Más de seis décadas han pasado y la septuagenaria matriarca del género no ha parado de electrizar multitudes en el mundo.
Cuando era adolescente en Trinidad y Tobago y comenzó a componer, su padre, un pastor evangélico, le dijo que el calipso era cosa del “diablo”.
Más de seis décadas han pasado y la septuagenaria matriarca del género no ha parado de electrizar multitudes en el mundo.
La prolífica intérprete, nacida con el nombre Linda McArtha Monica Sandy-Lewis, ha tenido un éxito rotundo desde que escribió su primera canción, ganando adeptos en todas partes, desde su Tobago natal hasta Francia, donde ha ganado el codiciado premio Victoire de la Musique y el Gran Premio de Música del Mundo 2018 de la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música de ese país.
A finales del año pasado, su álbum “Far From Home” se convirtió en platino en Francia, una hazaña particularmente notable para un género que rara vez puede igualar las ventas de pop, rap o rock.
La historia de Rose está cargada de batallas, de superación de expectativas: desde que se le alzó a su padre y le dijo “no seré una virgen tonta que entierre su talento en el barro” y comenzó a hacer música, hasta sobrevivir una violación en su juventud y dos cáncer.
En una entrevista con la AFP días después de hacer historia como la intérprete de mayor edad en cantar en Coachella –el famoso festival de música en el desierto de California–, la llamada “Reina de calipso” recordó un incidente médico que la vio perder medio litro de sangre cuando sus pulmones colapsaron.
“Morí”, lanzó, “y me trajeron de vuelta”.
“Regresé a la vida porque el buen Señor me trajo de vuelta para hacer el trabajo para el que me puso en la tierra: llevar alegría, felicidad y paz a la gente en mi música por todo el mundo”, dijo la vibrante septuagenaria desde su habitación de Calypso Rosehotel en Los Ángeles.
– Jengibre, ajo y “la energía de la audiencia” –
El calipso, un género derivado de los cánticos de los esclavos del siglo XIX en África Occidental, estuvo dominado por hombres… pero Rose se encargó de cambiar eso.
La cantante, que este sábado cumple 79 años y vive en Queens (Nueva York), puede estar en el medio de una conversación e improvisar una canción. Así, suma 800 piezas, algunas de las cuales han cambiado literalmente el mundo.
En los 70 lanzó “No Madame” que llevó al gobierno de Trinidad y Tobago a legislar a favor de los derechos de los trabajadores domésticos.
Fue además la primera mujer en ganar la prestigiosa competencia de calipso en el carnaval de 1978, obligando a los organizadores a cambiar el título de “Rey del Calipso” a “Monarca del Calipso”.
“Creo que fui la primera mujer en ser rey”, dijo con una carcajada.
Durante su histórica actuación en Coachella, Rose hizo que la multitud multigeneracional diera rienda suelta a sus contagiosos ritmos respaldados por los metales, comentarios de doble sentido y políticos.
Cuando interpretó su éxito “Young Boy”, en el que exhorta a una viuda a buscar un joven amor, la cantante, vestida en amarillo fluorescente, se cayó en el escenario… sin perder el ritmo mientras integrantes de su banda la ayudaban a levantarse.
“Ahora soy la reina de Coachella”, lanzó desafiando el reinado de la reina del pop Beyoncé, cuya innovadora actuación del año pasado se estrenó la semana pasada en un documental.
Rose, que se enorgullece de hacer “el tipo de canciones que abren los ojos”, lanzará un nuevo álbum durante este verano boreal.
Y viendo un clip de su presentación en Coachella descartó retirase. “Nunca”, respondió. “Me veo tan joven haciendo lo mío”.
¿El secreto? Jengibre, ajo y “la energía de la audiencia”. “Se regresa y me hace más poderosa”, lanzó antes soltar una canción y comenzar a mover las caderas.