A mediados de abril, el gobierno de Pekín anunció una “hoja de ruta nacional” para acelerar el desarrollo de vehículos inteligentes
China aspira a convertirse en líder mundial de los coches autónomos, un sector clave en el futuro del automóvil en el que compiten tantos fabricantes tradicionales como grandes compañías de internet, pero que todavía suscita inquietud entre los usuarios.
Aunque sus grandes ciudades con atascos permanentes no parecen el mejor lugar para probar los coches sin conductor, China, el primer mercado mundial del automóvil, está multiplicando las pruebas.
En marzo, el accidente de un coche autónomo de Uber en Estados Unidos, que mató a una peatona, suscitó nuevas dudas sobre la seguridad de esta tecnología y podría llevar a reforzar la normativa sobre su circulación.
De momento Arizona ha prohibido a la compañía estadounidense seguir probando sus coches autónomos en las carreteras del Estado, mientras que el japonés Toyota suspendió sus propias pruebas.
Sin embargo, pocos días después del accidente, el ayuntamiento de Pekín autorizó a Baidu, uno de las grandes compañías chinas de internet, a probar un coche autónomo en la capital, como ya lo hacen en otras ciudades chinas el fabricante de automóviles Baic o la startup Nio.
“China tiene un mejor ecosistema [para probar coches autónomos] que Silicon Valley, que ahora será más prudente por miedo a los juicios tras el accidente de Uber”, indica Ferdinand Dudenhöffer, director del Center Automotive Research con sede en Alemania.
China cuenta además con el apoyo de las autoridades y sobre todo con sus grandes compañías tecnológicas, como Huawei o ZTE, que están desarrollando el internet móvil 5G, indispensable para el funcionamiento de los coches autónomos.
“China quiere tener 5G en todo su territorio en 2025, está mucho más avanzada que Europa”, asegura Dudenhöffer.