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El Ferrocarril de Panamá, pieza clave en la gesta separatista de 1903

El Ferrocarril de Panamá, pieza clave en la gesta separatista de 1903
El Ferrocarril de Panamá, lleva 165 años funcionado en tres siglos distintos. Imagen ilustrativa.

Administradores de la Panama Railroad Company retuvieron a las  tropas colombianas, el centro logístico de aquella época, y su cuota por la nueva república.

El ferrocarril de Panamá, línea ferroviaria que une al Atlántico con el Pacifico panameño, jugó un rol fundamental en los acontecimientos separatistas de 1903, que dieron paso a la proclamación de la república de Panamá, como una nación independiente.

Sus inicios de construcción se remontan a 1850 y la puesta en marcha en 1855. El principal incentivo para la consecución de la línea férrea fue la fiebre del oro y la necesidad de acortar distancia costa a costa.

Más de medio siglo después de su entrada en operación, el ferrocarril de Panamá y los funcionarios estadounidenses que, en aquel momento lo administraban, tendrían una participación activa en los sucesos separatistas de Panamá de Colombia, ocurridos en 1903.

Estadounidenses dilataron traslado de generales colombianos

Celestino Andrés Araúz, historiador y profesor del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Universidad de Panamá, recopiló en su obra “Estudio historiográfico sobre las interpretaciones en torno a la separación de Panamá de Colombia en 1903”, el rol que jugaron los funcionarios estadounidenses que regentaban para aquella época, la Panama Railroad Company.

Describió que el prócer panameño, José Agustín Arango, principal emancipador de la separación, laboró como “agente especial” en la compañía del Ferrocarril de Panamá, empresa estadounidense, cuyos funcionarios principales tuvieron una activa participación en los contactos iniciales que los conjurados, dirigidos por Arango, establecieron en Estados Unidos.

 “Particularmente con el abogado de esta empresa y asesor legal de la nueva compañía del Canal francés, William Nelson Cromwell, así como tam­bién durante los acontecimientos que se desarrollaron el 3 de noviembre de 1903 y en los días inmediatamente pos­te­rio­res”, narró el historiador panameño.

Otros de los actores claves en la gesta separatista fueron el superintendente general de la compañía Panama Railroad Company, el coronel James Shaler; el agente de fletes en la ciudad de Panamá, James Beers; y el también superintendente, Herber Prescott.

Sobre este último, Araúz se remontó a las memorias del prócer separatista José Agustín Arango, quien manifestó que Prescott conocía el proyecto separatista y “fue poderoso auxiliar para su realización”.

Según el historiador, Arango también contó con el respaldo del superintendente general Shaler:

“De mucho nos sirvió su simpatía para el movimiento separatista, pues fueron muy valiosos sus servicios”, describió Arango en sus relatos.

Según cuenta Araúz, el coronel Shaler fue protagonista en “dilatar la entrega de carbón a los buques de guerra colombianos Padilla y Bogotá, que se dirigían a Buenaventura a transportar tropas al istmo y, asimismo, dispuso que solo los generales Juan B. Tovar, Ramón Amaya y otros oficiales que arribaron a Colón para sofocar cualquier intentona y reemplazar a Esteban Huertas, fuesen trasladados en el ferrocarril a la ciudad de Panamá donde este último ordenó su arresto el 3 de noviembre, dando así inicio a la secesión”.

Gesta separatista

Según la historiografía panameña, José Agustín Arango, político istmeño, empezó a trabajar en secreto en la preparación del movimiento separatista.

Fue respaldado por el médico Manuel Amador Guerrero, Nicanor de Obarrio, militar y general del ejército colombiano y por otros como Ricardo Arias, Federico Boyd, Carlos Constantino Arosemena, Tomás Arias, isabelina Rojas y Manuel Espinosa Batista.

También obtuvo en Panamá el apoyo de importantes jefes liberales y el respaldo del comandante militar, Esteban Huertas.

La mañana del 3 de noviembre de 1903, el batallón Tiradores, con 500 soldados colombianos, arribó a la ciudad de Colón, tras un rumor generado en Colombia de una supuesta invasión nicaragüense, en el istmo panameño.

De acuerdo con historiadores, era comandado por los generales Tovar y Amaya, quienes enfrentaron muchos contratiempos para trasladarse a la ciudad de Panamá. Estas adversidades eran provocadas por el superintendente norteamericano Shaler, quien apoyaba a los conjurados panameños.

Entre las excusas de Shaler, que permitió solo el traslado de los dos altos generales colombianos a la ciudad de Panamá, era que no había vagones disponibles para transportar a los 500 soldados, además, el funcionario estadounidense solicitaba el pago del pasaje.

Al llegar a Panamá los generales Tovar y Amaya, fueron apresados por instrucciones del general Esteban Huertas, cuya jefatura pretendía reemplazar al recién llegado general.

Apresado el contingente militar colombiano y congelada la movilización de las tropas en Colón, se apresuraron las acciones para declarar la separación del Istmo.

En Colón, la tropa quedó al mando del coronel colombiano Eliseo Torres, quien, tras conocer sobre la detención de sus compatriotas, estaba decidido a sofocar el movimiento subversivo que tenía lugar en la capital.

Finalmente, en medio de la fuerte tensión y con el respaldo al movimiento separatista por parte del comandante John Hubbard, del buque de marina estadounidense, Torres fue convencido de que la separación era un hecho y aceptó la oferta de 8 mil dólares para llevarse a sus tropas de vuelta a Barranquilla.

Héroe olvidado

El Dr. Alonso Roy, en un artículo publicado antes de su fallecimiento, titulado “Héroe olvidado del 3 de noviembre de 1903”, describió los aportes a la gesta separatista por parte del funcionario estadounidense James Shaler.

“Son bien conocidos los significativos servicios prestados por James R. Shaler, superintendente de la Compañía del Ferrocarril de Panamá, al negarse a transportar de Colón a Panamá, al recién arribado batallón Tiradores de Colombia y solo permitirle a los generales José Tobar y Ramón Amaya hacer el viaje a la ciudad capital”, puntualizó en su publicación el médico de profesión y exembajador panameño.

“Sin esta acción decisiva de Shaler, que separaba a la tropa y oficiales de sus generales, nunca se hubiera efectuado el movimiento separatista y todos los involucrados en la revuelta, estarían fusilados o ahorcados”, acotó en su artículo.

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