Está previsto que el velatorio de Marisa Leticia se celebre en la sede del Sindicato de los Metalúrgicos en Sao Bernardo do Campo, la ciudad del cinturón obrero de Sao Paulo donde nació, conoció a Lula y residió durante gran parte de su vida
El cuerpo de Marisa Letícia Rocco, esposa del expresidente Lula da Silva, será sometido este viernes a los últimos protocolos de confirmación de su muerte cerebral antes de que se autorice la donación de órganos, informó el hospital de Sao Paulo donde se halla internada.
“Ella tuvo muerte cerebral y hoy se le harán dos exámenes para confirmarlo porque hay que seguir un protocolo internacional”, indicó a la AFP un portavoz del Hospital Sirio Libanés.
“Su estado es irreversible”, agregó.
La exprimera dama, de 66 años, había sido ingresada el 24 de enero, después de sufrir un derrame. El jueves, la institución reveló que se le había diagnosticado “ausencia de flujo cerebral” y que la familia había autorizado el inicio de los “procedimientos para la donación de órganos”.
En la Cámara de Diputados en Brasilia, los legisladores guardaron de inmediato un minuto de silencio y los mensajes de pésame y solidaridad con el exmandatario de izquierda (2003-2010) comenzaron a afluir desde dentro y fuera de Brasil.
El propio Lula indicó igualmente en su cuenta en Facebook que “los procedimientos de donación de órganos podrán realizarse cuando concluya el protocolo”, que se practicará durante la jornada.
La noche del jueves, el presidente conservador Michel Temer acudió al hospital. También se acercó al lugar Fernando Henrique Cardoso, antecesor de Lula en el cargo y su rival político durante años, con quien se fundió en un emocionado abrazo.
De viaje en Europa, Dilma Rousseff adelantó su regreso y llegó al centro en la mañana del viernes. Sucesora y ahijada política de Lula, la exmandataria había sido una de las primeras en mostrar sus condolencias el jueves a través de Facebook, donde definió a Marisa Leticia como una “luchadora que conquistó espacio y tuvo un importante papel político”.
Rousseff, destituida en 2016 por un impeachment, aludió también al último año de turbulencias y sobresaltos judiciales para el icono de la izquierda, que enfrenta cinco acusaciones ligadas a la trama de corrupción en Petrobras, algunas de las cuales involucran a su esposa.