Un chico latino nacido en Dallas fue detenido porque los agentes pensaban que sus documentos eran falsos. ¿Habrá sido por su apariencia física?
SAN ANTONIO — Francisco Erwin Galicia, de 18 años, nació en Dallas y, según su acta de nacimiento, es un ciudadano estadounidense. Sin embargo, estuvo en custodia federal durante casi cuatro semanas después de haber sido detenido en un punto de revisión vehicular de la Patrulla Fronteriza en el sur de Texas.
Galicia le mostró a los agentes su acta de nacimiento en Estados Unidos cuando lo pararon en una noche de junio, mientras se dirigía a una prueba de futbol universitario. Pero, según su abogada, los funcionarios pensaron que era falsa.
El joven fue detenido y trasladado a una instalación de la Patrulla Fronteriza en la ciudad de McAllen y después lo transfirieron al centro de detención del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Pearsall, Texas, al suroeste de San Antonio.
A fines de la tarde del martes, 26 días después de su primera detención, Galicia fue liberado después de que los medios de comunicación, los legisladores demócratas y los grupos de defensa de los migrantes denunciaran su caso.
“Está muy contento”, dijo la abogada de Galicia, Claudia Ivett Galan, en una entrevista telefónica desde un restaurante cerca del centro de detención donde había ido a comer con su cliente.
Galicia se negó a hacer comentarios. “Se siente un poco abrumado”, dijo Galan.
El caso de Galicia, que fue reportado en un primer momento por The Dallas Morning News, parece formar parte de la nueva estrategia desplegada en los puntos de revisión de la Patrulla Fronteriza conforme el gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, combate el ingreso ilegal en la frontera sur. En casos como este, el enfoque de tolerancia cero de las autoridades a veces choca con las vidas complicadas y poco ortodoxas de las familias con estatus mixtos, cuyos documentos son legítimos pero a veces están incompletos o presentan errores.
Funcionarios de la agencia matriz de la Patrulla Fronteriza, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, y del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas dijeron el 23 de julio que no tenían ningún comentario al respecto pero admitieron que estaban investigando el caso.
En la tarde del 27 de junio, Galicia viajaba hacia el norte con su hermano menor y un grupo de amigos. Se dirigían a una prueba de futbol en una universidad de Texas. Galicia comenzará a cursar el último año de bachillerato dentro de unos meses en la Johnny Economedes High School en su ciudad natal de Edinburg, una población fronteriza ubicada en el valle del Río Grande. Él esperaba que sus habilidades futbolísticas captaran la atención de entrenadores y cazatalentos, con lo que obtendría una beca.
Para conducir al norte desde Edinburg, el grupo sabía que tendría que pasar por un punto de revisión de la Patrulla Fronteriza localizado a unos 97 kilómetros al norte de la frontera, cerca del poblado de Falfurrias, Texas. Los puntos de revisión conforman una capa secundaria de seguridad fronteriza en la que todos los autos deben detenerse y los agentes suelen preguntarle a los ocupantes del vehículo si son ciudadanos estadounidenses. Los más de treinta puntos permanentes de revisión ubicados en los estados de Arizona, California, Texas y Nuevo México han despertado el miedo de muchos ciudadanos latinoamericanos y residentes legales de las ciudades fronterizas que temen ser confundidos con las personas indocumentadas.
Galicia había atravesado el punto de revisión de Falfurrias en el pasado y no esperaba tener ningún problema, dijo Galan. Sin embargo, como muchos latinos lo hacen, llevaba consigo numerosos documentos, incluida un acta de nacimiento que mostraba que nació en un hospital en Dallas el 24 de diciembre de 2000; su identificación estatal, emitida en enero por el Departamento de Seguridad Pública de Texas, y su tarjeta de la seguridad social. Galan entregó copias de esos documentos a The New York Times; el acta de nacimiento cuenta con sellos tanto del estado de Texas como de la Oficina de Estadísticas Vitales de Dallas.
Galicia no tiene licencia de conducir, dijo Galan.
“Los agentes de la Patrulla Fronteriza le dijeron a Francisco que su acta de nacimiento era falsa, que él era mexicano”, dijo Galan.
Una de las situaciones que quizá despertó las sospechas de los agentes fue la presencia del hermano menor de Galicia, Marlon, de 17 años, que nació en México y ha estado viviendo en Estados Unidos de manera no autorizada. Marlon solo tenía una identificación escolar, dijo Galan. El conductor del auto, uno de los compañeros de escuela de Francisco, también es ciudadano estadounidense, dijo Galan.
Otra situación que pudo haber confundido a los agentes y que ha complicado su caso involucra uno de los documentos de Galicia. Llevaba con él una visa de turista emitida por México que indica que él nació en ese país, dijo su abogada.
La madre del joven, Sanjuana Galicia Chapa, es una migrante mexicana no autorizada que vive en Edinburg. Cuando Galicia nació, ella no puso su nombre verdadero en el acta de nacimiento de su hijo debido a su estatus migratorio, y nunca la corrigió. Debido a eso, nunca realizó el proceso de obtener un pasaporte estadounidense para su hijo. Ella creía que la mejor manera para él de viajar de un lado a otro de la frontera desde Texas a México era conseguirle una visa de turista mexicano, dijo Galan.
“Ella nunca corrigió ese nombre en su acta de nacimiento, así que nunca le tramitó un pasaporte y pensó que simplemente era más fácil conseguirle una visa de turista para lograr que ingresara y saliera del país”, dijo Galan.
Galicia fue llevado a una edificación de la Patrulla Fronteriza en McAllen, Texas. Su hermano también fue brevemente detenido, pero posteriormente firmó documentos en los que indica que está de acuerdo en autodeportarse de manera efectiva, y ahora vive con sus familiares en Reynosa, México, al otro lado de la frontera de McAllen.
Sanjuana Galicia intentó lograr la liberación de su hijo por su cuenta. Después de dos semanas infructuosas, acudió a Galan en busca de ayuda. Galicia dijo en una entrevista que después de que detuvieron a Francisco, las autoridades le impidieron comunicarse con sus familiares durante semanas. El sábado fue la primera vez que pudo hablar con él, después de su detención.
“Pasé casi un mes sin saber nada de mi hijo”, dijo Galicia. Y luego agregó: “También me siento enojada porque él no cometió ningún delito. Pasa todo su tiempo estudiando y practicando deportes”.
El martes, cerca de las 04:00 p. m., Francisco estaba esperando en el vestíbulo del centro de detención de ICE y su abogada llegó para discutir su caso con los funcionarios. Ella dijo que, después de la liberación del joven, los oficiales no le ofrecieron ninguna explicación sobre la detención.
“Hablé con su oficial y no se disculpó”, comentó Galan. “Lo único que dijo fue: ‘Gracias por su paciencia’”.
Nubia Reyna colaboró con este reportaje desde Brownsville, Texas.