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Cómo fingir que estás en Tokio

Cómo fingir que estás en Tokio

Hace unos años, caminé por primera vez por las calles de Tokio iluminadas con luces neón, con los ojos muy abiertos y agotado por el desfase horario.

Solo tardé tres días en conocer algunos de los secretos de la ciudad. Por ejemplo, si no logras encontrar el local de fideos perfecto para el almuerzo, levanta la mirada y verás otra decena de opciones que llenan los pisos superiores de lo que creías que eran edificios de oficinas; o que los lugares famosos (como el cruce de Shibuya, la intersección que has visto en 100 fotografías secuenciales) lo son por una razón, pero hay mucho más por conocer si eliges una parada de metro al azar y das un paseo largo.

Se suponía que este sería un gran año para el turismo de la ciudad, que ya era una de las más visitadas del mundo, pues iba a ser la sede de los ahora pospuestos Juegos Olímpicos y Paralímpicos. Por supuesto, eso no fue así.

Como la mayor parte del mundo aún está confinada en sus casas, millones de personas que cancelaron sus vuelos y reservas de hotel tendrán que esperar para viajar a Tokio. Mientras tanto, hay maneras de capturar el espíritu de una ciudad que es impenetrable en ocasiones y fascinante siempre. Tal vez, solo por una noche, estas recomendaciones incluso podrían hacerte sentir como si estuvieras allí.

Escucha a la ciudad

Conocí a Kazuto Okawa, cuyo nombre artístico es LLLL, afuera de una tienda en el extravagante barrio de Koenji durante mi primera noche en Tokio. Él estaba sentado en la acera con un grupo de amigos, con la cara cubierta por su cabello largo y despeinado. A lo largo de los años desde ese primer encuentro, su música (una mezcla de melosas melodías pop y paisajes sonoros de la era espacial) se ha convertido en sinónimo de la ciudad para mí. Si esos sentimientos encontrados de desorientación y alegría que impactan a todos los visitantes de Tokio pudieran traducirse en sonido, sería este.

Cuando le pregunté a Okawa qué música representa mejor a su ciudad natal, me remitió a los clásicos. El músico Keigo Oyamada, mejor conocido como Cornelius, en ocasiones recibe, de manera reduccionista, el sobrenombre del “Beck japonés” por la forma en que cambia de géneros con facilidad. Cada álbum es un viaje, pero para lo más evocador de la ciudad, Okawa sugiere su álbum de 1995 “69/96”. “Es futurista siempre”, dijo. “Un paralelo perfecto de Tokio”.

Si Cornelius es demasiado para ti, Okawa recomienda “Kazemachi Roman” de los pioneros del rock folk de Tokio, Happy End: quizá reconozcas una canción de la banda sonora de ese gran tributo a la ciudad, “Perdidos en Tokio”.

Para empezar a entender el fenómeno de la escena J-pop de Tokio, Okawa sugiere que comencemos con “Kabukicho no joou” de Sheena Ringo. “Captura el lado oscuro de la ciudad”, afirmó. “Y resulta que es una de las canciones de J-pop más populares de todos los tiempos”. Para experimentar la otra cara de la misma moneda del pop (tal vez quieres recrear una noche de verano más animada) recomienda la acertada canción “Sunshower” de Taeko Ohnuki.

Cocina en el comedor

Ningún viaje a Tokio está completo sin las comilonas. Aunque sea difícil recrear con precisión un auténtico tazón de ramen o un plato de sushi tokiota, hay muchas cosas que puedes hacer desde casa.

Entre los platillos rápidos y sencillos se encuentra el yakitori (sí, de verdad puedes hacerlo en casa) y frituras de nori (perfectas para acompañar con una cerveza japonesa fría).

Para algo más complejo, y apropiado para la temporada, sigue el ejemplo de Motoko Rich, jefe de la oficina de The New York Times en Tokio. “El clima cada vez es más frío, así que es hora de sacar la hornilla de butano para hacer shabu shabu, una clásica cena japonesa que puedes preparar y comer directamente en el comedor”, dijo.

Primero, prepara un kombu dashi, un caldo con sabor a algas deshidratadas, luego toma carne, tofu, verduras y hongos y sumérgelos en el líquido burbujeante, asegurándote de mover los ingredientes el tiempo suficiente para que se cocinen. “Aunque podemos cocinar el shabu shabu en casa, también me recuerda a los restaurantes más elegantes de mediados del siglo XX en Tokio, donde las camareras visten kimonos y llevan bandejas suntuosas a las mesas”.

Amplía tus horizontes literarios

Si quieres perderte en Tokio acurrucándote con un buen libro, tenemos muchas recomendaciones, ya sea que busques una obra de ficción larga o más historias cortas como tentempié. Hay más opciones ( muchas más ) además de Haruki Murakami. Rich recomienda “Senos y Huevos” de Mieko Kawakami. “Me encanta la manera en que Kawakami hace referencia a lugares de Tokio reales y reconocibles, mas no ‘exotizados’”, dijo. “Al leerlo te sientes en el ahora, más que si te presentaran Otro Mundo encantador. Es Tokio tal como se vive, no un plató cinematográfico”.

Ve la ciudad en la pantalla

Si lo que buscas es una noche de televisión y subtítulos, empieza con la serie “La cantina de medianoche: Historias de Tokio” en Netflix, que vale la pena ver de corrido. El programa trata de los clientes que pasan por un pequeño restaurante de servicio a la barra que solo está abierto de la medianoche a las seis de la mañana. Reconfortante, hilarante y melancólico a la vez, es un retrato conmovedor de Tokio al anochecer. Si la secuencia de apertura no te hace sentir bien, verifica si estás vivo: el programa es una ASMR (respuesta sensorial meridiana autónoma) para el alma.

Cuando se trata de películas, como dijo Mike Hale, crítico de televisión del Times: “Tokio es a la vez la ciudad más cosmopolita y la más intensamente local que te puedas imaginar, y esa es una combinación perfecta para la narración de historias, como han demostrado directores desde Kurosawa hasta Kiarostami y Sofía Coppola”.

¿Por dónde empezar, entonces? No puedes omitir a Akira Kurosawa, el cineasta influyente cuya carrera abarcó casi seis décadas. Hale recomienda “El perro rabioso” (1949), rodada en Tokio después de la Segunda Guerra Mundial. Hale la describe como “un paseo por la ciudad en modo de supervivencia”. A continuación, prueba “El vagabundo de Tokio” (1966), de Seijun Suzuki. “La estilizada historia de la yakuza de Suzuki presenta temas tradicionales de honor y corrupción contra una síntesis surrealista, llamativa y escarpada de la cambiante ciudad”, señaló. Por último, para algo más contemporáneo, ve la película ganadora de la Palma de Oro de Cannes, “Un asunto de familia” (2018) de Hirokazu Kore-eda. En opinión de Hale, la película, acerca de una familia de estafadores, “muestra tanto la brillante metrópolis moderna como el mundo de las sombras más allá de las luces de neón”.

Piérdete en el mundo virtual

Aunque la figura más famosa de los videojuegos japoneses sea un fontanero italiano al que le gustan los hongos, también hay muchos juegos más basados en la vida real de Tokio que Super Mario Bros. Brian Ashcraft, escritor experimentado del sitio web de juegos Kotaku que vive en Osaka, recomienda la extensa serie de “Yakuza”, que cuenta la historia de Kazuma Kiryu mientras se hace un nombre en el inframundo. Los juegos de la Yakuza están llenos de acción, pero con batallas de baile, sesiones de karaoke y diálogos hilarantes, y también son descaradamente bobos. “Este año ha tenido como consecuencia que todos los eventos y viajes a Tokio se pospongan”, dijo Ashcraft. “Los juegos de la Yakuza hacen un trabajo fantástico de dar vida a partes de la ciudad. Estas recreaciones digitales obsesivas imitan el concepto de Tokio. Para mí, eso es suficiente”.

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