Las FARC, principal guerrilla de Colombia, comienza este miércoles el proceso de dejación de armas, punto esencial del acuerdo de paz firmado con el gobierno para acabar medio siglo de confrontación
“Noticia histórica para los colombianos”, tuiteó el presidente Juan Manuel Santos horas antes de que se iniciara el desarme de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas) en las zonas en todo el país donde se preparan para su reinserción a la vida civil.
El líder máximo de las FARC, Rodrigo Londoño (“Timochenko”), celebró también en Twitter el cumplimiento de lo pactado como “condición necesaria para alcanzar la paz con justicia social” y dijo que la guerrilla está respondiendo “con entusiasmo”.
Las FARC, alzadas contra el Estado en 1964 después de una revuelta campesina, contabilizaron casi 7.000 combatientes al ingresar a los 26 sitios convenidos.
El acuerdo de paz, sellado el 24 de noviembre después de cuatro años de negociaciones en Cuba, establece que los rebeldes depongan las armas en un plazo de 180 días a partir del 1 de diciembre, o “Día D”, en un proceso supervisado por las Naciones Unidas.
Según el cronograma pactado, la recolección de las armas “se hace de manera secuencial y en tres fases”: en D+90 se entrega el 30%; en D+120, el otro 30%; y en D+150, el 40% restante, para terminar “a más tardar” el día D+180.
Hoy es un día histórico para el país: las Farc dicen #AdiósALasArmas, para cambiar la violencia por la reconciliación. #LaPazAvanza. https://t.co/HuqofPAQuV
— Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) 1 de marzo de 2017
Pero antes de la primera fase, debían cumplirse pasos previos: registro de las armas, destrucción del armamento inestable (explosivos, minas) y almacenamiento de las armas de acompañamiento (armas largas).
Esto se retrasó por problemas logísticos en la operación de agrupación de la guerrilla, que debía haberse finalizado el 31 de diciembre y recién se completó el 18 de febrero.
Aún así, las partes coincidieron en iniciar el proceso este miércoles, sin modificar el límite de los 180 días, y anunciaron que trabajarán con la ONU para establecer una nueva fecha de entrega del primer 30% del armamento.
“El fusil por la escoba”
En la zona de concentración de las FARC en el municipio de San José de Oriente, a unos 30 minutos de la ciudad de Valledupar (norte), Maritza González sonríe esperanzada. “Estoy dejando el fusil por la escoba”, dijo a la AFP esta indígena wayuu de 54 años, en la guerrilla desde los 14.
“¡Ojalá que todo esto se convierta en paz!”, exclamó, porque aunque “nunca” estuvo en combate, “sí cargaba armas, hacía guardias”.
La ONU, que destinó 450 observadores internacionales para esta misión, saludó el martes en un comunicado “el consenso de las partes de iniciar sin más demora el proceso de dejación de armas”, que según lo acordado debe concluir “el próximo 29 de mayo”.
Se procederá a identificar y registrar “todas las armas presentes en los campamentos de las FARC en las 26 zonas”, indicó en un comunicado.
El “almacenamiento gradual” en contenedores instalados para ese fin se iniciará con la recepción de las armas de los 322 miembros de las FARC que integran el Mecanismo de Monitoreo y Verificación (MMV), el ente tripartito (guerrilla, gobierno y ONU) que según el pacto de paz debe controlar el cese al fuego bilateral y definitivo.
La ONU dijo que “en paralelo y en coordinación con las FARC”, la misión “empezará de inmediato el proceso de planeación y verificación de la destrucción del armamento inestable, como municiones, minas y explosivos”.
El presidente Santos, que recibió el Nobel de Paz por sus esfuerzos de pacificación, a los que aún debe sumarse el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla activa, dijo la víspera que “el país entró en una etapa irreversible de consolidación de la paz”.
“Vamos como gobierno, como Estado y como sociedad a hacer realidad los frutos de la paz”, dijo el mandatario al anunciar el lanzamiento de programas para el posconflicto, algunos de ellos contemplados en el pacto con las FARC, como planes especiales de desarrollo en municipios golpeados por el conflicto y la debilidad institucional.