,

¿Qué sigue para Netanyahu?

¿Qué sigue para Netanyahu?
La añeja coalición de Benjamin Netanyahu, primer ministro de Israel, fue una fusión de votantes de derecha, que favorecieron una línea dura hacia los palestinos, y los ultraortodoxos, que prometieron un voto en bloque a cambio de concesiones en temas religiosos. Sergey Ponomarev para The New York Times

Los cargos de corrupción presentados el 21 de noviembre en contra del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu no solo amenazan su futuro político, sino que también representan un dilema legal sin precedentes para el país.

Netanyahu, el primer ministro que ha ocupado este puesto en el país durante más tiempo que nadie, también tiene la dudosa distinción de ser el primero en ser imputado mientras está en el cargo. El dirigente ha negado las acusaciones en su contra.

Israel de por sí estaba teniendo problemas para elegir a un líder que pudiera formar un nuevo gobierno después de dos elecciones no concluyentes este año, ahora la imputación de Netanyahu añade más incertidumbre a un panorama político caótico.

A continuación, exponemos algunas maneras en que podría desarrollarse este asunto:

UN LÍDER IMPUTADO EN EL CARGO

Israel no tiene Constitución. Sus principios de gobierno están consagrados en lo que se conoce como las Leyes Básicas, una de las cuales aborda el caso de un primer ministro que debe someterse a un juicio.

Según esa ley, Netanyahu puede seguir bajo investigación e incluso enfrentar un juicio mientras está en el cargo. Los legisladores podrían votar para destituirlo solo después de que se agoten las instancias de apelación, un proceso que podría tomar años.

Sin embargo, los organismos de control están planeando desafiar el mandato continuo de Netanyahu en el tribunal.

La disposición que trata de un primer ministro que enfrenta un juicio jamás ha sido interpretada por la Corte Suprema, así que no hay precedente, argumentó Suzie Navot, profesora de Derecho Constitucional en la Escuela Striks de Derecho cerca de Tel Aviv.

“Sin interpretación no tiene importancia”, dijo.

Navot señaló, por ejemplo, que la Ley Básica no diferencia entre un primer ministro acusado de un delito menor, como no pagar sus impuestos, o un delito grave como aceptar sobornos. El cohecho, la más seria de las acusaciones contra Netanyahu, conlleva una condena máxima en prisión de 10 años.

UNA PRUEBA PARA LA SUPREMA CORTE

En dos casos, en la década de 1990, la Suprema Corte dictaminó que un ministro ordinario o ministro adjunto de gobierno debe ser despedido inmediatamente después de ser acusado. Sin embargo, estos ministros pueden remplazarse fácilmente. Si renuncia un primer ministro, todo el gobierno cae, lo cual contribuye a la importancia de cualquier decisión que tome el tribunal.

Esos primeros fallos surgieron de peticiones presentadas por el Movimiento por un Gobierno de Calidad en Israel, un grupo no gubernamental que argumenta que debe aplicarse el mismo estándar a un primer ministro, y se está preparando para regresar al tribunal.

“Un primer ministro acusado no puede seguir en el cargo”, dijo Tomer Naor, representante legal del grupo. “Es completamente absurdo que un primer ministro pueda continuar en su cargo, pero no un ministro de salud”.

No obstante, un hallazgo como ese por parte del tribunal seguramente atraería críticas hostiles. Los políticos de derecha ya están esforzándose para frenar los poderes de la Suprema Corte, así que algunos considerarían que un fallo para destituir a Netanyahu sería una extralimitación.

Ayelet Shaked, legisladora de derecha y exministra de justicia, hace poco les advirtió a los jueces de la Suprema Corte que no se involucraran en el proceso político, y describió cualquier intento de hacerlo como “el equivalente a un golpe de Estado”.

Gad Barzilai, profesor de Derecho de la Universidad de Haifa, dijo que era “cuestionable” que el tribunal tuviera la autoridad para imponer una renuncia rápida.

UNA SOLICITUD DE INMUNIDAD

Como cualquier legislador, Netanyahu podría pedir inmunidad parlamentaria para que no lo procesen, pero no está claro si tiene un medio práctico para asegurarla pronto.

La inmunidad puede ser otorgada a través de un comité parlamentario, y después de una votación por parte de todo el Parlamento. De manera ordinaria, un legislador tendría 30 días después de ser acusado para emitir una solicitud.

Sin embargo, después de dos elecciones no concluyentes y meses de parálisis política en Israel, el comité no está operando, y quizá no reanude su trabajo durante meses, hasta que se celebren otras elecciones y se forme un gobierno.

REVUELTA EN EL PARTIDO DEL PRIMER MINISTRO

Los miembros rebeldes del partido conservador Likud de Netanyahu podrían exigir que se lleven a cabo elecciones primarias para elegir a un nuevo líder. Si Netanyahu, que ha negado cualquier acto indebido, sobrevive como líder del partido, aún podría ser candidato en una votación nacional para estar a la cabeza de otro mandato.

Si perdiera las elecciones primarias, ya no sería el candidato de Likud para otro mandato como primer ministro.

UNA TERCERA ELECCIÓN

Puesto que ni Netanyahu ni su principal contrincante, Benny Gantz, pudieron formar un gobierno después de las últimas elecciones, se le ha asignado esa tarea al Parlamento, que tiene tres semanas para tratar de elegir a un primer ministro que tenga el respaldo de la mayoría de sus miembros. Si el Parlamento fracasa, Israel sostendría otras elecciones.

Si Netanyahu gana esas elecciones, a pesar de las acusaciones, el presidente Reuven Rivlin tendría que decidir si es apropiado encargarle la tarea de formar un gobierno.

En muchos aspectos, la ley no es clara.

Mordechai Kremnitzer, exdecano de la Facultad de Derecho de la Universidad Hebrea de Jerusalén y alto miembro del Instituto de Democracia de Israel, un centro de investigaciones apartidista, dijo que un gran segmento de la sociedad cree que un primer ministro que sigue en el cargo mientras es acusado de delitos graves es “una combinación intolerable”.

“Todos sienten que algo está mal aquí”, dijo Kremnitzer, y añadió que un primer ministro no puede “ir al tribunal de las nueve de la mañana a las cuatro de la tarde y, a partir de esa hora vespertina, dirigir el país”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *