Líderes bolivianos piden fin de la violencia tras nuevas muertes en protestas

Líderes bolivianos piden fin de la violencia tras nuevas muertes en protestas
Familiares lloran los féretros de los partidarios del ex presidente boliviano Evo Morales, muertos durante los enfrentamientos con la policía en Sacaba, Cochabamba, Bolivia, el 16 de noviembre de 2019. Foto/AFP

Este sábado fallecieron cinco campesinos en los enfrentamientos que libran los grupos indígenas con las fuerzas del orden público del país.

Autoridades bolivianas de distinto signo llamaron este sábado a la pacificación del país, tras la muerte de cinco campesinos leales al exmandatario Evo Morales en enfrentamientos con la policía, pero el clima de tensión obligó a la suspensión de una concentración “por la paz” por razones seguridad.

La Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, lamentó el sábado que las muertes parecen resultado del “uso innecesario o desproporcionado” de la fuerza policial o militar y advirtió que ello puede llevar a la situación en Bolivia a “salirse de control”.

“Estamos pasando momentos difíciles, pedimos a los movimientos sociales y otras organizaciones que depongan posiciones”, reclamó la presidenta de la Cámara de Senadores, Eva Copa, del partido de Morales, que llamó a sesiones para el martes.

“Convocamos al ahora oficialismo a poder sentarnos para dialogar sobre las bases en las cuales se va a enmarcar esta convocatoria y estas [nuevas] elecciones”, dijo Copa.

Jerjes Justiniano, ministro de la Presidencia del nuevo gobierno de la mandataria interina Jeanine Áñez, había manifestado antes que las gestiones para acabar con la violencia deben involucrar “al país completo” y exhortó a que los bolivianos: “depongamos esa actitud (de confrontación) y que, por el contrario, busquemos cosas que nos unen”.

Sin embargo, una “concentración por la paz”, convocada por asociaciones vecinales de La Paz para pedir por el cese de la violencia tras casi cuatro semanas de protestas, enfrentamientos y saqueos, fue suspendida a último momento por los organizaciones “por razones de seguridad”, según dijeron a la AFP.

A unas cuadras de esa fallida concentración, unos mil campesinos marchaban en contra del nuevo gobierno provisional y a favor de Morales.

Morales, asilado en México desde el martes, renunció el domingo tras perder el apoyo de las fuerzas armadas, después de tres semanas de protestas por su cuestionada reelección en los comicios del 20 de octubre.

Jean Arnault, enviado personal del secretario General de la ONU, António Guterres para sumarse a una mesa de negociación entre oficialistas y congresistas pro-Morales mesa, tuvo este sábado un primer contacto con Áñez, en el Palacio Quemado de La Paz.

Con Áñez habló acerca de “la pacificación”, “y de la necesidad urgente de un diálogo y a conseguir el objetivo anhelado de la celebración de elecciones transparentes” (un compromiso asumido por la presidenta interina), dijo a periodistas.

La violenta jornada del viernes, que arrojó cinco campesinos cocaleros muertos, según el gobierno, y ocho, de acuerdo a la Defensoría del Pueblo, elevó a 15 el número provisional de fallecidos desde el inicio de los conflictos.

Tras velar a los muertos en plena carretera de Sacaba (centro), una masiva columna de dolientes, vigilada por policías y militares, se dirigía este sábado hacia la vecina ciudad de Cochabamba, donde tienen previsto exigir justicia al gobierno provisional.

 “Salirse de control” –

Bachelet subrayó que 14 personas han fallecido en los seis días después de que Morales se exilió en México, y lamentó que las muertes parecen resultado del “uso innecesario o desproporcionado de la fuerza”.

“Realmente me preocupa que la situación en Bolivia pueda salirse de control si las autoridades no la manejan cuidadosamente, de acuerdo a las normas y estándares internacionales que rigen el uso de la fuerza, y con un respeto pleno por los derechos humanos”, señaló la Alta Comisionada.

El ministro de Gobierno (Interior), Arturo Murillo, deploró que “hay movilizaciones en todas partes” y reconoció que las “últimas 72 horas han sido duras”, pero señaló que la orden que tienen las fuerzas militares y policiales es que “resguarden el pueblo”.

Durante los últimos días en varias ciudades bolivianas se registraron disturbios y la policía y los militares dispersaron a los manifestantes con gases lacrimógenos.

Desde la dimisión de Morales, tras casi 14 años en el poder, sus partidarios protestan en las calles convencidos de que su salida se debió a un “golpe de Estado” urdido por la oposición.

“Nuestro pueblo pide paz y concertación”, escribió en Twitter Morales, desde su exilio en México. “Reitero mi convocatoria al diálogo de alto nivel con mediadores para pacificar nuestra querida Bolivia y preservar la vida y la democracia”.

La presidenta interina denunció la presencia en Bolivia de “grupos subversivos armados” compuestos por extranjeros y bolivianos.

“El propósito es que haya una transición democrática y pacífica, pero desafortunadamente Evo Morales ha dejado una estructura de violencia que nos está afectando a todos”, deploró este sábado en un contacto telefónico con el líder opositor venezolano Juan Guaidó, a quien instó a “liberar” a su país.

En otra demostración de los cambios drásticos entre el gobierno de Áñez y Morales -un fuerte aliado de La Habana y la Venezuela de Nicolás Maduro-, el jefe de la oficina boliviana de Interpol informó de la repatriación este sábado de un primer contingente de 226 médicos cubanos, de un total de 725 cooperantes provenientes de la isla.

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