WASHINGTON – El jefe de la NAACP le hizo una advertencia contundente al presidente electo Joe Biden cuando este se reunió con líderes de los derechos civiles en Wilmington, Delaware, la semana pasada.
Nominar a Tom Vilsack, secretario de agricultura del gobierno de Obama, para dirigir el departamento de nuevo enfurecería a los agricultores negros y amenazaría las esperanzas demócratas de ganar dos elecciones al Senado en Georgia, dijo el jefe de la NAACP, Derrick Johnson, a Biden.
“El exsecretario Vilsack podría tener un impacto desastroso en los votantes de Georgia”, advirtió Johnson, según una grabación de audio de la reunión obtenida por The Intercept. Johnson dijo que el despido abrupto por parte de Vilsack de una popular funcionaria negra del departamento en 2010 todavía era demasiado reciente para muchos granjeros negros, a pesar de la posterior disculpa de Vilsack y su oferta de volver a contratarla.
Biden rápidamente ignoró la advertencia. En cuestión de horas, su decisión de nominar a Vilsack para dirigir el Departamento de Agricultura se había filtrado, lo cual enfureció a los mismos activistas con los que se acababa de reunir.
El episodio fue solo una pieza de una campaña concertada por activistas para exigir al presidente electo que cumpliera su promesa de que su gobierno “se parecería a Estados Unidos”. En su reunión, Johnson y el grupo también instaron a Biden a nombrar a un fiscal general negro y a nombrar a un “zar” de los derechos civiles de la Casa Blanca.
La presión sobre el presidente electo demócrata es intensa, pese a que sus esfuerzos para asegurar la diversidad étnica y de género ya van mucho más allá de los del presidente Donald Trump, quien no hizo de la diversidad una prioridad y a menudo escogió a sus altos funcionarios porque daban buena impresión en papel. Y viene de todos lados.
Cuando Biden nominó al primer hombre negro para dirigir el Pentágono la semana pasada, las mujeres gritaron indignadas. Los defensores de la comunidad LGBTQ están decepcionados de que Biden aún no haya nombrado a un miembro prominente de su colectivo al gabinete. Los grupos latinos y asiáticos están buscando algunos de esos mismos puestos.
Los aliados del presidente electo señalan que ya ha hecho historia. Además de nominar al general retirado Lloyd Austin para ser el primer secretario de defensa negro, ha elegido a un inmigrante cubano para dirigir el Departamento de Seguridad Nacional, a la primera mujer secretaria del Tesoro, a una mujer negra del Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano, y a un hijo de inmigrantes mexicanos para fungir como secretario de salud y servicios humanos.
Y, quizá lo más notable, eligió a Kamala Harris como su compañera de fórmula, convirtiéndola en la primera persona negra y la primera mujer en ser vicepresidenta.
Sin embargo, el despliegue del gabinete de Biden y las elecciones de funcionarios para la Casa Blanca han creado angustia entre muchos elementos del partido. Mientras que algunos dicen que parece estar atado de pies y manos por los grupos de interés, otros señalan que sus primeras elecciones incluyeron a cuatro hombres blancos, que son confidentes cercanos, para servir como jefe de personal, secretario de Estado, asesor de seguridad nacional y su principal asesor político, lo cual deja la impresión de que, para los trabajos más esenciales del gobierno, Biden planeaba confiar en el mismo cuadro de ayudantes que ha tenido durante años.
“Añadió consternación”, el líder de un grupo de apoyo en Washington dijo sobre las elecciones iniciales de Biden para los puestos de funcionarios.
Glynda Carr, presidenta de Higher Heights for America, un comité de acción política dedicado a la elección de mujeres negras progresistas, dijo que había un sentimiento de derrota por el hecho de que Biden no hubiera otorgado puestos clave de su gabinete a mujeres negras, como el grupo lo esperaba.
Susan Rice, una mujer negra que fue embajadora de las Naciones Unidas y asesora de seguridad nacional en el gobierno de Obama, había sido considerada como candidata a secretaria de Estado. En cambio, se convertirá en directora del Consejo de Política Nacional de Biden, un cargo que no requiere la confirmación del Senado. La representante Marcia L. Fudge, demócrata de Ohio, otra mujer negra, fue pasada por alto para ser secretaria de agricultura, el puesto por el que ella y sus aliados habían cabildeado, y en su lugar fue nominada para ser secretaria de vivienda y desarrollo urbano.
Tanto el puesto estatal como el de agricultura fueron más bien para hombres blancos.
“Yo ciertamente querría que Susan Rice estuviera en el equipo en lugar de no estar en el equipo”, dijo Carr, pero fue “decepcionante” ver a Rice en un puesto que no estaba a nivel del gabinete. “Tenemos que seguir ejerciendo presión”, añadió.
Elegir a Austin tampoco tranquilizó a los líderes de los derechos civiles como el reverendo Al Sharpton, quien se mantiene firme en la necesidad de un fiscal general negro, o al menos alguien con experiencia en la aplicación del derecho al voto.
Otros activistas están igualmente decididos a impedir que el presidente electo nombre a personas que consideran demasiado conservadoras y tímidas para hacer frente a las injusticias raciales o demasiado conectadas con el mundo empresarial.
Este mes, un colectivo de más de 70 grupos de justicia ambiental escribió al equipo de transición de Biden para instar al presidente electo a no nombrar a Mary Nichols, la reguladora de cambio climático de California y una de las funcionarias de cambio climático más experimentadas del país, para dirigir la Agencia de Protección Ambiental.
“Queremos llamar su atención sobre el sombrío historial de Nichols en el tratamiento del racismo medioambiental”, escribieron los grupos, pues dijeron que ella impulsó el programa de limitación y comercio de California para reducir los gases de efecto invernadero a expensas de los contaminantes locales, que afectan desproporcionadamente a las comunidades minoritarias.
Las personas cercanas a la transición dicen que Nichols podría terminar perdiendo el puesto a manos de Heather McTeer Toney, administradora regional de la EPA en el gobierno de Obama, que es una de las principales opciones de los activistas liberales y sería la segunda mujer negra en dirigir la agencia.
Adam Green, fundador del Comité de Campaña para el Cambio Progresivo, dijo que las organizaciones liberales han estado muy contentas con algunas de las elecciones de Biden, incluyendo a Ron Klain, uno de sus asesores de hace mucho, como jefe de personal y a Janet Yellen, expresidenta de la Reserva Federal, para ser secretaria del Tesoro.
No obstante, dijo que Biden no había seleccionado a ningún defensor del movimiento progresista, y añadió: “Los principales participantes hasta ahora no están en los puestos más importantes”.
Además, nominados como Vilsack, a quien Green acusó de tener demasiados lazos con las grandes industrias agrícolas corporativas, son una decepción, comentó.
“Hay muchas oportunidades con la agricultura, especialmente si queremos obtener ganancias en el Medio Oeste”, dijo. Pero eso requeriría un secretario dispuesto a “luchar por las familias de agricultores que se enfrentan a las grandes empresas agrícolas”.
Mientras Biden reflexiona sobre sus opciones para secretario del interior, una coalición de demócratas, nativoamericanos, activistas liberales y celebridades de Hollywood lo presionan para que nombre a la representante Deb Haaland, demócrata de Nuevo México, una mujer nativoamericana, en lugar del senador Tom Udall, demócrata de Nuevo México, un viejo amigo de Biden.
En el Capitolio, legisladores demócratas progresistas como la representante Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata de Nueva York, se abstienen de dar su opinión sobre las personas que Biden ha elegido.
“Creo que una de las cosas que me pregunto cuando veo todas estas decisiones juntas es esta: ¿cuál es la agenda?”, dijo a los periodistas.
Durante su reunión con los activistas, Biden se molestó debido la idea de que sus nominaciones sugieren que no estaba siguiendo una agenda progresista.
“No llevo un sello en mi cabeza que diga: ‘Soy progresista y soy AOC’”, dijo Biden, refiriéndose a Ocasio-Cortez. “Pero he logrado más cosas en el Congreso de Estados Unidos que nadie que conozcan”.
Los comentarios reflejan lo que la gente familiarizada con el modo de pensar de Biden dice que es su creciente frustración con las campañas de presión públicas y privadas.