Durante las últimas cuatro décadas, los salarios han aumentado para quienes tienen títulos universitarios y disminuido para quienes no cuentan con ellos. Pero una serie de nuevas y recientes investigaciones indica que esta tendencia no necesariamente tiene que continuar.
Hasta 30 millones de trabajadores estadounidenses que no poseen títulos universitarios de carreras de cuatro años tienen las aptitudes necesarias como para, de manera realista, tener acceso a nuevos empleos en los que ganen, en promedio, un 70 por ciento más de lo que perciben en la actualidad. Ese cálculo procede de una colaboración de investigadores académicos, empresariales y sin fines de lucro que recopilaron datos sobre empleos y aptitudes.
Los hallazgos señalan el potencial de movilidad ascendente para millones de estadounidenses, quienes podrían tener la posibilidad de pasar de empleos de bajos salarios a empleos de ingresos medios o mayores.
Sin embargo, las investigaciones también muestran los desafíos que enfrentan los trabajadores: en la actualidad tienen una menor movilidad en materia de ingresos que quienes poseen un título universitario, el cual sistemáticamente se considera un indicador de aptitudes. Los investigadores afirman que esa creencia tan compartida está muy equivocada.
“Tenemos que reconsiderar quién está capacitado y cómo se evalúan y se miden las aptitudes”, señaló Peter Q. Blair, economista laboral de la Universidad de Harvard, quien fue miembro del equipo de investigación.
En los últimos años, los expertos en materia laboral y las organizaciones de trabajadores han argumentado que la contratación debería basarse cada vez más en las aptitudes más que en los títulos, por una cuestión de equidad y eficiencia económica. Las investigaciones ofrecen pruebas cuantificadas de que ese cambio se puede lograr.
“La meta es enfocarse en un problema y en lo que podría hacerse en la práctica para ayudar a todo este grupo de personas que tienen dificultades en el mercado laboral”, comentó Erica Groshen, economista en la Universidad Cornell, exdirectora de la Oficina de Estadísticas Laborales y una de las investigadoras.
Los investigadores publicaron un amplio panorama de los empleos, los salarios y las aptitudes de los trabajadores que tienen un diploma de bachillerato pero no un título que avale cuatro años de universidad como documento de trabajo de la Oficina Nacional de Investigación Económica este año. Hallaron una coincidencia importante entre las aptitudes que se requieren en los empleos de salarios bajos y muchos empleos de salarios altos, lo que da un panorama importante de las oportunidades.
Para las aptitudes, los investigadores usaron la clasificación del Departamento del Trabajo. Definieron los empleos de salario bajo como los que pagan menos de 38.000 dólares, el salario promedio anual del país. Los empleos de salario medio eran los que pagaban de 38.000 a 77.000 dólares, con el punto medio de 57.500 dólares. Los salarios altos eran de más de 77.000 dólares.
Los trabajadores mejor pagados que no poseen un título universitario tenían empleos administrativos, técnicos y en el área de computación. Los que percibían los peores salarios estaban agrupados en empleos de asistencia personal y preparación de alimentos.
Un informe publicado esta semana por los mismos investigadores analizó las rutas hacia empleos mejor pagados para estos trabajadores, su experiencia y los obstáculos que enfrentan. Usó datos propios y entrevistas, así como los datos del gobierno que se utilizaron en el primer estudio.
Un ejemplo típico de un empleo de salario bajo que puede ser un portal hacia uno mejor es el de asistente administrativo de oficina. De acuerdo con encuestas del Departamento del Trabajo realizadas a empleadores, las habilidades requeridas incluyen comunicación escrita y oral, administración del tiempo, resolución de problemas, atención a los detalles y dominio de la ofimática. En resumen, un conjunto de habilidades que es importante en muchos empleos.
Robert B. Johnson hijo, trabajó durante 18 meses como asistente de administración en una empresa financiera en Dallas. Era su primera experiencia en una oficina, donde adquirió habilidades profesionales como trabajo en equipo y comunicación empresarial. Le gustaba la tecnología y, mientras trabajaba ahí, se enteró de un curso de computación gratis que ofrecía Merit America, una organización sin fines de lucro, que podía tomar en las noches y los fines de semana.
Johnson, de 24 años, terminó el curso de programación computacional en seis meses. Poco después, fue contratado por una empresa local de software donde su salario anual es de aproximadamente 55.000 dólares, a diferencia de los 30.000 dólares que ganaba antes. Hoy en día, tiene ahorros en el banco y él y su novia se mudaron a un nuevo apartamento en enero. Pretenden comprar una casa y están pensando en formar una familia.
“Eso del sueño americano no parecía asequible para mí, sino hasta ahora”, comentó Johnson.
Por lo general, el acceso a empleos mejor pagados es una combinación de iniciativa personal, habilidades básicas y cierta preparación adicional, como un curso externo o una capacitación ofrecida por la empresa, afirmó Papia Debroy, vicepresidenta de investigación en Opportunity@Work, una empresa social sin fines de lucro que colaboró en ambos estudios.
En la economía de la pandemia, los expertos en materia laboral han abogado por un mayor financiamiento del gobierno para programas de formación profesional, sobre todo para ampliar los que sin duda han ayudado a que los trabajadores accedan a empleos de clase media. La crisis actual ha afectado más a los trabajadores de bajos ingresos, de manera desproporcionada a los negros y latinos. Y existe la preocupación de que cuando llegue la recuperación económica, tal vez solo aumente la brecha salarial entre los trabajadores.
Los investigadores afirman que el gobierno debe tener una participación. Pero señalan que el sector privado, que es sin lugar a dudas el empleador más importante, debe cambiar sus percepciones, sus hábitos de contratación y sus programas para el desarrollo profesional a fin de aumentar las oportunidades para los trabajadores que no cuentan con un título universitario.
“Las empresas tienen que ver esta reserva de talentos e incorporarla”, señaló Byron Auguste, director ejecutivo de Opportunity@Work. “El cambio de los sistemas en el mercado laboral tiene que ver tanto con la práctica de los empleadores como con las políticas públicas”.
Según un estudio reciente, para el 74 por ciento de los nuevos empleos en Estados Unidos, los empleadores con frecuencia solicitan trabajadores con títulos de cuatro años de universidad. Al seleccionar empleados con base en sus títulos universitarios, se excluye aproximadamente a tres cuartas partes de los trabajadores estadounidenses. Pero el efecto es más marcado en las minorías, con lo que se elimina al 76 por ciento de los trabajadores negros y al 83 por ciento de los latinos.
Auguste señaló que el filtro del título universitario es “un daño autoinfligido para la economía, racial y éticamente”.