Colombia, el mayor productor mundial de cocaína, endureció su política interna contra las drogas mediante un decreto que permitirá a la policía decomisar hasta la dosis mínima de marihuana cuyo consumo está despenalizado desde 1994.
El presidente Iván Duque firmó la medida aduciendo un “alarmante incremento” del consumo de estupefacientes en Colombia, aunque expertos como la organización DeJusticia cuestionan la orden por cuanto la consideran un retroceso en la búsqueda de nuevos enfoques para tratar el fenómeno de la producción y uso de drogas.
Básicamente, Duque dotó de “herramientas” a la policía para que confisque cualquier cantidad de alucinógenos que encuentre en el espacio público, incluida la dosis mínima.
“Estamos firmando un decreto que le da las herramientas a la fuerza pública, a la policía, para destruir la droga en las calles de nuestras ciudades; destruir cualquier dosis, por supuesto”, dijo el mandatario al expedir la orden en la sede de gobierno.
En adelante la fuerza pública podrá incautar cuanta sustancia alucinógena intercepte, y “aquellos a quienes les sea confiscada una cantidad igual o menor a la dosis mínima” deberán demostrar “debidamente” su condición de adictos, para que les sea devuelta la droga, según anticipó el gobierno en un comunicado.
No obstante, en este último caso no está previsto el arresto aunque sí la imposición de multas. Las normas colombianas permiten el uso personal de hasta 20 gramos de marihuana o uno de cocaína.
Tras casi cuatro décadas de combate frontal al narcotráfico con el apoyo y vigilancia de Estados Unidos, Colombia aún es el mayor proveedor de cocaína en el mundo.