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Algunas razones por las que el desempeño de Trump en la economía conserva buenos niveles de aprobación

Algunas razones por las que el desempeño de Trump en la economía conserva buenos niveles de aprobación
Partidarios del presidente Donald Trump lo escuchan en Mariotti Building Products en Old Forge, Pensilvania, el 20 de agosto de 2020. Foto: Doug Mills/The New York Times

En plena recesión causada por la pandemia, con una tasa de desempleo de dos dígitos y una recuperación que parece ralentizarse, persiste una pregunta política: ¿por qué el presidente Donald Trump todavía obtiene en las encuestas cifras más altas en el sector económico que las que tenían sus predecesores Barack Obama, George W. Bush y George H.W. Bush cuando buscaron la reelección?

La relativa fortaleza de Trump en el tema de la economía y la interrogante sobre si Joe Biden podrá incidir en ella en las siguientes diez semanas son algunos de los factores cruciales en estados pendulares del Medio Oeste y el Cinturón del Sol que se espera decidan las elecciones. Muchos de estos estados han batallado este verano con cifras crecientes de infecciones y muertes por coronavirus además de pérdidas de empleos, salarios y ahorros, un periodo de dificultades que, según nos ha enseñado la historia, puede ser peligroso para un presidente en funciones en busca de la reelección.

Sin embargo, los datos arrojados por las encuestas y algunas entrevistas con electores y analistas políticos parecen indicar que la combinación de una serie de factores explica las elevadas tasas de aceptación de Trump en la esfera económica, que sigue siendo parte central de su discurso para conquistar un segundo periodo y se espera sea uno de los temas más importantes de la Convención Nacional Republicana esta semana.

El presidente ha construido una marca perdurable, en particular entre los electores conservadores, quienes todavía lo consideran un empresario exitoso y un negociador hábil. Muchos de esos electores elogian su manejo de la economía antes de que estallara la pandemia y no lo culpan por los daños que esta ha causado. En varias entrevistas, algunos de esos electores mencionaron las ganancias récord registradas en el mercado bursátil (aunque solo alrededor de la mitad de los estadounidenses tienen acciones) como prueba de la recuperación lograda al mando del presidente.

“Ha cometido errores en los negocios, igual que yo”, comentó Dale Georgeff, de 58 años, residente de Cedarburg, Wisconsin, partidario de Trump y copropietario de una cervecería y un taller de pintura de vehículos, que también vende seguros. “Pero creo que lo más importante, y supongo que no le parece muy bien a algunas personas, es que maneja todo como un negocio y hace operar todo como un negocio”.

David Winton, estratega y encuestador republicano, afirmó que las tasas de aceptación de Trump habían experimentado un impulso gracias a los 9 millones de empleos que se sumaron en mayo, junio y julio, después de que la nación perdió más de 20 millones de empleos en marzo y abril. La aceptación de Trump en el tema económico “en general se ha mantenido positiva y es mejor que la aprobación general sobre su desempeño en el cargo”, dijo. “Claro que han contribuido a esto los tres informes más recientes sobre el empleo, que fueron positivos a pesar de las restricciones impuestas todavía a la operación de muchas empresas”.

Las encuestas sugieren que una proporción menor de los estadounidenses que conforman la base electoral de Trump perdieron su empleo o ingresos en comparación con los electores demócratas o independientes. Esta divergencia se debe en parte a la raza, puesto que la crisis del coronavirus ha afectado de manera desproporcionada a los trabajadores negros y latinos, quienes muestran una tendencia notoria hacia los demócratas, aunque también es posible que refleje divisiones regionales. Los propietarios de pequeñas empresas en estados pequeños y más rurales que respaldaron a Trump en las elecciones de 2016 reportan haber sufrido menos daños a causa de la crisis que aquellos de estados demócratas más grandes, según un análisis de datos del censo realizado por el Grupo de Innovación Económica en Washington.

Quizás el fenómeno más sobresaliente sea que Trump se ha visto beneficiado por la enorme polarización del electorado estadounidense, una división tan intensa que ha transformado las conexiones habituales entre el desempeño económico y los niveles de aprobación del presidente. Para muchos electores republicanos y conservadores, el optimismo acerca de la economía y la aprobación del presidente están conectados estrechamente; para los demócratas, el disgusto con Trump generó un profundo pesimismo en cuanto a la economía incluso durante los años de crecimiento y bajo desempleo anteriores a la crisis.

Encuestas realizadas en junio, julio y agosto a solicitud de The New York Times por la empresa de investigación en línea SurveyMonkey subrayan hasta qué grado los republicanos, incluso los más afectados por la crisis, todavía le dan calificaciones altas a Trump y a su manejo de la economía. De cada diez republicanos encuestados que perdieron su empleo durante la recesión y todavía no consiguen trabajo, ocho aprueban la forma en que Trump ha manejado la pandemia. Casi tres de cada diez republicanos que perdieron su trabajo afirman estar en mejor situación económica ahora que hace un año, percepción que comparte apenas uno de cada diez demócratas que han conservado su empleo durante la crisis.

“Para muchísimos electores, su opinión sobre Trump básicamente es inamovible”, explicó Amy Walter, editora nacional del Reporte Político Cook en Washington, quien ha escrito ampliamente acerca de la economía y la suerte electoral de Trump. “Así que la situación económica real del país en noviembre será menos importante para ellos de lo que sería en otro momento y con distintos candidatos”.

Los niveles generales de aprobación de Trump nunca han alcanzado una mayoría durante su presidencia. Los electores le han dado tasas de aprobación más altas por su manejo de la economía (superó el 60 por ciento en una encuesta este año antes de que estallara la pandemia) con todo y que algunas de sus iniciativas económicas distintivas, como el paquete de recortes fiscales de 2017 que promulgó como ley, todavía son relativamente impopulares.

No obstante, el derrumbe experimentado por la actividad económica desde que el coronavirus comenzó a propagarse con rapidez por Estados Unidos a finales del invierno pasado ha afectado la posición de Trump tanto en el ámbito económico como en su tasa de aprobación general. En este momento, la mayoría de las encuestas muestran que la mitad de los estadounidenses aprueban la forma en que ha abordado el problema, y la otra mitad no.

Gallup, por ejemplo, reveló que la tasa de aprobación de Trump en el tema de la economía fue del 48 por ciento este mes, lo que representa una baja con respecto al 63 por ciento registrado en enero. Esta baja fue especialmente notoria entre los moderados, los independientes y los electores que cursaron por lo menos estudios universitarios parciales.

En una encuesta reciente de ABC News/Washington Post, dos tercios de los estadounidenses participantes afirmaron que la economía estaba en mal estado, la mayor proporción desde 2014 y un aumento de 20 puntos porcentuales en las calificaciones negativas de la economía desde que Trump asumió la presidencia.

Esta baja en la aprobación afecta a Trump en su campaña contra Biden, el nominado demócrata. De los electores registrados que creen que la economía está mal, el 70 por ciento planea apoyar en noviembre a Biden y a su compañera de fórmula, la senadora Kamala Harris de California, según la encuesta de ABC/Post.

Por desgracia, el exvicepresidente Biden tampoco sale muy bien librado en el tema: cuando se les preguntó a los electores si creían que la economía estaría mejor, peor o casi igual en este momento si Biden fuera presidente, las respuestas se dividieron casi exactamente en un tercio para cada opción. Encima, aunque en algunas encuestas realizadas este verano los candidatos estaban empatados en la pregunta de quién manejaría mejor la economía, Trump superó a Biden en el tema del manejo de la economía en una encuesta de NBC News/Wall Street Journal dada a conocer esta semana. Una encuesta de Reuters también mostró un empate.

La política partidista y las experiencias divergentes con el virus tienen gran influencia en la división del electorado. La encuesta de SurveyMonkey muestra que, en comparación con los demócratas o independientes, menos republicanos perdieron su empleo durante la crisis, aunque esa brecha se reduce si se comparan solo electores blancos. Durante la recuperación de las profundidades de la recesión, la tasa de desempleo se ha mantenido más alta para los trabajadores negros y latinos que para los blancos.

“Los republicanos le están dando más importancia a los problemas económicos de la pandemia”, aseveró Laura Wronski, investigadora de SurveyMonkey, “y los demócratas le están dando más importancia al tema de la salud”.

De cada cinco republicanos conservadores, a menos de uno le preocupa perder el trabajo durante la crisis, una cantidad mucho menor que la de cualquier otro grupo ideológico, según muestra la encuesta de SurveyMonkey (una señal que podría ser preocupante para Trump es que el grupo que más se preocupa por la pérdida de empleos es el de los electores independientes). Casi dos de cada cinco republicanos conservadores afirman que para finales de octubre “el virus estará bajo control y la economía estará firme o irá mejorando”, una proporción de más del doble que la de la población en general. Solo el tres por ciento de los demócratas concuerda con esa afirmación.

Los demócratas predicen que si la recuperación se estanca en el otoño y los daños económicos aumentan de nuevo, las calificaciones de Trump con respecto a la economía se irán en picada.

“Trump es experto en convencer a la gente de su realidad alternativa”, enfatizó Jared Bernstein, economista en el Centro de Prioridades de Presupuesto y Política y asesor externo de Biden. “Pero no podrá hacerlo si la gente empieza a sufrir desalojos, pierde su empleo, ve disminuir sus ingresos y batalla para cubrir sus necesidades básicas. Es inevitable que la telerrealidad choque con la realidad”.

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