La desaceleración de la hiperinflación “tiene mucho que ver con que el pueblo de Venezuela está pasando hambre”, dijo el diputado Alfonso Marquina.
El poco acceso que el venezolano común tiene a los alimentos desaceleró la hiperinflación del país, que en julio registró un crecimiento del 264.872,9% en su tasa interanual, según un cálculo del Parlamento de mayoría opositora presentado el jueves.
La inflación en julio fue de 33,8%, 10 puntos por encima de la reportada en junio, y en lo que va de año acumula una subida de precios de 1.579,2%, según las cifras que presentó el diputado Alfonso Marquina.
“Esta reducción drástica en el consumo (…) ha desacelerado la hiperinflación” y “tiene mucho que ver con que el pueblo de Venezuela está pasando hambre”, dijo el parlamentario en una rueda de prensa.
El salario mínimo equivale a 3 dólares a la tasa oficial y no alcanza para 2 kilos de carne, en medio de la peor crisis económica de la historia reciente del país con las mayores reservas de petróleo del mundo.
Según Marquina, la reducción en el consumo de carne de res y leche se ubicó en 80%, mientras que el de huevos y pollo, en 70%.
El Parlamento, único poder controlado por la oposición, divulga desde 2017 su propio índice inflacionario, en respuesta a un silencio estadístico del Banco Central, que lleva tres años y se interrumpió en mayo.
El ente emisor informó entonces que la inflación en 2018 había llegado a 130.060% y que la economía se redujo a la mitad desde 2013. Aún no divulga cifras de 2019.
El Parlamento, cuyas decisiones son consideradas nulas por la justicia tras declararlo “en desacato”, calculó la inflación del año pasado en 1.698.488,2%.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su previsión de inflación en 2019 de 10.000.000% a 1.000.000%.
La crisis venezolana ha forzado la migración de unos cuatro millones de venezolanos desde 2015, según la ONU, en medio de recrudecidas tensiones por la pugna de poder entre el presidente socialista, Nicolás Maduro, y el líder opositor Juan Guaidó, que pasa por fuertes sanciones económicas de Estados Unidos y una mesa de diálogo por ahora suspendida.
Maduro lanzó en agosto pasado un programa de reformas que incluyó la eliminación de cinco ceros al bolívar y una depreciación de 96% de la divisa, y prometió poner fin a la emisión de dinero sin respaldo, según analistas, principal combustible de la inflación.
El aumento de precios, así como la escasez de efectivo, impulsa igualmente un proceso acelerado de dolarización transaccional.