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Donald Trump, los demócratas y los verdaderos defensores de Estados Unidos

Donald Trump, los demócratas y los verdaderos defensores de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, camina por el recinto de la Casa Blanca, el 23 de mayo de 2018 en Washington. Foto/AFP

El jueves y el viernes de la semana pasada, dos estadounidenses importantes hicieron patente el estado en que se encuentra nuestra nación. Uno de ellos fue el presidente Donald Trump, durante algunos mítines con sus partidarios. La otra fue Marie Yovanovitch, cuyas funciones como embajadora de Estados Unidos ante Ucrania se suspendieron cuando recibió instrucciones repentinas de abordar “el siguiente avión”, sin explicación alguna, porque Trump quería removerla del cargo.

Todos los estadounidenses deberíamos analizar los comentarios de ambos, de los cuales incluyo algunos extractos más adelante, y hacernos estas dos preguntas: ¿qué discurso me gustaría leer en la clase de civismo de mis hijos? y ¿cuál de estos oradores representa el país que quiero ver evolucionar y dejarles a mis hijos?

Este ejercicio es de vital importancia, porque el proceso de impugnación que vivimos no comenzó como consecuencia de alguna acción del Partido Demócrata, sino que lo iniciaron servidores públicos, informantes de la comunidad de inteligencia que cuentan con el respaldo de empleados y diplomáticos del Consejo de Seguridad Nacional. Se trata de servidores públicos que prestaron juramento y asumieron el compromiso de servir al país y proteger la Constitución. Al decidir denunciar al presidente por violaciones contra su propio juramento, sin preocuparse en lo más mínimo por poner en riesgo su futuro profesional (y quizá no solo eso), han demostrado una enorme valentía.

Son como anticuerpos decididos a combatir el cáncer arraigado en nuestro sistema político. John Bolton habló en representación de todos ellos cuando todavía era asesor de seguridad nacional y, según se informó, dio instrucciones a Fiona Hill, experta del Consejo de Seguridad Nacional en temas relacionados con Rusia, de hacerles saber a los abogados de la Casa Blanca que no quería tener nada que ver “con cualquier trato de traficantes” no autorizado que los secuaces del presidente, al mando de Rudy Giuliani, planearan disfrazar como acción diplomática para convencer a Ucrania de averiguar información comprometedora sobre Joe Biden.

Es asombroso que casi ningún legislador republicano haya mostrado una valentía similar; después de todo, no tienen nada que perder más que un salario de 174.000 dólares y estacionamiento gratis en el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington.

Este punto es de suma importancia porque, a menos que la mayoría de los estadounidenses comprendan quiénes son los verdaderos contendientes en esta batalla, no existe ni la menor posibilidad de que Trump sea destituido y el país pueda comenzar a recuperarse. En esencia, se trata de un enfrentamiento entre estos servidores públicos que no tienen ninguna afiliación política ni son corruptos, cuyas normas e instituciones le han ganado respeto a Estados Unidos en todo el mundo, y Giuliani, Trump y sus compinches, quienes solo buscan saciar sus propios intereses y sus teorías conspirativas.

Trump y sus ayudantes de Fox News, la televisora instruida por el Estado, quieren convencernos de que solo es una batalla partidista más entre Trump y sus rivales demócratas; esperan que no pase de que la audiencia se encoja de hombros y diga: “Ya van a empezar de nuevo”. Lo que menos quieren es que los ciudadanos comprendan que el propósito de la lucha es proteger las normas e instituciones más preciadas que nos definen como nación.

No podemos darnos el lujo de permitir que eso suceda. Para evitarlo, a continuación transcribo algunos de los comentarios de Trump y Yovanovitch.

El presidente Trump hizo esta afirmación en Luisiana: “Las políticas radicales de los demócratas son una locura. Sus políticos son corruptos. Sus candidatos son terribles. Saben muy bien que no tienen ninguna probabilidad de ganar el día de las elecciones, así que salieron con su estupidez de un juicio político ilegal, inválido e inconstitucional”.

En Minneapolis, Donald Trump dijo lo siguiente acerca de Joe Biden: “Solo fue un buen vicepresidente porque supo cómo ser el lameculos de Barack Obama”.

En cuanto a Yovanovitch, estas fueron sus palabras durante su primera audiencia ante los investigadores de la Cámara de Representantes en el proceso de impugnación: “Desde hace 33 años he tenido el privilegio de servir al pueblo estadounidense como miembro del Servicio Exterior, al mando de seis presidentes, cuatro republicanos y dos demócratas. He desempeñado funciones en siete países distintos, cinco de ellos en condiciones adversas, y fui designada embajadora en tres ocasiones, dos por un presidente republicano y una por un demócrata. A lo largo de mi carrera diplomática, me he mantenido fiel al juramento que los funcionarios del Servicio Exterior prestamos al asumir el cargo y respetamos todos los días: ‘Apoyar y defender la Constitución de Estados Unidos de América contra todo enemigo, tanto extranjero como nacional’ y ‘serle totalmente fiel y leal’”.

Añadió: “Mis padres huyeron de regímenes comunistas y de los nazis. Experimentaron de primera mano la guerra, la pobreza y el desplazamiento que por lo regular caracterizan a los regímenes totalitarios, por lo que apreciaban la libertad y la democracia que representa Estados Unidos, y también me inculcaron esos valores”.

Prosiguió así: “Desde agosto de 2016 hasta mayo de 2019 ostenté el cargo de embajadora de Estados Unidos ante Ucrania. Nuestra política, respaldada por demócratas y republicanos por igual, fue de colaboración con Ucrania para que alcanzara su objetivo de convertirse en un Estado democrático estable e independiente, con una economía de mercado integrada a Europa”.

Después, Yovanovitch señaló: “En los medios noticiosos escuché hablar sobre supuestas instrucciones que di al equipo de la Embajada de ignorar las órdenes deI presidente ‘porque iban a someterlo a juicio político’. Esa aseveración es absolutamente falsa. Nunca he dicho algo así, ni a mis colegas en la Embajada ni a nadie más. […] Con respecto al alcalde Giuliani, mi contacto con él ha sido mínimo. […] Desconozco los motivos que tiene Giuliani para atacarme. Sin embargo, algunas personas identificadas en la prensa como contactos de Giuliani tal vez creyeron que nuestra política de combate a la corrupción en Ucrania se oponía a sus ambiciones financieras personales”.

A continuación, explicó que, a pesar de que a principios de marzo se le solicitó “prolongar mi misión hasta 2020, a finales de abril recibí órdenes abruptas de volar de Ucrania a Washington ‘en el siguiente avión’. En esa situación, es lógico que cualquiera pregunte por qué el nombramiento concluyó tan repentinamente. Yo quería conocer los motivos, así que traté de averiguarlos. Me reuní con el subsecretario de Estado, quien me informó que mi nombramiento había concluido antes de lo programado.

“Dijo que el presidente ya no confiaba en mí, así que ya no quería que fuera su embajadora. Habló sobre una campaña concertada en mi contra y dijo que, desde el verano de 2018, el presidente había ejercido presión sobre el departamento para lograr mi remoción. También dijo que no se debía a ninguna acción reprobable de mi parte y que mi situación no era similar a la de otros embajadores que había convocado de vuelta con causa”.

Por desgracia, el secretario de Estado Mike Pompeo no hizo nada para protegerla.

Yovanovitch continuó: “Aunque sé que rendía mis servicios a discreción del presidente, me pareció increíble que el gobierno estadounidense decidiera retirar del cargo a un embajador, según entendí, con base en acusaciones infundadas y falsas de personas cuyos motivos eran cuestionables a todas luces.

“Serví con integridad a esta nación por más de treinta años. […] En todo ese tiempo, al igual que mis colegas del Departamento de Estado, siempre creí que mi relación con el gobierno estaba cimentada en una confianza sagrada. […] En repetidas ocasiones vivimos el desarraigo e incluso nos ponemos en peligro con tal de servir a nuestro país. Hacemos todo esto de manera voluntaria porque creemos en Estados Unidos y en el papel tan especial que desempeña en el mundo. También creemos que, por un principio de reciprocidad, nuestro gobierno siempre estará dispuesto a respaldarnos y protegernos si alguna fuerza extranjera pretende atacarnos. Por desgracia, ya no podemos confiar en esa noción básica”.

Si así es como nuestro gobierno planea actuar de ahora en adelante, en el largo plazo causará graves daños a “los intereses de la nación, que quizá incluso sean irreparables”, concluyó Yovanovitch. Perderemos a “muchos de los servidores públicos más talentosos y leales de este país” y los “agentes del mal” de otros países además de Ucrania “verán con cuánta facilidad pueden manipular nuestro sistema, con fantasías e insinuaciones. En tal caso, los únicos intereses beneficiados serán los de nuestros adversarios estratégicos, como Rusia, que se dedican a diseminar el caos y atacar las instituciones y normas que Estados Unidos ayudó a crear y que nos han beneficiado desde hace 75 años”.

Tanto en Minnesota como en Luisiana, los seguidores de Trump, en respuesta a sus provocaciones, gritaron a coro las siglas de Estados Unidos: “USA, USA, USA”. Después de leer estas transcripciones de los discursos, la pregunta que queda por responder es la siguiente: ¿cuál de estos dos funcionarios en realidad quiere proteger y honrar a Estados Unidos?

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