Una mujer intentó que la ley le garantizara a su hijo el derecho a tener un padre y terminó en el banquillo de los acusados. En el camino perdió el trabajo que tenía en el Ministerio de Relaciones Exteriores, donde además se estancó la solicitud, para realizar la prueba de ADN pertinente
Kathy Villaverde es una mujer de 39 años, que ha vivido un trato increíblemente injusto en el sistema de justicia. Desde 2015 espera a que el sistema funcione y el Estado le garantice a ella y a su hijo el derecho de establecer la identidad de su padre a través, de un proceso de paternidad. Han pasado 21 meses desde entonces y aún la prueba de ADN, elemento clave para dirimir la cuestión, no se ha podido realizar.
En la espera de ese paso tuvo contacto con el hombre a quien reclama la paternidad de su pequeño de solo 3 años y cuando todo parecía encaminarse hacia un entendimiento entre ambos, la situación dio un dramático giro y ella terminó al otro lado del estrado, acusada de “extorsión”.
La coyuntura cambió en solo unos meses. En diciembre de 2016, se contactó con quien ella señala como el padre del niño, un diplomático oriundo de Qatar, actualmente de servicio en las Naciones Unidas de nombre Nassir Al-Nasser. A finales de 2016, Kathy y Nassir habían restablecido el contacto y ella recién confirmaba la condición de autismo de su pequeño. En la búsqueda de ayuda para su hijo se dieron los acercamientos entre ella y Nassir, con quien no se comunicaba desde antes que naciera el pequeño en 2014.
A finales de 2016 Nassir y Kathy, parecían haber alcanzando un acuerdo en el que el diplomático daría el apoyo necesario para atender las necesidades especiales del pequeño. Sin embargo después de un primer desembolso en diciembre 2016, Kathy no supo más de Nassir hasta que el 2 de mayo de 2017 fue notificada de lo impensable, ahora era querellada por extorsión, Nassir se basó en un intercambio de correos entre él y Kathy para fundamentar su acción legal.
Pero la querella no fue la única medida contra la mujer que asegura tuvo un hijo con él. Nassir se quejó también ante el Ministerio de Relaciones Exteriores asegurando que Kathy le acosaba aprovechando su puesto en la cancillería donde trabajaba desde 2013. Allá en el palacio Bolívar, asegura Kathy, después de esa queja le empezaron a sitiar. “Hubo presiones incluso verbalmente me pidieron la renuncia”… explicó. Le negaron una licencia con sueldo para atender la recién descubierta condición de su hijo y la segregación fue tal que la mujer renunció.
En la Cancillería dejó atrás una carrera diplomática en Organismos Internacionales, para la que se preparó incluso con estudios superiores en el extranjero. Además allá aún deben responder una consulta que hizo el Ministerio Público en 2016 sobre cual es el procedimiento para aplicar la prueba a un diplomático de Naciones Unidas. Sin embargo la justicia estancada en la causa iniciada por Kathy fue ágil en su contra. En solo 5 meses terminó acusada de extorsión por reclamar los derechos de su hijo.
Muy mal. Karthy arriba hay un Dios. No te preocupé y no pierdas la fe.
¿Cuál es el propósito de los Querellantes? ¿Intimidar a la madre para que deje de luchar por los Derechos del Niño?
Lograron perdiera el trabajo y se le dificulte conseguir un nuevo empleo, ahora pretenden enviarla a la cárcel y se les indemnize porque se sienten “agobiados y extorsionados”. El Querellante faltó a sus principios y ahora la excusa es que su religión no le permite hacer frente a sus responsabilidades. ¡Vaya comodidad! Ir por el mundo haciendo y deshaciendo para luego escudarse con la Religión.
Asi funciona la justicia en nuestro pais. Que pena que tengas que utilizar estos medios para intentar lograr que la misma funcione y el niño reciba los beneficiios a los que tiene detecho.