Desde hace décadas el New York Times tiene su sede regional en Hong Kong.
El New York Times anunció este miércoles que trasladará su servicio digital de Hong Kong a Seúl tras la draconiana ley de seguridad nacional impuesta por Pekín al territorio.
“La radical ley de seguridad nacional en Hong Kong ha creado mucha incertidumbre sobre las consecuencias de las nuevas reglas para nuestra actividad periodística”, escribe la dirección en un correo electrónico dirigido al personal, según una información publicada en la página web del New York Times.
“Creemos que es más prudente hacer planes de contingencia y empezar a mover nuestro equipo editorial en la región”, añade el texto.
Desde hace décadas el New York Times tiene su sede regional en Hong Kong, desde donde cubre la actualidad en Asia y más recientemente contribuye a crear el contenido digital del periódico.
El diario señala que trasladará a su equipo digital -más o menos un tercio de sus empleados de Hong Kong- a Seúl el año que viene.
Es el primer desplazamiento importante anunciado por un medio de comunicación internacional desde la adopción el mes pasado de la ley de seguridad nacional.
El Times dice que recientemente tuvo dificultades para obtener permisos de trabajo para su personal en Hong Kong, algo que afirma que es “corriente en China, pero que rara vez constituye un problema en la antigua colonia” británica.
A principios de este año, China expulsó a varios periodistas que trabajaban para compañías estadounidenses -incluido el Times-, en un ajuste de cuentas con Washington.
Algunos de los periodistas expulsados del Times han sido reubicados en Seúl.
– Futuro de prensa extranjera –
Los periodistas en Hong Kong que respetan la ley “no tienen ninguna razón de estar preocupados”, dijo el miércoles Hua Chunying, la portavoz del ministerio chino de Exteriores.
“Estamos abiertos y acogemos a los medias extranjeros en China”, explicó en una rueda de prensa.
Hong Kong ha sido un importante centro regional para los medios de comunicación internacionales durante décadas debido a su entorno empresarial y a las libertades civiles que Pekín se comprometió a proteger hasta 2047 como parte del acuerdo de restitución alcanzado con el Reino Unido.
Además del New York Times, otros órganos de prensa tienen sus centros regionales en Hong Kong, como la AFP, CNN, el Wall Street Journal, Bloomberg y el Financial Times.
Pero la nueva ley de seguridad de Pekín da escalofríos en la ciudad. Su formulación tipifica como delito algunos discursos políticos y aumenta el control del Partido Comunista.
Una cláusula insta a las autoridades a “reforzar la gestión” de las organizaciones de noticias extranjeras.
El gobierno local de Hong Kong, leal a Pekín, ha mostrado poco entusiasmo por defender a los medios de comunicación y en los últimos años la ciudad ha caído en los rankings de libertad de prensa.
Las autoridades llevan a cabo actualmente una revisión de la emisora independiente, pero financiada por el Estado, RTHK tras críticas de que simpatizaba demasiado con las protestas prodemocracia que sacudieron la ciudad el año pasado, una acusación que la cadena niega.
Los visados para periodistas extranjeros empiezan a estar sujetos a presiones políticas.
En 2018, el periodista del Financial Times Victor Mallet fue expulsado después de que organizara una charla en el Club de Corresponsales Extranjeros de Hong Kong (FCCHK) con un defensor de la independencia.
Cuando China expulsó a periodistas estadounidenses a principios de este año también anunció que no se les permitiría entrar en Hong Kong, a pesar de que supuestamente la ciudad está a cargo de sus propias políticas de inmigración. Al menos uno de los periodistas era residente permanente en Hong Kong.
A principios de este mes, la FCCHK escribió una carta a la dirigente local Carrie Lam pidiendo una aclaración urgente de cómo afectará la ley de seguridad de Pekín a los periodistas en la ciudad.
En una rueda de prensa la semana pasada, un periodista preguntó a Lam si podía “garantizar al cien por cien” las libertades de los medios de comunicación.
Ella contestó: “Si el Club de Corresponsales Extranjeros o los periodistas de Hong Kong pueden darme una garantía al cien por cien de que no cometerán ningún delito bajo esta legislación nacional, entonces puedo hacerlo”.