BANGKOK — Un disidente que alguna vez fue calificado como “enemigo número 1” por el Partido Comunista de China está difundiendo teorías conspirativas sobre la manipulación de votos en las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
Desde Hong Kong, los activistas a favor de la democracia están defendiendo las afirmaciones del presidente Donald Trump de que ganó las elecciones.
Activistas de derechos humanos y líderes religiosos en Vietnam y Birmania están expresando sus reservas sobre la capacidad del presidente electo Joe Biden de mantener a raya a los autoritarios.
Podría parecer contradictorio que los defensores asiáticos de la democracia sean algunos de los partidarios más fervientes de Trump, quien ha declarado tener una amistad con Xi Jinping de China y Kim Jong-un de Corea del Norte. Pero ha sido precisamente la disposición de Trump de burlar el protocolo diplomático, abandonar acuerdos internacionales y mantener desequilibrados a sus oponentes lo que le ha valido elogios de ser un líder con la suficiente fuerza como para enfrentarse a dictadores y defender los ideales democráticos en el extranjero, incluso cuando ha sido criticado por atentar en contra de ellos en casa.
Ahora que Biden está armando su equipo de política exterior, destacados activistas de derechos humanos de toda Asia están preocupados por su deseo de que Estados Unidos vuelva a adherirse a las normas internacionales. Creen que Biden, al igual que el expresidente Barack Obama, buscará adaptarse en lugar de confrontar las medidas enérgicas de China. Además, sus puntos de vista pro-Trump han sido consolidados por la desinformación en línea, por lo general proporcionada por fuentes de noticias dudosas, que afirma que Biden está trabajando de la mano con comunistas o que es un simpatizante socialista en secreto.
“Biden es presidente, y es como tener a Xi Jinping sentado en la Casa Blanca”, dijo Elmer Yuen, un empresario de Hong Kong que ha publicado videos en YouTube en los que critica al Partido Comunista de China (CCP, por su sigla en inglés). “Quiere coexistir con China, y todo aquel que coexiste con el CCP pierde”.
Puesto que el periodo presidencial de Trump está en sus últimos días, estos activistas están solicitándole al gobierno que asuma una postura final en contra de los autócratas asiáticos, similar al último esfuerzo desesperado por expandir el muro fronterizo con México.
El secretario de Estado Mike Pompeo realizó una gira de cinco países asiáticos en octubre en la cual dejó de lado la cortesía y describió al gobierno chino como un “depredador”, “sin ley y amenazante”, y “la amenaza más grave para el futuro de la libertad religiosa”. La gira fue diseñada como un contrapeso a China, en una región donde la diplomacia del dólar de Pekín ha comprado una influencia considerable.
En noviembre, Lobsang Sangay se convirtió en el primer líder del gobierno tibetano en el exilio en visitar la Casa Blanca. La provocadora invitación enfureció a Pekín, que considera a Sangay un separatista.
En junio, Pompeo asistió a una reunión virtual con el líder democrático de Hong Kong Joshua Wong y la presidenta de Taiwán Tsai Ing-wen, ambos detestados por el gobierno chino.
La popularidad de Trump es en particular persistente entre los cristianos, como los juristas nacidos en China que tienen roces con el núcleo ateo del comunismo, y los activistas de minorías étnicas en el Sudeste Asiático. Pompeo y otros funcionarios del gobierno de Trump creen que han estado cumpliendo una misión religiosa en el extranjero.
El año pasado, Trump se reunió en la Casa Blanca con un grupo de líderes religiosos de todo el mundo, incluyendo a Hkalam Samson, presidente de la Convención Bautista Kachin, la cual representa a la minoría cristiana kachin perseguida en Birmania.
“Mi experiencia en la Casa Blanca, cuando me dieron un minuto para hablar sobre los kachin, significó mucho y también demostró que Trump se preocupa por nosotros”, dijo Samson. “Trump es mejor para los kachin que Biden”.
El escepticismo ante Biden se extiende también a aquellos que luchan por los derechos políticos seculares. Dicen que la adopción de costumbres diplomáticas por parte del presidente electo no funcionará mientras solo un lado juegue limpio.
“En las políticas de Biden hacia China, creo que la parte que busca lograr que China cumpla con las reglas internacionales está muy vacía”, afirmó Wang Dan, quien ayudó a dirigir las protestas de Tiananmén de 1989 siendo un estudiante universitario. “Como sabemos, el Partido Comunista de China casi nunca acata las reglas internacionales”.
“Estados Unidos debe entender que no habrá mejoras en asuntos de derechos humanos en China si no hay un cambio de régimen”, agregó Wang. Mientras tanto, ha seguido cuestionando la derrota electoral de Trump. Estas afirmaciones infundadas también han sido compartidas por otros notorios disidentes nacidos en China.
Sin embargo, otros dentro de la comunidad, sobre todo en Hong Kong y China, dijeron que respaldar a Trump es hipócrita en el mejor de los casos y peligroso en el peor.
“El historial de derechos humanos de Trump —lo que les hace a los niños migrantes, las restricciones a los viajes provenientes de países con mayoría musulmana, la supremacía blanca, las verdades alternativas— lo elimina de mi apoyo, pero aparentemente esta no es la actitud popular entre muchos disidentes en China, Hong Kong y Taiwán”, afirmó Badiucao, un artista político de origen chino que ahora vive en Australia en un exilio autoimpuesto.
Badiucao, quien se identifica con un seudónimo para proteger a su familia en China, ha tenido riñas en línea con Wang y otros disidentes conocidos y ha convertido la pelea en uno de los temas de su arte.
“Estos tipos son unos utilitarios, y creen que si Trump está librando una guerra contra el CCP entonces es la persona adecuada para ellos”, dijo Badiucao. “Esa mentalidad encaja con esa ideología de ‘Estados Unidos primero’, en la que está bien que otras personas sufran si el objetivo que buscas se cumple, y el objetivo de ellos es derrocar al CCP”.
Los asesores de política exterior de Biden afirman que es injusto suponer que el presidente electo continuará con la postura moderada del gobierno de Obama. Dicen que esta es una época diferente. La reciente legislación de derechos humanos defendida por el gobierno de Trump ha recibido amplio apoyo bipartidista.
Algunos disidentes asiáticos reconocen que la antipatía hacia Biden está impulsada en parte por un aluvión de desinformación en línea que pinta al presidente electo como un socialista encubierto o que sostiene, sin ninguna prueba, que el “dinero comunista” extranjero logró darle la vuelta a la elección en contra de Trump. Este tipo de afirmaciones infundadas han sido replicadas por publicaciones especializadas en línea en chino, vietnamita y otros idiomas.
“La crisis de la democracia en el mundo confunde a las personas, en especial a los activistas, y los hace susceptibles a la influencia de teorías de la conspiración y la manipulación de la información”, dijo Nguyen Quang A, un disidente vietnamita que ha sido detenido varias veces por sus críticas al liderazgo comunista del país. “Vietnam no tiene medios de comunicación independientes, y las personas, en especial los activistas, odian a los medios tradicionales desde hace tiempo”.