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La recomendación de Trump es un arma de doble filo para Regeneron

La recomendación de Trump es un arma de doble filo para Regeneron
Muestra de un paciente en espera de ser procesada durante un ensayo de anticuerpos para Regeneron y Eli Lilly, en Mesa, Arizona, el miércoles 12 de agosto de 2020. Foto: Adriana Zehbrauskas/The New York Times

El miércoles, cuando el presidente Donald Trump presentó en un video un medicamento experimental como una “cura” para la COVID-19, podría haber dado la impresión de que lo estaba haciendo de nuevo: ofrecer un remedio cuestionable para una pandemia mortal, algo similar a su arrebato anterior por la hidroxicloroquina, el medicamento contra la malaria, o, incluso en algún momento, por el desinfectante.

Pero el tratamiento que Trump elogió, el cual le administraron la semana pasada luego de que los médicos le diagnosticaran COVID-19, no es un producto marginal. Es un fármaco prometedor desarrollado por Regeneron, una respetada empresa de biotecnología, que se encuentra en las últimas etapas de pruebas. Los expertos en enfermedades infecciosas han seguido con atención este tratamiento, así como también un producto similar de Eli Lilly, con la esperanza de que estos tratamientos sean un avance real en la lucha contra la COVID-19.

A menudo, las empresas farmacéuticas pagan mucho dinero por el respaldo de las celebridades, pero la recomendación de este paciente no tuvo paralelo. Provino de un presidente polarizador quien, a solo unas semanas de las elecciones, y luego de haber estado junto a algunos miembros de la Casa Blanca en el epicentro de un brote, está ansioso por demostrar que su gobierno está haciendo algo por mitigar una pandemia que ha cobrado la vida de más de 212.000 estadounidenses.

Aunque no había manera de que supiera si el tratamiento de Regeneron le había ayudado —o incluso de saber si ya estaba fuera de peligro— Trump alabó sus virtudes en el video, lo calificó de “increíble” e insinuó que estaba a punto de ser autorizado para su uso generalizado. Al hacerlo, Trump les recordó a sus detractores las tantas veces que, desde la reapertura de las escuelas hasta la autorización de la hidroxicloroquina y el plasma sanguíneo, durante los últimos nueve meses ha inmiscuido la política en las decisiones de los organismos de salud independientes.

Regeneron, que presentó una solicitud a los reguladores unas horas después del video del presidente, ahora debe pasar su tratamiento de anticuerpos por un proceso de aprobación políticamente tenso, en el que es probable que la recomendación desmesurada del mandatario haya aumentado la notoriedad de su producto, pero que también pueda sembrar dudas sobre su eficacia.

“No veo cómo pueda terminar siendo algo bueno para una empresa farmacéutica”, señaló Ronny Gal, analista farmacéutico de Bernstein, una empresa de Wall Street. “No es lo mejor ser parte de una opinión política”.

Regeneron ya está respondiendo algunas preguntas complicadas sobre si su tratamiento fue probado con células que originalmente procedían de fetos abortados —una línea de estudio a la que Trump se ha opuesto— y sobre la relación del presidente con el director general de Regeneron.

Trump ha complicado aún más la posible implementación de estos tratamientos al prometer, primero el miércoles y luego otra vez el jueves en otro video, que el medicamento sería gratuito y que pronto habría cientos de miles de dosis disponibles.

No obstante, Regeneron señaló que al principio solo tendría dosis suficientes para 50.000 pacientes, con planes de tener las necesarias para 300.000 personas a fines de este año. Regeneron ha recibido más de 500 millones de dólares de financiamiento federal para desarrollar y fabricar el fármaco, y la empresa ha afirmado que, gracias a esa cantidad, pondrá los productos a la disposición de los estadounidenses sin costo alguno.

Sin embargo, es una cifra pequeña, dada la magnitud del brote en Estados Unidos y el hecho de que se cree que el tratamiento funciona mejor inmediatamente después del contagio. Tan solo el miércoles, más de 50.000 estadounidenses dieron positivo por coronavirus.

“Esto es como una campaña publicitaria masiva directa al consumidor de un producto del que hay poco suministro y una capacidad limitada para negociar, lo cual es una pesadilla para las empresas de la industria”, señaló Geoffrey Porges, analista de SVB Leerink, un banco de inversiones en Boston.

No hay manera de saber si los anticuerpos de Regeneron han ayudado a Trump. Al presidente le administraron varios fármacos en el Centro Médico Militar Nacional Walter Reed, entre ellos el antiviral Remdesivir y el esteroide dexametasona, los cuales con seguridad han ayudado a los pacientes con COVID-19.

Trump ha dicho que se siente mejor, pero sus médicos han proporcionado detalles dispersos y contradictorios sobre su salud, y acaba de empezar su segunda semana con la enfermedad, que es cuando algunos pacientes empeoran.

Mark Mulligan, director del Centro de Vacunas Langone de la Universidad de Nueva York, quien realiza estudios con productos de anticuerpos tanto de Regeneron como de Eli Lilly, señaló que la afirmación del presidente de que se había curado parecía prematura, aunque esto no era imposible.

“Sabemos que en ocasiones la gente mejora y luego empeora”, afirmó Mulligan. “Yo quisiera reservarme mi opinión y desear que vaya por buen camino”.

La única manera de saber si un tratamiento funciona es probarlo en grupos grandes de pacientes y comparar a quienes recibieron el fármaco con quienes recibieron un placebo.

Se cree que los anticuerpos monoclonales (los tratamientos desarrollados por Regeneron y Eli Lilly) funcionan al darles a los pacientes anticuerpos potentes que les ayuden a luchar contra el virus. Al igual que Regeneron, Eli Lilly solicitó a la Administración de Alimentos y Medicamentos una autorización de emergencia para su tratamiento.

Pese a que estas empresas no han terminado las pruebas y no han publicado sus resultados en revistas médicas, los primeros datos han sido prometedores. Eli Lilly está probando dos tratamientos: uno que usa un solo anticuerpo y otro que usa dos. Ambos han mostrado evidencia de que disminuyó la tasa de hospitalización de los pacientes que recibieron los tratamientos poco después de haber dado positivo.

En fechas recientes, Regeneron publicó los datos que demuestran que su medicamento, una mezcla de dos anticuerpos, al parecer ayudó a que el organismo eliminara el virus cuando fue administrado al inicio de la enfermedad.

Ahora, Regeneron tendrá que prepararse para un posible aumento de la demanda. “Se encuentran en una maraña de obstáculos éticos, esperando lo que yo creo que será una avalancha bastante grande de nuevas peticiones”, comentó Arthur L. Caplan, profesor de bioética de la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York,

Toda esta atención ha aumentado la presencia de Regeneron, una empresa farmacéutica poco conocida del condado de Westchester en el estado de Nueva York que se dedica a la venta de Eylea, un fármaco oftalmológico, y Dupixent, un medicamento para el asma.

Desde que el viernes pasado el presidente recibió el tratamiento experimental, una vocera de la empresa ha dicho que han visto un repunte en las solicitudes del medicamento fuera de los ensayos clínicos —a través de lo que se conoce como “uso compasivo”—, aunque no proporcionó mayores detalles. Aseguró que también ha aumentado el reclutamiento en los ensayos clínicos: durante las dos últimas semanas, la empresa ha inscrito a 500 participantes en sus ensayos, con lo que llegan a un total de 2500 personas.

Otras personas han sospechado de la relación personal del presidente con Leonard S. Schleifer, el multimillonario cofundador y director general de Regeneron, quien ha sido miembro del club de golf de Trump en el condado de Westchester. Llevan años de conocerse de manera casual, y Schleifer les ha dicho a sus colaboradores que Trump le llama para preguntarle sobre la situación del tratamiento para el coronavirus.

Pero Schleifer también aporta donaciones frecuentes a los candidatos demócratas, y su hijo, Adam Schleifer, contendió sin éxito en las elecciones primarias de los demócratas en Nueva York por el escaño que dejó la representante Nita Lowey.

Esta semana, la empresa también tuvo que responder preguntas relacionadas con el uso de células procedentes de tejido fetal para probar la combinación de anticuerpos. La línea celular, desarrollada hace décadas, se ha usado para probar muchos otros fármacos, entre ellos el remdesivir y algunas de las vacunas para el coronavirus que se encuentran en ensayos clínicos.

La contradicción que existe entre la publicidad que hace Trump para el medicamento y su rechazo al uso de tejido fetal en investigaciones científicas les pareció a sus detractores una auténtica hipocresía. Pero la publicidad entusiasta del presidente para los anticuerpos de Regeneron al menos pudo haber captado la atención de la población hacia los tratamientos que a la larga podrían tener éxito.

“El hecho de que le hayan administrado uno de estos medicamentos, ha servido para darlos a conocer”, comentó Mulligan. “Creo que de alguna manera es algo bueno. Estamos ávidos de algunos aciertos”.

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