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Hola, suéter calientito: la ropa de trabajo de las mujeres quizá nunca sea la misma

Hola, suéter calientito: la ropa de trabajo de las mujeres quizá nunca sea la misma
Sarah LaFleur, cuya empresa vende ropa de trabajo para mujeres, modela su atuendo de trabajo desde su casa en Nueva York, el 24 de noviembre de 2020. (Haruka Sakaguchi/The New York Times)

Antes de la pandemia, dijo Rebecca Rittenberg, una mujer de 28 años que trabaja en el área de ventas publicitarias de Google en Nueva York, una de las cosas que más le gustaba de ir a la oficina era “llegar con un traje profesional y a la moda”.

Un elegante par de pantalones, blusas coloridas o estampadas, sacos, faldas, vestidos, botas de tacón y zapatillas de diseñador formaban parte de su vestuario, que utilizaba para expresar su personalidad y estar a la altura de sus elegantes colegas del mundo de la publicidad.

Ahora, después de ocho meses de trabajar desde casa, y Google diciendo que los trabajadores no tendrán que volver a asistir en persona hasta el próximo verano por lo menos, una gran parte de esa ropa ha sido donada y remplazada. La nueva definición de Rittenberg de “ropa de trabajo” incluye chaquetas y ropa deportiva de cachemira, cintas para la cabeza y otras prendas acogedoras que forman parte de la categoría “saludable punto medio” entre las pijamas y los sacos.

“Vi las cosas que solía usar en la oficina todo el tiempo y pensé: ‘¿Cuándo voy a volver a tocar esto?’”, dijo. “Nuestra mentalidad ha cambiado un poco con esta pandemia y con el hecho de que todos hemos estado trabajando desde casa durante tanto tiempo. En cuanto estemos de vuelta en la oficina, lo cual creo que sucederá, parece que será un cambio bastante extremo volver a usar una chaqueta, una falda formal y tacones”.

Puesto que muchas mujeres profesionales han vivido un largo periodo de trabajo a distancia, sus nociones de la ropa de trabajo se han transformado, lo cual ha sacudido a los negocios que han buscado equiparlas para la oficina. La vestimenta de oficina estadounidense ya se enfrentaba a los efectos de la “casualización” —incluso Goldman Sachs relajó su código de vestimenta el año pasado— pero, a medida que la pandemia se prolonga, el cambio se acelera y puede que se quede para siempre.

Bloomingdale’s ha observado que los clientes buscan cada vez más cachemira, zapatos planos, pantalones con cintura elástica y otras prendas cómodas, mientras que marcas como Theory se han apresurado a añadir más ropa informal a sus líneas, dijo Denise Magid, una vicepresidenta ejecutiva de Bloomingdale’s que supervisa las prendas de vestir “prêt-à-porter”.

“Sin importar cuándo volverán las personas a la oficina, creo que la gente se ha sentido cómoda con lo que lleva puesto”, dijo Magid. “No creo que la gente quiera deshacerse de esa sensación de comodidad”.

El panorama de las ventas minoristas está cambiando con las nuevas necesidades del trabajador a distancia. Las quiebras de este año incluyeron a Brooks Brothers y al dueño de Ann Taylor y Loft. Rent the Runway cerró todas sus tiendas y eliminó su opción de suscripción ilimitada. En el último trimestre de Gap Inc., las ventas netas se dispararon un 15 por ciento en Old Navy y un 35 por ciento en Athleta, mientras que cayeron en picada un 34 por ciento en Banana Republic.

Gap nombró un nuevo director de Banana Republic la semana pasada y dijo durante una teleconferencia en la que se presentaron los resultados de la marca que había estado “trabajando arduamente para actualizar su surtido de productos” con el fin de satisfacer una era de trabajo remoto en la que se prefiere la ropa más informal en lugar de las prendas de vestir y los trajes a medida.

Las mujeres profesionales han sido durante mucho tiempo un mercado lucrativo. Los minoristas las ven como clientes que tienden a tener dinero para gastar y están dispuestas a pagar por prendas que les ayudarán a sentirse seguras en el lugar de trabajo, a adaptarse a estilos de vida ajetreados o a tener el aspecto adecuado para vivir días donde tienen que pasar de la oficina a una cena. El atuendo suele ser solo de limpieza en seco, más rígido y estructurado que la ropa de fin de semana, y modesto en el escote y el dobladillo. Muchos de esos productos —y la manera en que se comercializan— han cambiado.

El otoño pasado, el sitio web y las redes sociales de Banana Republic mostraron coloridos tacones y modelos que llevaban “la esencia de Banana Republic con un toque moderno: acogedores tejidos gruesos y pana italiana, sacos a cuadros de doble botonadura y chaquetas de molesquín”. Esta temporada, su sitio incluye búsquedas de entrevistas virtuales y una sección de “ocio en el trabajo”, con suaves mallas de ponte, vestidos de suéter de cuello alto, calcetines con estampado de guepardo y “coatigans” (un híbrido entre una chaqueta y un suéter de punto).

M.M.LaFleur, una empresa de ropa elegante de trabajo para dama, fundada en 2011, se ha esforzado para recuperarse del golpe que ha recibido este año. La marca ha eliminado la ropa de primavera y se ha inclinado más hacia la categoría “casual formal”, que introdujo hace varios años.

“En realidad, nos inspiramos en nuestros clientes tecnológicos de San Francisco, que decían: ‘No puedo llevar vestidos o un traje para trabajar porque entonces la gente piensa que estoy haciendo una entrevista, pero tampoco voy a llevar una sudadera con capucha y pantalones deportivos, como los ingenieros, porque no soy así’”, dijo Sarah LaFleur, fundadora y directora ejecutiva de la marca. “Ese estilo se ha convertido en algo más generalizado ahora, así que mucho de lo que hemos estado haciendo es diseñar para ese tipo de mujer”.

Las prendas incluyen suéteres de cachemira, un híbrido de chaqueta y cárdigan llamado “jardigan” y pantalones “mejores que jeans”. LaFleur dijo que, aunque las ventas de blusas “aptas para Zoom” habían superado inicialmente las de pantalones durante la pandemia, hubo un repentino aumento de ventas de pantalones en junio.

Ella podía identificarse con el suceso.

“Después de cien días de usar pantalones deportivos, necesitaba sentir que me estaba levantando de la cama”, dijo, y añadió que los clientes se han inclinado por los pantalones que parecen hechos a la medida pero que se sienten tan cómodos como los pantalones deportivos.

Kathryn Minshew, la fundadora de 35 años de Muse, un sitio para personas en busca de empleo de entre 20 y 30 años, dijo que se había vuelto mucho menos tolerante con partes de su vestuario que antes usaba en la oficina, incluyendo pantalones y ciertos vestidos.

“No tenía mucha ropa que fuera increíblemente incómoda, pero sí mucha ropa que era incómoda para mi trabajo”, dijo. “Era un poco estructurada, un poco ajustada, te aprieta un poco cuando te mueves de ciertas maneras. Muchos vestidos y camisetas de trabajo para mujeres que son ajustadas, están bien, pero no son las prendas más cómodas”.

Pronosticó que “muchas mujeres apartarán una parte de su armario para los trajes formales y las ocasiones especiales”. Sin embargo, añadió, “creo que esa categoría se reducirá con el tiempo cuanto más se prolongue la pandemia y, por lo tanto, más nos acostumbremos colectivamente a ese tipo de vida y de trabajo”.

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