Cada año, millones de toneladas de basura plástica son vertidos a los ríos y terminan en los océanos.
Diminutas partículas plásticas han sido detectadas en el Ártico y en los Alpes, adonde han sido llevadas por el viento y depositadas luego en la nieve, según un estudio que instó a llevar a cabo una investigación urgente para evaluar los riesgos para la salud de su inhalación.
Cada año, millones de toneladas de basura plástica son vertidos a los ríos y terminan en los océanos, donde muy lentamente se descomponen en fragmentos cada vez más pequeños debido al movimiento de las olas y los rayos ultravioleta.
El nuevo estudio, realizado por científicos del Instituto Alfred Wegener de Alemania y el Instituto de Investigación de Nieve y Avalanchas de Suiza, descubrió que las partículas microplásticas pueden recorrer enormes distancias a través de la atmósfera.
Estos microplásticos, definidos como partículas de menos de cinco milímetros de longitud, son removidos del aire mediante precipitaciones, particularmente de nieve, al cumplirse el ciclo del agua.
“Es evidente que la mayoría del microplástico en la nieve proviene del aire”, dijo Melanie Bergmann, autora principal del trabajo publicado el miércoles en la revista Science Advances.
Bergmann y sus colegas utilizaron una tecnología de imagen infrarroja para analizar muestras recolectadas entre 2015 y 2017 de hielo flotante en el estrecho de Fram frente a Groenlandia, acercándose a cinco icebergs en helicópteros o botes.
Luego los compararon con muestras tomadas de los remotos Alpes suizos y de Bremen, en el noroeste de Alemania.
Las concentraciones de micropartículas en el Ártico fueron significativamente más bajas que en los sitios europeos, pero de todas formas significativas.
La hipótesis de este grupo de científicos sobre el transporte aéreo se basa en investigaciones anteriores centradas en el polen, en las que los expertos confirmaron que el polen procedente de cerca al ecuador termina en el Ártico.
Del mismo modo, el polvo del desierto del Sahara puede atravesar miles de kilómetros y terminar en el noreste de Europa.
Bergmann dijo que se han estudiado poco los efectos de la exposición a los microplásticos.
“Pero una vez que hemos determinado que grandes cantidades de microplásticos también pueden ser transportados por el aire, naturalmente surge la pregunta de si estamos inhalando plástico y cuánto”, dijo, al subrayar la necesidad de una investigación urgente sobre los efectos en la salud humana y animal.