Con la serie de Netflix ‘Julie and the Phantoms’, el hombre detrás de ‘High School Musical’ y de algunas de las coreografías más memorables del cine busca lanzar otra generación de jóvenes estrellas. ¿Cómo lo hace?
Cuando eres un adolescente que audiciona para Kenny Ortega y él te recibe con su fedora, su bastón y su sonrisa más blanca que el blanco, esto es lo que quiere ver: “El potencial”, dijo. “El deseo, el entusiasmo”.
Actor, luego coreógrafo, director y productor, Ortega de 70 años, tiene un instinto incomparable para descubrir jóvenes talentos y hacerlos brillar, de manera deslumbrante, desde la pantalla. Para Disney, dirigió las tres películas de High School Musical y las tres películas Descendants. Como un telescopio Hubble del tamaño de un hombre, es capaz de ver las estrellas antes que el resto de nosotros. E incluso frente a los dragones generados por computadora y el Auto-Tune –el programa que afina y mejora las voces–, Ortega logra actuaciones de jóvenes actores que se sienten, de alguna manera, auténticos.
No tiene hijos propios. “No te darías cuenta”, dijo. “Tengo tantos ahijados y sobrinas y sobrinos que hasta me salen de las orejas”. Pero tiene una inusual habilidad para descubrir a los jóvenes como quieren ser vistos y adivinar lo que los adolescentes querrán ver.
Su último proyecto,Julie and the Phantoms, la recreación de una serie brasileña, llegó a Netflix el 10 de septiembre. Julie, una estudiante de secundaria en duelo por la muerte de su madre, ha perdido su amor por la música. Entonces tres chicos adorables, y bastante muertos, se materializan en su estudio en el patio trasero. Estos fantasmas, miembros de una banda de pop-grunge que murió a mediados de los 90, la ayudan a aprender a cantar de nuevo.
El anuncio de la audición para el papel principal atrajo cientos de postulaciones en video. Ortega se obsesionó con solo una, la de Madison Reyes, una pianista de 15 años de Allentown, Pennsylvania, que envió una cinta hecha por ella misma, algo movida, y sin créditos profesionales.
¿Por qué la escogió? “Es la promesa”, dijo Ortega, quien es productor ejecutivo y director de la serie. “Es la promesa dentro de alguien. Y yo la vi”.
Reyes, ahora de 16 años, que había crecido con calcomanías de High School Musical pegadas a su cubo lleno de muñecas Barbie, sabía que debía estar nerviosa durante ese primer encuentro en persona con Ortega. Pero no lo estaba.
“No pide mucho, pero te pide hacer lo mejor que puedas”, dijo durante una llamada de Zoom. “Para que puedas ser la mejor tú”.
Nieto de inmigrantes españoles, Ortega creció en Palo Alto, California, rodeado de música. “Flamenco, Latina, R&B, gospel, rock and roll”, dijo durante una entrevista de una hora por Zoom en agosto. “La música lo era todo, y luego el movimiento que vino con eso”, dijo.
Incluso de niño sabía que era gay, y también sabía que no debía hablar de ello, lo que configuraba una incómoda rutina de actuación. “Tener que fingir ser otra persona para encajar, que era difícil y trágico”, dijo.
Así que buscó otras formas de expresión y de adolescente empezó a hacer giras como actor con el musical Oliver!, luego con Hair: The American Tribal Love-Rock Musical. Hay una foto suya como el jipi George Berger, con un bigote de morsa y su “pelo como lo llevaba Jesús”.
Cuando la banda de art-punk de San Francisco The Tubes, lo descubrió en una pista de baile, comenzó a coreografiar sus escandalosos espectáculos. Cher lo llamó; también Rod Stewart y Kiss. En 1980, la película de patinaje
Xanadu lo contrató como coreógrafo. En el plató, Gene Kelly, una de las estrellas de la película, tomó a Ortega bajo su elegante ala y le enseñó cómo bailar para la cámara, no para el escenario. Ortega aprendió rápido.
¿La secuencia de Twist and Shout de Ferris Bueller’s Day Off? Esa es de Ortega.Try a Little Tenderness de La chica de rosa y I’ve Had the Time of My Life de Dirty Dancing con la épica escena de Patrick Swayze levantando a Jennifer Grey? También son de él.
A inicios de los años 90, Jeffrey Katzenberg, de Disney, le ofreció la oportunidad de dirigir su primera película, un musical sobre los canillitas de principios del siglo XX. De forma poco elegante,Newsies fracasó. Luego vino Hocus Pocus, otro fracaso. Ortega se levantó, dirigió episodios de televisión, coreografió la gira mundial HIStory de Michael Jackson y orquestó números para el Super Bowl, los Premios Oscar y unos Juegos Olímpicos de Invierno que se ganaron un Emmy.
Luego, en 2006, Disney le ofreció una película para televisión con un micropresupuesto, High School Musical. Fue un éxito impresionante, que, junto con títulos como Moulin Rouge! y Glee, fueron parte de un renacimiento de los musicales en pantalla. “Despertamos un público sediento de narración llevada por la música”, dijo. Siguieron más películas, además de los álbumes, las giras en vivo y los eventos en persona que impulsan a las franquicias modernas. En 2019, recibió una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood y firmó un acuerdo general con Netflix.
Ortega se cortó su pelo a lo Jesús hace décadas, y en la pantalla de Zoom, con su camiseta negra, sus gafas delgadas y su sonrisa eterna, parecía cómodo, costoso y algo curtido, como un sedán último modelo. Una cadena asomaba del cuello de su camiseta, regalo de su madre, Madeline, que había muerto un mes antes, después de estar en cuidados paliativos en la casa de Ortega en Los Ángeles.
Él también sonrió —dulce y tristemente— durante esa parte de la conversación. “Ella fue mi primera pareja de baile, y yo, su última”, dijo.
En la sala de audiciones, no necesariamente busca grandes bailarines. Busca gente con la que pueda bailar. No tiene nada en contra de una gran voz o de los niños capaces de tocar las teclas del piano como bebés Rachmaninoffs. Pero cualquiera puede ver habilidades como esas. Ortega es capaz de ver algo más: quiénes son los jóvenes actores y en qué —con fe, empuje y buena iluminación— pueden convertirse.
Ortega intenta que las audiciones sean acogedoras, incluso divertidas. Porque recuerda, vívidamente, lo que era ser joven y sentirse desairado o mal juzgado.
“Sé lo que había dentro de mí y pensaba que era muy especial”, dijo. “Y a veces entraba en una habitación y sentía que nadie sabía que estaba allí. No miraban lo suficientemente profundo, o no se tomaban el tiempo para que me relajara hasta llegar a un sitio en el que me abría y revelaba mis colores”.
Reyes recuerda que antes de su primera audición en persona, Ortega la llamó por teléfono a ella y a su padre para tranquilizarlos. “Fue una interacción muy linda”, dijo. “Se preocupó sobre mi seguridad y por que me sintiera cómoda y cosas así”.
Unos días más tarde, después de la audición, Ortega le dijo que se fuera a casa y se envolviera una toalla caliente alrededor de su garganta.
“Él ya me estaba cuidando”, dijo.
Charlie Gillespie, el actor de Julie and the Phantoms que interpreta a Luke —el guitarrista de la banda y un potencial, aunque espectral, interés amoroso— recordó que Ortega siempre insistía en un adecuado calentamiento vocal. “Le importa tu voz”, dijo en la misma llamada de Zoom con Reyes. “Le importa lo que vas a hacer en el futuro. Se preocupa mucho por ti”.
Una vez que Ortega elige a sus adolescentes, les da mucho tiempo de ensayo para que se sientan cómodos con la música y el baile, para que sus personajes puedan evolucionar y llegar a los jóvenes. Julie and the Phantoms comenzó con una semana de campamento musical para que los actores-músicos —Reyes, Gillespie, Jeremy Shada en el bajo, Owen Joyner en la batería— pudieran rodar el primer día sintiéndose ya como una banda de verdad. También les animó a componer su propia música e incluyó una canción en el séptimo episodio que Reyes y Gillespie ayudaron a escribir.
Vanessa Hudgens, quien protagonizó las películas de High School Musical, contó que Ortega veía cómo le iba con una canción antes de diseñar la coreografía. “Siempre quiso ver primero lo que yo traía antes de comenzar”, dijo por teléfono. “Quería que los cimientos fueran auténticos en su núcleo”.
Ortega les dice a sus actores que son sus colaboradores, sus socios creativos, y solicita activamente sus ideas, para los detalles del personaje, para la colocación de la cámara. Pero espera a cambio un compromiso total y anima al trabajo duro como lo hace un cheerleader, no como un sargento instructor. (De hecho, fue cheerleader en el colegio).
“Definitivamente, de manera positiva, te empuja a llegar a un nivel más allá de lo que pensabas que podías”, dijo Corbin Bleu, veterano de las películas de High School Musical.
Sus actores, actuales y anteriores, se refieren a él con profundo afecto y la particular condescendencia juguetona que los jóvenes pueden sentir hacia los mayores. “Es el jipi más chévere que jamás hayas conocido”, dijo Gillespie. Hudgens lo llamó “un niño grande de corazón”. Dove Cameron, una de las estrellas de las películas Descendants usó la palabra “infantil”.
“Tiene una especie de fe intacta en la maravilla del mundo que lo rodea”, agregó.
Pero Ortega también es un adulto, y trata de preparar a los actores y a sus familias para lo que la fama repentina puede traer. “Tienes que proteger la infancia de tu hijo y no dejar que la fama y la locura que conlleva interrumpa su capacidad de llevar una vida de verdad”, dijo.
La pandemia significa que, en lo que respecta a Julie and the Phantoms, la locura y los esperados eventos en vivo han sido pospuestos. Pero aún así, él se comunica con sus compañeros de espectáculo. “Siempre nos manda mensajes de texto”, dijo Reyes. “Como: ‘Hey, ¿estás bien? Hey, ¿está todo bien?’ ¿Necesitas ayuda en algo?’”.
Dijo que, aunque no lo hace todos los días, se comunica con todas sus antiguas estrellas. “Todos son mis hijos”, dijo.