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Tres condiciones inamovibles de Putin para aceptar el acuerdo de paz con Ucrania

Tres condiciones inamovibles de Putin para aceptar el acuerdo de paz con Ucrania
El dictador ruso, Vladímir Putin, EFE/EPA/MIKHAIL METZEL / SPUTNIK / KREMLIN

Moscú exige el control total del Donbás, la desmilitarización de Ucrania y el veto permanente a su entrada en la OTAN

Solo Vladimir Putin puede acabar con la guerra. Este es el mensaje que ha lanzado Marco Rubio, el secretario de Estado, tras la reunión maratoniana que mantuvieron este martes los dos enviados de Donald Trump en Moscú, Steve Witkoff y Jared Kushner con el dictador de Rusia, informó el diario La Razón.

Los resultados de la reunión han sido valorados por ambas partes de forma positiva. “Productivo”, dijo el hombre designado de Putin, Kirill Dmitriev tras el esperado encuentro.

La administración estadunidense también ha asegurado que se han dado algunos pasos, pero insisten en que un acuerdo definitivo solo llegará si así lo desea el inquilino del Kremlin.

“Lo que hemos estado haciendo, y creo que hemos cosechado algunos avances, es entender qué podría funcionar para los ucranianos y qué les daría garantías de cara al futuro”, dijo Rubio en declaraciones a la cadena de televisión Fox News, donde ha expresado que Estados Unidos espera que ese compromiso “permita a Ucrania reconstruir su economía y prosperar como país”.

Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio (i), junto al presidente Donald Trump (d). EFE/AL DRAGO / POOL

La cuestión del territorio se ha convertido en uno de los principales obstáculos para un acuerdo. “Sin resolver el problema territorial nosotros no vemos una solución a la crisis”, informó el asesor de política internacional del Kremlin, Yuri Ushakov.

Lo que Rusia quiere conseguir es un acuerdo de máximos que abarque la captura de toda la región industrial ucraniana de Donbás, incluidas las regiones de Donetsk y Luhansk. Pero Volodimir Zelenski se niega a entregar el territorio que Rusia no ha podido conquistar en casi cuatro años de combates.

Moscú también ha reclamado que Ucrania no se pueda integrar en la estructura de la OTAN, una aspiración de Kiev que no está dispuesta a desechar. La garantía de que la OTAN no se seguirá acercando a las fronteras rusas está vinculada a la “desmilitarización” de Ucrania exigida por Putin, a quien le gustaría ver reducidas las capacidades de las fuerzas armadas ucranianas a una décima parte de la estructura actual, lo que dejaría al país casi indefenso.

El punto de partida en el plan de 28 puntos presentado inicialmente por la Casa Blanca fijaba un ejército de 600,000 soldados (ahora tiene 800,000), una cifra que aseguraría unas fuerzas armadas más numerosas que las de cualquier país europeo.

Asesor de política internacional del Kremlin, Yuri Ushakov.

El tercer punto innegociable para el Kremlin es el reconocimiento de las ganancias territoriales rusas en Ucrania por parte de Estados Unidos y la Unión Europea. Ese reconocimiento no se produjo nunca sobre Crimea, anexionada por las tropas rusas en 2014 de forma ilegal según la visión de estadounidenses y europeos.

Desde Ucrania consideran que asumir la mayoría de las demandas de Rusia supondría la posibilidad de una tercera invasión después de las conquistas territoriales del 2014 (Crimea) y el 2022 (Kiev inicialmente y luego la región de Donbás).

Rusia sí que aceptaría ceder en algunos aspectos que considera secundarios. Fuentes de la administración de Trump citadas por la prensa de Estados Unidos han dicho que los rusos serían flexibles en el uso que se pueda dar a los activos financieros congelados en Europa al comienzo de la guerra.

Según esa versión Putin podría aceptar que parte de los $160,000 millones bloqueados a Rusia principalmente en Bélgica podrían ser usados por la UE y Estados Unidos para impulsar la destrozada economía ucraniana y recomponer las infraestructuras del país tras la guerra.

El plan de paz de Trump ya prevé que un tercio de los activos congelados se invertirían en los esfuerzos liderados por Washington, que se quedaría con la mitad de los beneficios de la reconstrucción.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, saluda a su homólogo de Ucrania, Volodímir Zelenski, en la Casa Blanca en Washington (EE. UU.). EFE/EPA/WILL OLIVER.

Putin ha tratado de demostrar que no tiene ninguna prisa en acabar la guerra mientras anuncia que sus ejércitos avanzan en el frente con la toma de Pokrosvk, desmentida por Kiev en las últimas horas.

Mientras tanto, Ucrania muestra toda su fragilidad con varios agujeros negros. El más profundo es el distanciamiento de Trump con Zelenski, quien se ha visto sacudido por casos de corrupción en su círculo más cercano.

A ello hay que sumar la falta de soldados dispuestos a luchar en el campo de batalla y la peligrosa escasez de fondos para seguir pagando los gastos de la guerra, especialmente después de la negativa de la Casa Blanca a seguir financiando armamento estadunidense como hacía la administración Biden.

Ante este cambiante escenario, la Comisión Europea quiere que el gobierno de Bélgica desbloquee parte de los fondos rusos que tiene en su poder para poder transferir el dinero a Kiev y seguir comprando armas, pero el gobierno belga considera que se trata de una operación muy arriesgada porque Rusia podría denunciarlo ante la justicia y, por consiguiente, exigiría un pago compensatorio multimillonario que Bélgica no quiere asumir en solitario.

La idea de que solo Rusia tiene la última palabra para acabar con el ruido de las armas defendida por Rubio se apoya en una cuestión numérica: “Eso se ha convertido en una guerra de desgaste y, lamentablemente, los rusos han demostrado su disposición a sacrificar 7,000 soldados por semana en un esfuerzo por lograrlo”.

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