, señalando que “el dinero proveniente del narcotráfico y de la corrupción sigue moviéndose libremente en Panamá.”

“Yo le pregunto al país: ¿Algún narco, a lo largo de los años, le han encontrado un caleto con millones de dólares?”, sostuvo el mandatario. Recalcó que a veces encuentran uno que otro, pero los dineros robados a este país por actos de corrupción, “¿se los han encontrado a sus artífices? No. Toda esa plata circuló a través de la banca panameña”, afirmó Mulino.
Aseguró que la Contraloría General ha confirmado esa situación y reclamó mayor compromiso del sistema financiero en la lucha contra el blanqueo de capitales. “A cualquiera de nosotros, si se sale $50 del perfil de la cuenta, le hacen llevar hasta la historia de su abuelo. Pero a esos tipos que mueven $38 millones, el sistema los deja tranquilos y luego los ponen a firmar los 15 y los 30. Ese es el país que tenemos”.
El mandatario relató su propia experiencia personal para ilustrar lo que consideró una contradicción: “Yo tuve que agarrar un toro en la finca y llevarlo a la subasta porque me rompía toda la cerca. Me pagaron $1,350 y cuando fui a depositarlo, el banco me paró la transacción tres veces. Me exigieron la constancia de que mi hierro estaba registrado en el municipio de Antón y tres años de declaración de renta, solo para cambiar el cheque. Sin embargo, hay gente moviendo millones, y nada pasa”.
Cuando el presidente habla de mover $38 millones lavados en el sistema bancario, definitivamente se refería al exdirector de Pandeportes y exdiputado PRD, Héctor Brands, vinculado a delitos donde se menciona esa cantidad.
Ese flagelo no es solo del gobierno anterior. ¿O es que en los gobiernos anteriores no pasó nada? ¿No se lavaron en la banca panameña en el caso Odebretcht más de $800 millones? ¿Fue eso ejemplo de transparencia ejemplar internacional como ahora se sienten “orgullosos” los banqueros?
Una decisión que debe tomar el presidente Mulino es darle autonomía e independencia financiera a la Unidad de Análisis Financiero (UAF) para que pueda ejercer mejor sus funciones, sacando esa dependencia del Ministerio de la Presidencia.
Estoy de acuerdo con el presidente Mulino de que hay que actuar enérgicamente contra el lavado de dinero, pero sin ningún tipo de excepción. Panamá necesita que ese flagelo sea controlado con mayor efectividad y decisión.
