Justicia brasileña y presión popular derriban al poderoso Renan Calheiros

Justicia brasileña y presión popular derriban al poderoso Renan Calheiros
El presidente del Senado es visto como uno de los principales promotores de una serie de leyes y maniobras con las que el Congreso ha intentado frenar las investigaciones del caso Petrobras. Foto/AFP

El Supremo Tribunal Federal (STF) decidió juzgar a Calheiros por “peculado”, acusado de desviar dinero público para pagar una pensión alimenticia de una hija nacida de una relación extramarital

La Corte Suprema de Brasil suspendió este lunes de su cargo al presidente del Senado, Renan Calheiros, acusado de malversación y denunciado en las calles como símbolo de la corrupción, privando al presidente Michel Temer de un aliado de peso para aprobar sus políticas de austeridad.

“Acepto la medida cautelar presentada. Lo hago no para separarlo del ejercicio de su mandato como senador (…) sino del cargo de presidente del Senado”, afirmó el magistrado Marco Aurelio Mello en un despacho al que accedió la AFP.

El juez aceptó una medida cautelar del partido opositor Rede, que sostiene que una persona que enfrenta un proceso judicial, como Calheiros, no puede mantenerse en la línea de sucesión presidencial.

El Supremo Tribunal Federal (STF) decidió la semana pasada juzgarlo por “peculado” (malversación de fondos), acusado de desviar dinero público para pagar una pensión alimenticia de una hija nacida de una relación extramarital.

La causa remonta a 2007 y es el primer proceso que el STF abre en su contra, de la docena de investigaciones que enfrenta el poderoso legislador, muchas de ellas relacionadas con la red de sobornos de Petrobras.

Calheiros, de 61 años, indicó a través de un comunicado que no se manifestará hasta conocer íntegramente la decisión y que “consultará a sus abogados sobre las medidas adecuadas” frente a la decisión tomada “contra el Senado Federal”.

A principios de noviembre, seis de los 11 jueces de la Corte Suprema votaron a favor de prohibir que políticos procesados pudiesen figurar en la línea de sucesión a la presidencia de la República. La votación no fue concluida porque uno de los jueces pidió más tiempo para analizar el caso.

El magistrado Mello consideró, sin embargo, que esa mayoría “absoluta ya formada” era suficiente para aceptar la medida cautelar hasta que se concluya la votación.

Calheiros, del PMDB, el mismo partido de Temer, era el segundo en esa línea, después del presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia (del partido de derecha DEM).

Presión popular

Miles de brasileños salieron a las calles el domingo para protestar contra la corrupción, endémica en el país, y pidieron a viva voz la salida de Calheiros de su cargo.

El presidente del Senado es visto como uno de los principales promotores de una serie de leyes y maniobras con las que el Congreso ha intentado frenar las investigaciones del caso Petrobras, que desde 2014 han develado la mayor trama de corrupción en la historia de Brasil.

La mayoría de estas tentativas se vieron frustradas por la presión política y social, ante un Parlamento con decenas de sus miembros sospechosos de corrupción.

La preocupación aumentó en Brasilia en los últimos meses, cuando se supo que más de 70 ejecutivos de la constructora Odebrecht habían firmado un acuerdo con la justicia para detallar su actuación en el escándalo de corrupción de Petrobras, a cambio de una reducción de sus condenas.

Según los medios locales, la confesión masiva del grupo podría sumar cerca de 100 nuevos nombres de políticos a la lista de sospechosos.

Pérdida de un aliado clave

La caída de Calheiros es el capítulo más reciente de la turbulenta crisis política brasileña, que este año llevó a la destitución de la presidenta de izquierda Dilma Rousseff; a la caída del artífice de su impeachment, el ultraconservador presidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, procesado y detenido por ocultar cuentas bancarias en Suiza; y a la renuncia de seis ministros de Temer desde que asumió el poder en mayo.

Con la baja de Calheiros, Temer pierde un aliado clave en el Senado para aprobar las reformas estructurales con las que prometió volver a encauzar las cuentas públicas y sacar a Brasil de la recesión económica.

El Senado tiene previsto votar la semana que viene en segunda y última lectura una enmienda constitucional que congelará el gasto público durante 20 años.

Y Temer se apresta a enviar el martes al Congreso otra enmienda constitucional para reformar el régimen de jubilaciones, alargando los plazos de cotizaciones para tener derecho a pensiones completas.

La misión de Calheiros al frente del Senado debía concluir a principios de 2017. Ahora, debería ser reemplazado por el primer vicepresidente del Senado, Jorge Viana, del PT.

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