La contaminación lumínica amenaza la eclosión de los peces payaso, popularizados por la película “Buscando a Nemo”, advierte un estudio australiano publicado este miércoles.
Fácilmente reconocible por su color naranja con rayas blancas de borde negro, el pez payaso común, (‘amphiprion ocellaris’), que vive cerca de los arrecifes de coral, se enfrenta a un enemigo que no deja de ganar terreno: la luz artificial.
De hecho, el litoral que bordea a los arrecifes de coral cada vez está más expuesto a iluminación de tipo LED a causa de la profusión de construcciones en la costa y el desarrollo de los puertos y de los muelles, señalan los investigadores de la universidad Flinders (Australia), autores del estudio.
Los barcos de crucero y los hoteles flotantes también contribuyen a iluminar la superficie de las aguas marinas que tantos turistas atraen.
Para averiguar el impacto que tiene la luz artificial nocturna en los peces payaso, el equipo de científicos estudió en el laboratorio diez parejas reproductoras, de las que cinco, que constituían el grupo testigo, estaban expuestas a una luminosidad clásica, con un alternancia de día y noche.
Los acuarios de las otras cinco parejas estaban iluminados desde lo alto durante lo noche con una luz LED de intensidad moderada (de entre 25 y 28 lux), comparable a la que ilumina la superficie del océano cerca de las orillas habitadas.
Las primeras etapas de la reproducción ocurrieron con normalidad. “No hubo diferencias significativas en la frecuencia de frezas entre el grupo testigo y el grupo sometido a la luz artificial nocturna”, apunta el estudio publicado en Biology Letters (Royal Society).
Las hembras pusieron sus huevas, que luego fecundaron los machos. Durante el periodo embrionario, los padres se ocuparon conjuntamente de las huevas.
Normalmente, la eclosión debe tener lugar la noche del octavo día, aproximadamente.
Pero, en el caso de los huevos sometidos a luz artificial nocturna, “la tasa de eclosión fue del 0%”, constata el estudio. No hubo ninguna descendencia.
– “Señal”-
“Me sorprendió obtener resultados tan claros”, dijo a la AFP Emily Fobert, investigadora asociada en biodiversidad y conservación de la universidad Flinders y coautora del estudio.
“Nuestro estudio muestra claramente que la contaminación lumínica tiene el potencial de interferir en el éxito reproductor de los peces payaso”, consideró.
Los científicos no estudiaron el mecanismo preciso que inhibió la eclosión de los peces payaso en presencia de la luz artificial por la noche. “Pero pensamos que esos huevos nunca experimentaron la oscuridad, lo que podría ser una señal necesaria para activar la eclosión”, apuntó Emily Fobert.
Sin embargo, a los investigadores les resulta difícil predecir cómo puede afectar esta contaminación lumínica a la dinámica de las poblaciones de peces payaso.
Al contrario de lo que da a pensar “Buscando a Nemo”, la película de Pixar producida por Disney en 2003, “los bebés de pez payaso no se quedan en la anémona en la que nacieron” y que los protege de sus predadores, comentó Fobert. “Pueden encontrar una nueva casa a decenas o incluso cientos de kilómetros de sus padres”.
“Eso quiere decir que incluso en una zona golpeada por una fuerte contaminación lumínica, que impida la eclosión, la población local podría estar reforzada por larvas que lleguen de otros arrecifes coralinos”, avisa.
La contaminación lumínica afecta al 23% de la superficie terrestre, sin contar los polos, según un estudio de 2016. Y el 22% de las regiones costeras experimentan en diversos grados la iluminación artificial, según otro estudio publicado en 2014.