La principal caravana de migrantes centroamericano que desafía al presidente Donald Trump con su caminata hacia Estados Unidos se fragmento nuevamente en Ciudad de México, donde cientos reanudaron su camino mientras el grueso permanece en un albergue esperanzados de conseguir autobuses para llevarlos.
La noche anterior, en una asamblea se había decidido mayoritariamente que salían de la capital luego de fracasar en su pedido de que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) los dotara de 150 autobuses para facilitar su camino.
Pero de los más de 5.500 migrantes, en su mayoría hondureños, alojados desde el fin de semana en un albergue instalado por la alcaldía, sólo unos cientos reanudaron este viernes su marcha hacia la frontera norte de México, constató la AFP.
La noche anterior, en una asamblea se había decidido mayoritariamente que salían de la capital luego de fracasar en su pedido de que el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) los dotara de 150 autobuses para facilitar su camino.
“En el transcurso de la madrugada se modificó el acuerdo, se quedan un día más, no nos dijeron por qué”, dijo a la prensa Nashieli Ramírez, presidenta de la Comisión de Derechos Humanos (defensoría) capitalina tras entrevistarse con los líderes del grupo.
La asamblea fue una tropezada discusión a gritos en los que una aparente mayoría reclamaba a gritos que era momento de partir y otros advertían que no se van sin autobuses.
“Nos vamos porque ya no podemos estar ahí esperando, sólo nos dicen mentiras de que nos van a dar buses y nosotros pasando hambre, frío. Con los niños es imposible, no hay agua para bañarse”, dijo a la AFP Socorro Díaz, una hondureña de 32 años que decidió partir con sus niños de 4 y 7 años.
La caravana, que partió el 13 de octubre de San Pedro Sula escapando de la pobreza y la violencia y que ha recorrido más de 1.500 km, ha sido alojada en un centro deportivo, donde se les han proporcionado alimentos y atención médica.
Los migrantes de esta caravana, a la que siguen dos más con unos 2.000 cada una, están decididos a llegar a Estados Unidos pese a que el presidente Donald Trump, que los tacha de protagonizar una “invasión”, ha advertido que no se dará asilo a quienes ingresen ilegalmente.
En la frontera con México ya han sido desplegados unos 4.800 militares a la espera de la llegada de las caravanas.