El primer ministro británico, Boris Johnson, enfermo de COVID-19, continúa este viernes su convalecencia en el hospital, tras haber salido de cuidados intensivos, mientras que su gobierno instó a la población a seguir respetando el confinamiento durante Semana Santa.
“El primer ministro fue trasladado a otro servicio del hospital y continúa su convalecencia, que sigue en fase inicial”, declaró su portavoz.
“Su ánimo sigue siendo muy bueno”, añadió, y precisó que retomará las riendas del ejecutivo cuando “la opinión de su equipo médico” sea favorable.
La víspera, el portavoz había informado que el líder conservador de 55 años estaba bajo una “estrecha vigilancia”.
Johnson es el único jefe de gobierno de una gran potencia contagiado de COVID-19, que ha causado cerca de 8.000 muertos en el Reino Unido.
Fue hospitalizado el domingo y un día después ingresó en cuidados intensivos porque los síntomas de la enfermedad no remitían. Recibió tratamiento a base de oxígeno pero no necesitó que le colocaran un respirador.
El jefe de la diplomacia, Dominic Raab, quedó a cargo del gobierno durante su ausencia.
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“Tiene que descansar […], no creo que podamos decir que se libró” del coronavirus, indicó el padre del primer ministro, Stanley Johnson, a la BBC.
“Debe tomarse su tiempo. No creo que uno salga y vuelva directamente a Downing Street y retome las riendas sin un periodo de reajuste”, agregó.
Según Tom Wingfield, del instituto de medicina tropical de Liverpool, una “vigilancia estrecha” en el hospital conlleva la “toma regular de las constantes vitales, como la tensión arterial, el pulso, la frecuencia respiratoria y la saturación de oxígeno”.
“Cada paciente es distinto y el tiempo necesario para estar suficientemente en forma como para salir del hospital o recuperarse completamente puede variar mucho”, añadió.
Así las cosas, el gobierno advirtió el jueves que habría que preparase para una prolongación del confinamiento, en principio previsto por tres semanas -hasta el lunes-, aunque en principio no tomarán una decisión formal al respecto hasta finales de la semana próxima.
Entretanto, las autoridades no dejan de recordar que se deben respetar las medidas de distancia social, sobre todo durante fin de semana largo de Pascua.
El gobierno teme que si se dejan de cumplir las normas, se produzca una segunda ola de contagios, mientras que todavía no se ha alcanzado el pico de la enfermedad.
En este contexto, el ministro de Vivienda, Robert Jenrick, fue criticado este viernes en la portada de varios periódicos por haber ido a visitar a sus padres, a unos 60 km de su casa, a pesar de los mensajes oficiales.
Jenrick se justificó por Twitter afirmando haber llevado medicamentos a sus padres, ancianos y en cuarentena.
Por su parte, el jefe de los servicios sanitarios, Chris Whitty, manifestó su preocupación por los efectos devastadores que podría tener un confinamiento prolongado, como el empobrecimiento de la población, la suspensión temporal de cuidados regulares, una caída de la vacunación de niños y más depresiones o suicidios, informó el diario The Telegraph.