Jair Bolsonaro publica un video explícito y reaviva la guerra cultural en Brasil

Jair Bolsonaro publica un video explícito y reaviva la guerra cultural en Brasil
Jair Bolsonaro, presidente de Brasil. Foto/AFP

RÍO DE JANEIRO — En el momento en que millones de brasileños gozaban de las últimas horas del carnaval, Jair Bolsonaro, el presidente ultraderechista de Brasil, denunció lo que calificó como el libertinaje de los festejos. Y como prueba explícita de ello, publicó un vídeo en Twitter.

“No me siento cómodo mostrando esto, pero debemos exhibir la verdad para que la población tenga conocimiento y establezca sus prioridades”, escribió el presidente al publicar un video que mostraba a un hombre orinando sobre otro en público. “Esto es en lo que se han convertido muchas fiestas callejeras durante el carnaval”.

El video muestra a un hombre ataviado con un suspensorio negro que baila sobre lo que parece ser una parada de bus. En un momento dado, un segundo hombre orina en la cabeza del que lleva el suspensorio. Bolsonaro invitó a sus 3,4 millones de Twitter a que sacaran sus propias conclusiones y comentaran el video.

Aunque  el presidente brasileño dijo que el video representaba cierto comportamiento cada vez más común durante el carnaval —una institución cultural muy querida, aunque hedonista y subida de tono por el alcohol— las reacciones de los brasileños en desacuerdo llegaron en avalancha.

“Usted es patético”, le respondió al presidente en Twitter el senador Humberto Costa. El congresista observó que muchos de los participantes del carnaval este año habían parodiado y ridiculizado a Bolsonaro con sus cantos y disfraces. “Hay un Brasil entero contra usted. Este carnaval demostró eso”.

Mara Telles, una politóloga, sugirió que la publicación del presidente pudo haber violado las leyes que prohíben que los funcionarios electos actúen de forma “incompatible con la dignidad, el honor y el decoro de la presidencia”.

El periodista Fábio Pannunzio reprendió a Bolsonaro por exponer a su nieta de seis años y a un número incierto de otros niños brasileños al vídeo y lo desafió: “Quiero ver cómo el presidente de la nación les explica lo que han visto”. Después añadió: “Usted necesita tratamiento médico urgente”.

Bolsonaro, por cierto, obtuvo suficientes respuestas de apoyo por parte de sus acérrimos seguidores.

“Felicitaciones presidente por denunciar un crimen de indecencia”, escribió un usuario de Twitter llamado Marcos Teixeira. “La policía debería arrestar a esos pervertidos. El libertinaje debería limitarse a los espacios privados”.

Las fiestas callejeras conocidas como blocos, a las que el presidente atacó, tienden a ser algo escandaloso. Abundan los disfraces sugerentes y las muestras públicas de afecto. Pero la escena que Bolsonaro mostró sería una aberración si en efecto hubiera sucedido recientemente durante un bloco.

No estaba claro dónde había encontrado Bolsonaro el video ni cuándo había sido filmado ni dónde. Voceros del despacho presidencial dijeron que el mandatario había pasado el feriado del carnaval en la residencia oficial pero no respondieron a las preguntas sobre el video.

Pero hay un interrogante más profundo: ¿qué nos dice todo esto del inicio de la era Bolsonaro?

Para empezar, es evidente que Bolsonaro es tan impulsivo y gatillo fácil como cuando era candidato. Sus asistentes y aliados han expresado incomodidad puesto que ahora como presidente sigue despachando a través de Whatsapp.

Tal vez lo más significativo de la publicación es que es una señal de que para Bolsonaro resulta valioso avivar los debates sociales en torno a la moralidad y la orientación sexual que lo catapultaron al poder.

Como candidato, Bolsonaro estuvo bajo escrutinio por una larga lista de declaraciones despectivas sobre las mujeres, los personas negras, los hombres homosexuales y los indígenas. Uno de los mensajes más efectivos —aunque infundado— de su campaña era que el rival Partido de los Trabajadores planeaba sexualizar a los niños.

Malu Gaspar, una periodista de la revista Piauí, dijo que estaba estupefacta y entristecida por el tuit y la controversia que había desatado. En un momento en que los inversionistas intentan descifrar si el Brasil de Bolsonaro es una apuesta que vale la pena, incidentes como este socavan la confianza en el país y convierten a Brasil en un chiste, dijo Gaspar.

“Es vergonzoso que todos despierten con la conversación de que el presidente de Brasil publicó el video de alguien orinando sobre alguien más”, dijo Gaspar en una entrevista. “Creo que degrada a la presidencia”.

La mañana del miércoiles, algunos de los hashtags que eran tendencia en Brasil incluían #ImpeachmentBolsonaro, #GoldenShowerPresident y #BolsonaroTemRazão, que significa “Bolsonaro tiene razón”.

Una de esas etiquetas parece haber confundido al líder de Brasil.

“¿Qué es una ducha dorada?”, preguntó Bolsonaro a sus seguidores en un mensaje publicado poco antes de las 7:30 a.m.

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