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El apoyo de los republicanos a QAnon va mucho más allá de Trump

El apoyo de los republicanos a QAnon va mucho más allá de Trump
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien aspira a reelegirse en el cargo en las elcciones de 2020. Foto. AFP

La nueva consigna, “Somos la tormenta”, es un mensaje poco sutil para un grupo que el FBI ha etiquetado como una posible amenaza terrorista dentro del país. Los seguidores de QAnon lo reconocen de inmediato y reciben la señal de lo que ellos sostienen es una conflagración en puerta entre el presidente Donald Trump y lo que aseguran, sin ser cierto, es una camarilla de demócratas pedófilos adoradores de Satanás que quiere controlar a Estados Unidos y al resto del mundo.

Esta consigna se puede encontrar en todas las publicaciones de las redes sociales de los seguidores de QAnon, y también ahora en correos electrónicos del Partido Republicano de Texas, así como en camisetas, sombreros y sudaderas que este vende. Incluso se ha colado en el sistema de mensajería de textos del partido: un correo electrónico reciente del partido exhortaba a los lectores: “Envíen STORM2020” (tormenta 2020) para recibir actualizaciones.

Los republicanos de Texas son un ejemplo insólitamente visible del flirteo del Partido Republicano con QAnon, pero de ninguna manera son los únicos. Un grupo pequeño, pero cada vez más grande, de republicanos —que incluyen a una candidata de Georgia al Congreso en una muy buena posición— está asumiendo la postura de QAnon, abriéndoles las puertas a sus seguidores de los sitios de internet infestados de troles y transformando potencialmente esa descabellada teoría conspiratoria en un movimiento político en el mundo real cuyos partidarios se postulan al Congreso e imponen su voluntad política a nivel local y estatal.

Uno de los principales promotores de QAnon es el mismo Trump. Desde que surgió esta teoría hace tres años, le ha hecho guiños y ha retuiteado lo que publican sus seguidores, pero ha ignorado de manera ostensible las preguntas al respecto. No obstante, debido a que las elecciones están cada vez más cercanas y al fracaso de Trump para manejar la pandemia del COVID-19, lo que perjudica sus posibilidades de reelección, parece que la Casa Blanca y algunos de los aliados de Trump han decidido cortejar abiertamente a sus partidarios.

El miércoles, durante una conferencia de prensa en la Casa Blanca, el presidente calificó a los seguidores de QAnon —algunos de los cuales han sido acusados de asesinato, terrorismo e intento de secuestro— como “personas que aman a nuestro país”.

Según un análisis de Media Matters, el mandatario ha retuiteado al menos 201 veces las publicaciones de los seguidores de QAnon. Algunos de sus hijos han publicado mensajes en las redes sociales relacionados con la teoría conspiratoria. Un subjefe de personal de la Casa Blanca, Dan Scavino, que durante años ha revisado los rincones del internet en busca de memes que pudieran favorecer al presidente, en el último año ha publicado tres veces —en noviembre de 2019, en mayo y en junio— memes urgentes que usan los partidarios de QAnon para ejemplificar la confrontación venidera entre el presidente y sus supuestos enemigos.

Casi no existe un apoyo general a QAnon dentro del partido. Muchos de sus líderes en el Congreso y donantes poderosos están horrorizados por la propagación de la temática de este movimiento. Y aunque algunos electores republicanos están muy familiarizados con QAnon, la mayoría de ellos no conocen los detalles del movimiento.

“QAnon es una locura, y los verdaderos líderes les llaman teorías conspiratorias a las teorías de conspiración”, señaló el senador republicano de Nebraska, Ben Sasse, luego de que el mandatario salió esta semana a darle su apoyo a QAnon.

“Si los demócratas toman el Senado, esta será una de las razones principales por las que ganen”, añadió.

El jueves, la representante de Wyoming, Liz Cheney, quien es la republicana número tres en la Cámara Baja, se unió a la batalla y llamó a QAnon “una locura peligrosa que no tiene cabida en la política estadounidense”.

Otros funcionarios republicanos electos que han intentado rebatir públicamente la difusión de QAnon se han visto atacados. Este mes, cuando el representante republicano de Illinois, Adam Kinzinger, publicó un tuit en el que llamaba a QAnon una invención que “no tiene cabida en el Congreso”, un alto miembro del personal de campaña de Trump de inmediato contraatacó diciendo que debería centrarse en “las teorías conspiratorias impulsadas por los demócratas”.

Por el temor de provocar reacciones similares, solo unos cuantos republicanos electos más han estado dispuestos a pronunciarse públicamente. En su mayoría, eluden las preguntas al respecto, lo que demuestra que algunos funcionarios están intentando transitar sobre una delgada línea entre los elementos radicales de su base que adoran a Trump y los electores moderados que son necesarios para ganar.

Los seguidores de QAnon están tomando cada vez más los atributos de un movimiento político discreto, aunque se trata de un movimiento cuyas creencias están desvinculadas de la realidad. Hay más de una docena de republicanos postulados al Congreso que han mostrado diversos grados de interés por el movimiento. Un candidato ha logrado obtener una contribución del Comité Nacional Republicano para la campaña y otro ha recaudado miles de dólares de los grupos conservadores establecidos, como el House Freedom Fund.

Además, ahora están obteniendo el respaldo explícito del presidente. Cuando el miércoles le preguntaron en su conferencia de prensa acerca de la creencia que tiene QAnon de estar salvando al mundo de un culto de pedófilos, Trump dijo que no sabía gran cosa del movimiento, pero ante todo lo apoyaba: “¿Es algo bueno o malo?”, preguntó. “Si puedo ayudar a que el mundo no tenga problemas, estoy dispuesto a hacerlo. Estoy dispuesto a arriesgarme. Y, de hecho, eso estamos haciendo”.

La reacción de los seguidores de QAnon fue inmediata y previsible: estaban entusiasmados y los comentarios del mandatario se convirtieron en materia prima instantánea para la fábrica de memes de QAnon.

El presidente, que en 2016 se presentó en el programa de radio del teórico de la conspiración Alex Jones, declaró que los problemas que los partidarios de QAnon querían que resolviera eran los delitos urbanos y las recientes manifestaciones en favor de los derechos civiles en Portland, Oregon, y en otros lugares, que la Casa Blanca ha querido exponer, sin ser cierto, como el trabajo de personas de izquierda radicales para tratar de erosionar los cimientos de la sociedad estadounidense.

Si tan solo las creencias de QAnon fueran claras, benéficas y basadas en la realidad. El precepto fundamental es que Trump, respaldado por el Ejército, contendió para proteger a los estadounidenses de los adoradores del diablo y agresores de menores que están en el gobierno y en los medios de comunicación. La teoría afirma de manera falsa que entre quienes apoyan a los enemigos del presidente hay demócratas prominentes que extraen hormonas de la sangre de los niños.

Los seguidores de QAnon a menudo presentan a Trump como una figura de dios emperador que ha estado enviándoles mensajes de apoyo codificados. La consigna de QAnon, “Somos la tormenta”, surgió de un comentario de Trump, quien, durante una sesión de fotografía protocolaria con los generales en 2017, bromeó: “¿Saben lo que esto significa? Tal vez es la calma antes de la tormenta”.

Los republicanos de Texas adoptaron esa consigna a fines de julio después de elegir a un nuevo presidente, Allen West, excongresista de Florida cuyo rápido ascenso político durante el surgimiento del Tea Party en 2010 se igualó a su rápida salida del Congreso dos años después. Pese a que West no había demostrado ningún apoyo previo a QAnon, durante su época en el Congreso con frecuencia enmarcaba los temas como parte de una lucha para salvar al país, una temática que circula en la teoría conspiratoria.

Ahora, ocho años después, bajo su liderazgo, el partido estatal parece decidido a acoger al caucus de QAnon en Texas. La nueva consigna fue acogida con rapidez por los cabildos del partido estatal así como por algunos republicanos prominentes de Texas. Seguimos sin saber si creían en ella y sabían de dónde venía o si solo vieron una oportunidad para atraer votos en un año de elecciones en el que se espera que los demócratas ganen adeptos en Texas, aunque algunos republicanos descontentos del estado dijeron que las creencias que difundía QAnon se estaban propagando de manera peligrosa dentro del partido.

Al parecer, en una segunda vuelta de las elecciones primarias para el Congreso en Georgia se hizo notable la fuerza de las creencias de QAnon entre los electores republicanos. La ganadora fue quizás la candidata a favor de QAnon más osada del país, Marjorie Taylor Greene, quien en 2017 calificó a la teoría conspiratoria como “una oportunidad singular para deshacernos de esta camarilla global de pedófilos adoradores de Satanás”.

Su contrincante, un neurocirujano, era tan de conservador y tan partidario de Trump como Greene, pero no compartía su creencia en QAnon, y se burlaba diciendo que era una “vergüenza”. Fue derrotado por casi dieciséis puntos y le despejó el camino al Congreso a Greene, quien está cerca de ganar un escaño en la Cámara de Representantes para representar a ese distrito tan conservador.

Es probable que unos cuantos candidatos más de QAnon ganen escaños en el Congreso. Pero al menos dos lograron derrotar a republicanos que no creen en QAnon en las competitivas elecciones primarias: Lauren Boebert, candidata a la Cámara Baja en Colorado que hizo comentarios favorables de QAnon, derrotó al titular republicano de cinco periodos en unas elecciones primarias en junio, pese a que es probable que pierda en las elecciones generales. Jo Rae Perkins, una candidata republicana de Oregon al Senado con pocas probabilidades de ganar, declaró en mayo: “Me quedo con Q y su equipo”. El mes siguiente, publicó un video en el que prestaba lo que se ha llegado a conocer como un juramento para los soldados digitales de QAnon.

Sin embargo, más que cualquier candidato al Congreso, son Trump y sus representantes de campaña quienes están normalizando a QAnon dentro del Partido Republicano.

Ahora, el discurso, las imágenes y las ideas tomadas de QAnon son una característica habitual de los mensajes de la campaña. Parece que ningún elector es tan radical como para no ser tomado en cuenta, como lo demostró en junio Eric Trump, el hijo del presidente, antes de un mitin en Tulsa, Oklahoma.

Publicó en Instagram una imagen, que luego borró, en la que aparecía la bandera estadounidense blasonada con un texto en color negro que decía: “¿Quién está listo para el mitin de Trump de esta noche?”. Detrás de esa frase, más tenue pero muy visible, había una gran letra “Q”.

Y solo en caso de que el mensaje no fuera lo suficientemente claro, en la parte inferior de la bandera había una conocida etiqueta de QAnon, #WWG1WGA, que quiere decir “Where We Go One, We Go All” (a donde va uno, vamos todos). Esa publicación posteriormente fue eliminada.

 

Autores: Matthew Rosenberg y Maggie Haberman

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