El primer ministro libanés, Hasan Diab, lanzó el martes un “llamado urgente a todos los amigos y a los países hermanos”.
Muchos países se preparaban el miércoles para enviar ayuda a Líbano, donde la víspera dos gigantescas explosiones sacudieron Beirut, causando más de 100 muertos y mas de 4.000 heridos.
El primer ministro libanés, Hasan Diab, lanzó el martes un “llamado urgente a todos los amigos y a los países hermanos”.
Francia, antigua potencia mandataria, enviará ayuda desde el miércoles en dos aviones militares, según el Elíseo.
El presidente Emmanuel Macron anunció en Twitter el envío de un destacamento de seguridad civil y de “varias toneladas de material sanitario”.
Países del Golfo, algunos de los cuales mantienen estrechas relaciones diplomáticas y económicas con Líbano, ofrecieron ayuda rápidamente.
Kuwait anunció el miércoles la llegada de un avión con “ayuda médica”.
El emir de Catar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani, llamó al presidente libanés Michel Aoun para darle el pésame, según la agencia de prensa oficial QNA, que añadió que enviarán hospitales de campaña al Líbano.
– Pirámides y torres iluminadas –
El príncipe heredero de Abu Dabi, Mohamed Bin Zayed, tuiteó la “solidaridad” de Emiratos Árabes Unidos con Líbano y la famosa torre Burj Jalifa de Dubái, la más alta del mundo, se iluminó con los colores de la bandera libanesa.
Arabia Saudita declaró que seguía la situación con “gran preocupación” y ofreció su pésame a las víctimas.
Irán, gran rival de Riad y muy influyenete en Líbano, ofreció una “ayuda médica”, indicó su presidente Hasan Rohani en un comunicado.
Israel pidió el martes “superar el conflicto” al proponer “una ayuda humanitaria y médica” para Líbano, vecino con el que se encuentra técnicamente en estado de guerra.
El rey de Jordania, Abdalá II, ordenó el miércoles la preparación de un hospital militar de campaña para enviar a Líbano.
El presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi, dirigió su “pésame” a los libaneses y las famosas pirámides de Guiza se iluminaron con los colores del país.
La ONU expresó sus “condolencias” y propuso un “apoyo activo”, además de desear una “pronta recuperación a los heridos”, entre los que hay personal de las Naciones Unidas.
El martes por la noche, el presidente estadounidense Donald Trump, transmitió las “condolencias” de su país a Líbano y repitió que Estados Unidos estaba “preparado” para enviar su ayuda.
El papa Francisco pidió el miércoles “rezar por las víctimas, por sus familias y por Líbano” y el envío de “ayuda de la comunidad internacional”.
– “Dolor” –
En Europa, la canciller alemana, Angela Merkel, prometió ofrecer “apoyo al Líbano”. Miembros del personal de la embajada alemana resultaron heridos en las explosiones.
Holanda anunció en la radio pública que 67 trabajadores humanitarios holandeses saldrían hacia Beirut el miércoles por la noche, incluido médicos, policías y bomberos.
El Reino Unido declaró que estaba dispuesto a “apoyar de todas las formas posibles, incluido a los ciudadanos británicos afectados”, tuiteó el primer ministro Boris Johnson.
El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, afirmó en Facebook que su país “hará todo lo posible para ayudar”.
Canadá, por su parte, hizo lo propio. “Estamos dispuestos a ayudaros”, tuiteó el primer ministro canadiense Justin Trudeau.
“Rusia comparte el dolor del pueblo libanés”, reaccionó el presidente ruso, Vladimir Putin, en un telegrama de condolencias a su homólogo libanés, Michel Aoun.
Aoun también recibió una llamada del presidente iraquí, Barham Saleh, quien transmitió al Líbano su solidaridad y se ofreció a ayudarlo, y una carta de condolencias de su homólogo sirio, Bashar al Asad.
Misma expresión de solidaridad desde Túnez, donde el presidente Kais Saied envió una carta a su homólogo libanés expresando su “apoyo” a un “pueblo hermano”.
El jefe de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit, expresó su “sincero pésame” y pidió arrojar luz sobre los “responsables” de estas “terribles explosiones”.
Las explosiones del martes tuvieron lugar en un momento en el que el Líbano atraviesa su peor crisis económica en décadas, marcada por una depreciación monetaria inédita, hiperinflación, despidos masivos y drásticas restricciones bancarias, que alimentan manifestaciones desde hace meses.