El museo Ana Frank, dedicado a la adolescente judía que fue deportada con su familia a los campos de concentración durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido renovado para adaptarse a la “nueva generación” que visita en masa la casa de Amsterdam donde la joven se escondió de los nazis.
Después de dos años de trabajos, el museo, ubicado en Amsterdam, presentó su nueva imagen destinada a responder a las demandas del público joven, cuyos conocimientos de la guerra de 1939-1945 disminuyen con el paso del tiempo.
El rey de Holanda, Guillermo Alejandro, fue el invitado de honor este jueves en la inauguración de la nueva imagen del museo, construido en torno a la casa donde vivió la familia Frank al borde de un canal desde 1942 hasta 1944.
“Cada año, 1,2 millones de personas visitan la Casa de Ana Frank y la mitad tiene menos de 30 años. Tenemos un público muy joven”, declaró a la AFP el director general del museo, Ronald Leopold.
“El interés por la guerra y por la historia de Ana Frank es más creciente que decreciente, pero los conocimientos sobre el tema disminuyen. Tenemos que facilitar más contexto y antecedentes de la historia de Ana”, añadió.
El museo ofrece la oportunidad de visitar las habitaciones estrechas, accesibles por una puerta escondida detrás de una falsa biblioteca, donde la adolescente vivía con su padre Otto, su madre Edith, su hermana Margot y otras cuatro personas.
Finalmente arrestada por la Gestapo, Ana Frank, de 15 años, murió de tifus a comienzos de 1945, menos de un año después de su captura y justo antes del final de la guerra en el campo de concentración de Bergen Belsen, varios días después de hacerlo su hermana, de 19 años. Su padre Otto fue el único superviviente, mientras que su madre murió en Auschwitz.
El museo ha permanecido abierto durante los dos años de renovación, un “desafío inmenso”, según su directora administrativa, Garance Reus-Deelder.
Entre las novedades se encuentran una audioguía que aporta un contexto histórico más amplio, una nueva entrada “para poner fin a las largas colas de espera”, según relata Reus-Deelder, y una exposición sobre la lenta progresión del sentimiento de odio hacia los judíos a partir de 1933, año en el que la familia Frank decide huir de Alemania y trasladarse a Amsterdam.
“Queremos animar a la nueva generación a visitar la Casa de Ana Frank”, afirma Reus Deelder.