La caída de un avión Antonov de una compañía rusa, que provocó 71 muertos el domingo cerca de Moscú, fue “aparentemente” debido a la formación de hielo en las sondas medidoras de velocidad, indicaron este martes los investigadores
El accidente “puede explicarse por datos incorrectos sobre la velocidad recibidos por los pilotos, lo que pudo aparentemente estar vinculado a la formación de hielo en las sondas, cuyo sistema de calefacción se encontraba apagado”, indicó en un comunicado el Comité intergubernamental de aviación (MAK).
Estas conclusiones se apoyan en “un análisis preliminar de las informaciones registradas” en la caja negra que conserva los parámetros técnicos de vuelo, así como en “el análisis de casos similares anteriores”, precisó el organismo encargado de investigar los accidentes aéreos.
El avión de línea, un birreactor Antonov An-148 de la compañía Saratov Airlines puesto en servicio en 2010, se estrelló cerca de Moscú el domingo poco después de haber despegado del aeropuerto de Domodedovo.
Transportaba a 65 pasajeros y seis miembros de la tripulación. Todos murieron en el accidente.
El aparato, que se dirigía a Orsk, una ciudad de los Urales en la frontera con Kazajistán, se estrelló en el distrito de Ramenski, ubicado al sureste de Moscú.
También llamados “tubos de Pitot”, estas sondas permiten a los pilotos controlar la velocidad de su aparato, un elemento crucial para su equilibrio en vuelo.
Si estas sondas quedan atascadas a causa de la formación de hielo o por algún objeto, pueden brindar una velocidad incorrecta a los pilotos, lo que puede hacer caer al avión si éste vuela demasiado lento o provocar problemas estructurales al aparato si lo hace demasiado rápido.
Estas sondas (su congelamiento) habían sido señaladas como probable causa del accidente del Airbus A330 de Air France que realizaba el trayecto Rio de Janeiro-París (vuelo AF447) y se estrelló en el océano Atlántico el 1 de junio de 2009, en el que murieron sus 228 ocupantes.