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Reseña de Oculus Quest 2: buenas gafas de realidad virtual con pocos juegos

Reseña de Oculus Quest 2: buenas gafas de realidad virtual con pocos juegos
Brian X. Chen prueba las nuevas gafas de realidad virtual y los controles del Oculus Quest 2 de Facebook en Oakland, California, el 14 de septiembre de 2020. Foto: Jim Wilson/The New York Times

Hace poco, un grupo de cinco boxeadores y yo lanzamos algunos golpes al ritmo de la música mientras un instructor nos daba ánimos. Para cuando terminó el entrenamiento de 20 minutos, estaba sudando y mi reloj inteligente mostraba que mi ritmo cardiaco palpitaba a 140 latidos por minuto.

Normalmente, este sería el resultado de un entrenamiento en mi gimnasio local. Sin embargo, en una pandemia que ha provocado el cierre de la mayoría de los centros de entrenamiento, me tuve que conformar con una clase ficticia de boxeo mientras usaba unas gafas para computadora y lanzaba “jabs” y otros golpes con un par de controles con sensores de movimiento.

Eso es solo parte de lo que he estado haciendo en el nuevo sistema de realidad virtual de Facebook, el Oculus Quest 2 que la empresa presentó el miércoles, para escapar de la sesión aparentemente interminable de quedarme en casa a causa de la pandemia. Otro juego fue uno de póker Texas Hold’em en una mesa de jugadores parlanchines. En otro más, remé en un kayak para infiltrarme en una base enemiga.

El Oculus Quest 2 es la última incursión de Facebook en los juegos de realidad virtual. En esta versión, Oculus, la empresa de realidad virtual que Facebook adquirió por 2000 millones de dólares en 2014, tomó lo aprendido en sus primeros experimentos cuando vendía cascos voluminosos conectados a computadoras poderosas, así como gafas inalámbricas que dependían de teléfonos inteligentes para correr los juegos.

Según la empresa, ahora el Quest 2 mezcla lo mejor de los dos mundos. Es un sistema completo de realidad virtual dentro de unas gafas portátiles (no se necesita un teléfono). Y si quieres incursionar en juegos más poderosos, tienes la opción de conectar las gafas a una computadora personal (lo cual requerirá la compra de otra computadora personal por un precio superior a 829 dólares) para tener más caballos de fuerza.

“Todo nos hacía pensar que estábamos dejando esto por lo otro, pero ahora podemos decir que tenemos esta experiencia híbrida”, comentó Prabhu Parthasarathy, un gerente de producto para Oculus de Facebook.

Bien, ¿y cómo estuvo? En comparación con estar sentado al lado de un purificador de aire repasando malas noticias sobre los incendios forestales en California, me divertí en el mundo de fantasía de Facebook. No obstante, muchos de los juegos se sintieron repetitivos al poco tiempo y se me cansaron los ojos. A final de cuentas, prefiero por mucho vegetar con mis consolas Playstation o Nintendo, que tienen videojuegos bastante superiores.

A continuación, cómo funciona el Quest 2, sus pros y contras, así como qué debes esperar si hoy compras un sistema de realidad virtual:

Configuración y vista general del producto

En comparación con sistemas de realidad virtual anteriores, la configuración del Quest 2 es pan comido. Simplemente descargas la aplicación de Oculus en tu teléfono e inicias sesión con tu cuenta de Facebook (en octubre, Facebook comenzará a pedirles a los nuevos usuarios de Oculus que ingresen con cuentas de Facebook). Luego, la aplicación te explica cómo encender las gafas y sincronizar los dos controles inalámbricos.

Las gafas y los controles incluyen sensores de movimiento que siguen los movimientos de tu cabeza y tus manos. Por razones de seguridad, no creas que podrás caminar por ahí: solo jugarás los juegos de realidad virtual de Oculus de pie o sentado. Cuando estás de pie, el sistema te permite ver a través de las gafas por medio de una cámara, a fin de que puedas usar los controles para trazar un contorno alrededor de tu área de juego y así evites golpear obstáculos.

Las gafas se sienten ligeras e incluyen correas y lentes ajustables. En general, el video se vio con nitidez. No obstante, después de mover mucho la cabeza, las imágenes se pueden ver borrosas y de vez en cuando tendrás que reajustarlas para que la imagen recupere el foco.

La batería de las gafas durará de dos a tres horas y se recarga por medio de un cable USB. Los controles de movimiento usan baterías AA, las cuales sirven para muchas sesiones: todavía no tengo que cambiarlas.

Los juegos se pueden comprar con facilidad en la tienda de aplicaciones de Oculus. Aquí comienzan a desvanecerse mis elogios para el sistema.

Brian X. Chen muestra las nuevas gafas de realidad virtual y los controles del Oculus Quest 2 de Facebook en Oakland, California, el 14 de septiembre de 2020. Foto: Jim Wilson/The New York Times

Juegos de una calidad regular

Les pedí a los gerentes de producto de Oculus que nombraran algunos de sus juegos favoritos para mostrarme las fortalezas del Quest 2. A final de cuentas, sentí que la mayoría no valía la pena el gasto.

Consideremos “Beat Saber”, un juego rítmico que involucra agitar los brazos para golpear objetos con sables de luz. Al principio, se sintió como una demostración divertida de las capacidades del sensor de movimiento tridimensional del Quest 2. Sin embargo, se volvió monótono con rapidez porque me recordó “Dance Dance Revolution” y “Guitar Hero”, dos populares juegos rítmicos de hace más de una década.

Otro título recomendado fue “Phantom: Covert Ops”. Es un juego de sigilo en el que entras a escondidas a bases enemigas remando un kayak y disparando a tus oponentes desde el bote. Este juego, para el cual debes estar sentado, se volvió frustrante con rapidez porque los movimientos de remado son tediosos. Tampoco pude dejar de pensar en cómo la premisa de un kayak sigiloso era irrisorio por lo inverosímil de la situación y cuánto habría preferido jugar “Metal Gear Solid”, el juego de sigilo al que imita el de Oculus Quest 2 (en ese videojuego, al menos puedo moverme con las piernas).

Mi juego favorito, una recomendación del personal de Oculus, fue FitXR, el simulador de boxeo, en buena parte porque tomé clases de boxeo durante muchos años. El juego usa los controles de movimiento de forma ingeniosa para exigir a los jugadores que hagan movimientos realistas de golpeo; los golpes débiles no producen puntos. Siempre hubo bastantes jugadores en línea para competir, por eso me sentí motivado durante cada uno de los ejercicios.

A final de cuentas, pagué 110 dólares por los juegos de Oculus y tan solo me sentí feliz de los 30 dólares que gasté en FitXR. Me arrepiento de haber gastado de 20 a 30 dólares en otros títulos porque me dieron minutos de entretenimiento, no horas. En contraste, un juego tradicional de PlayStation o Nintendo suele costar 60 dólares, pero brinda decenas de horas de entretenimiento.

En conclusión

Todo lo anterior sirve para decir que Facebook ha perfeccionado las gafas Oculus, pero todavía le falta mucho camino por recorrer en el tema de su contenido. Sigo esperando un juego de realidad virtual que de verdad me consuma como lo hizo “The Last of Us Part II” en Playstation o “The Legend of Zelda: Breath of the Wild” en Nintendo Switch.

Si somos justos, al contenido de realidad virtual todavía le falta mucho camino por recorrer, en general. Sony también ofrece unas gafas de realidad virtual de 300 dólares, Playstation VR, que se conectan a la consola Playstation, y sus juegos tampoco son tan cautivadores como los de los títulos de una consola estándar.

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