Durante este periodo posmenopausia, asumen el rol de “abuela”, protegiendo a las crías y compartiendo su experiencia sobre cuando y donde encontrar alimento, lo que incrementa las posibilidades de supervivencia del grupo
La competencia entre orcas madres e hijas en la reproducción explicaría por qué estos animales son una de las tres únicas especies de mamíferos, junto con humanos y algunas ballenas, que tienen la menopausia, según un estudio publicado este miércoles.
Cuando tienen la menopausia, las orcas desempeñan un papel esencial en ayudar a las familias a buscar comida y a sobrevivir en tiempos de vacas flacas.
Según estos investigadores, cuyo trabajo apareció el miércoles en la revista estadounidense Current Biology, la razón por la cual cesan de reproducirse se explica por la competencia entre madres e hijas en la procreación.
Los científicos explican que, cuando las orcas más viejas se reproducen, su prole a menudo no sobrevive.
La tasa de mortalidad de los recién nacidos de las hembras más mayores es 1,7 veces más elevada que la de las hembras que son dos generaciones más jóvenes.
En estas circunstancias, más vale que las hembras de orcas mayores cesen de procrear para poder dedicar su energía a ayudar a los jóvenes miembros de la familia a sobrevivir.
“Todo esto (…) puede explicar el papel de la menopausia en la evolución” de las orcas, apunta Daniel Franks, de la Universidad de York, en Reino Unido, uno de los autores del estudio.
“Las hembras de numerosas especies tienen un papel de líder cuando envejecen pero siguen reproduciéndose. Nuestra nueva investigación saca a la luz un mecanismo que explica porqué dejan de procrear”, añade Darren Croft, de la Universidad de Exeter, en Reino Unido, director de esta investigación internacional.
Las hembras orcas comienzan a reproducirse a partir de los 15 años y cesan cuando llegan a los 30 o a los 40, sobre una esperanza de vida en estado salvaje que puede alcanzar más de 90 años.
Durante este periodo posmenopausia, asumen el rol de “abuela”, protegiendo a las crías y compartiendo su experiencia sobre cuando y donde encontrar alimento, lo que incrementa las posibilidades de supervivencia del grupo.
Estos mamíferos marinos se nutren de peces, sobre todo de salmones, y las crías dependen de sus madres para alimentarse durante varios años.
La investigación es el resultados de 43 años de observaciones efectuadas por el Centro de Investigación canadiense sobre las ballenas, las pesquerías y los océanos.