¿En qué momento logra un país la inmunidad grupal o de rebaño? ¿Qué porcentaje de la población debe volverse resistente al coronavirus, ya sea mediante la infección o la vacunación, para que la enfermedad desaparezca y la vida vuelva a la normalidad?
Desde el comienzo de la pandemia, la cifra que mencionaron muchos epidemiólogos fue del 60 al 70 por ciento. La Organización Mundial de la Salud sigue citando ese rango, que suele escucharse durante los debates sobre el curso futuro de la enfermedad.
Aunque es imposible saber con certeza cuál será el límite hasta que lo alcancemos y se detenga la propagación, es importante hacer un buen cálculo, puesto que nos da una idea de cuándo es posible esperar volver a respirar libremente.
Hace poco, un personaje al que millones de estadounidenses acuden en busca de orientación, Anthony Fauci, asesor tanto del gobierno de Trump como del entrante de Biden, comenzó a aumentar paulatinamente su estimación de la inmunidad de rebaño.
En los primeros días de la pandemia, Fauci coincidía con la mayoría de los expertos y tendía a citar la misma estimación del 60 al 70 por ciento. Hace alrededor de un mes, comenzó a decir “70, 75 por ciento” por ciento en entrevistas de televisión. Y la semana pasada, en una entrevista con CNBC News, dijo “75, 80, 85 por ciento” y “75 a 80 más por ciento”.
Al día siguiente, en una entrevista telefónica, Fauci reconoció que había estado moviendo la meta de manera gradual, pero deliberada. Comentó que lo hace, por una parte, basándose en nueva ciencia, y por su intuición de que el país está listo para escuchar lo que en realidad piensa.
Por difícil que sea oírlo, dijo, cree que se necesita cerca del 90 por ciento de inmunidad para detener el virus, casi tanta como la que se necesita para detener un brote de sarampión.
Cuando se les preguntó sobre las conclusiones de Fauci, epidemiólogos destacados contestaron que podría tener razón. El rango inicial de 60 a 70 por ciento fue casi sin duda demasiado bajo y el virus se está volviendo más transmisible, por lo que se necesitará una mayor inmunidad grupal para detenerlo.
Fauci dijo que, desde hace semanas, había dudado en elevar públicamente su estimación porque muchos estadounidenses parecían dudar de las vacunas, que tendrían que aceptar casi de manera universal para que el país pueda alcanzar la inmunidad de rebaño.
Ahora que algunas encuestas muestran que muchos más estadounidenses están listos, incluso ansiosos, para recibir las vacunas, dijo que creía que podía transmitir el duro mensaje de que el retorno a la normalidad podría tardar más de lo previsto.
“Cuando las encuestas decían que solo la mitad de los estadounidenses se vacunarían, yo decía que la inmunidad de la manada tomaría entre el 70 y el 75 por ciento. Luego, cuando las encuestas más recientes dijeron que el 60 por ciento o más se vacunaría, pensé: ‘Puedo subir esto un poco’ así que de ahí salió el 80, 85 por ciento”, comentó Fauci.
“Necesitamos ser humildes”, añadió. “Realmente no sabemos cuál es el número real. Creo que el rango real está entre el 70 y el 90 por ciento. Pero, no voy a decir 90 por ciento”.
Reflexionó que hacerlo podría ser desalentador para los estadounidenses porque no está seguro de que haya suficiente aceptación voluntaria hacia las vacunas para alcanzar ese objetivo. Aunque en las encuestas, la aceptación de las vacunas ha subido y bajado este año, varios de los sondeos actuales sugieren que alrededor del 20 por ciento de los estadounidenses dice no estar dispuesto a aceptar ninguna vacuna.
Además, Fauci señaló que una cifra de inmunidad grupal del 90 por ciento o más está en el rango de riesgo de contagio del sarampión.
“Apostaría mi casa a que la COVID no es tan contagiosa como el sarampión”, dijo.
Se cree que el sarampión es la enfermedad más contagiosa del mundo; puede permanecer en el aire durante horas o pasar a través de las rejillas de ventilación para infectar a las personas en otras habitaciones. Según algunos estudios de brotes en cuarteles militares y dormitorios estudiantiles abarrotados, la enfermedad continúa propagándose hasta que más del 95 por ciento de todos los residentes están infectados.
Las entrevistas con epidemiólogos sobre el grado de inmunidad grupal necesario para derrotar al coronavirus produjeron una serie de estimaciones, algunas de las cuales coincidían con las de Fauci. También vinieron con una advertencia: Todas las respuestas son meras “suposiciones”.
“Dime qué cifras poner en mis ecuaciones y te daré la respuesta”, dijo Marc Lipsitch, epidemiólogo de la Escuela de Salud Pública T.H. Chan de Harvard. “Pero no puedes decirme las cifras, porque nadie las conoce”, concluyó.
Las únicas medidas de inmunidad de rebaño verdaderamente precisas se hacen en rebaños reales y provienen del estudio de virus animales como la peste bovina y la fiebre aftosa, señaló David M. Morens, asesor principal de Fauci en epidemiología del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas.
Cuando el ganado está encerrado en corrales, es fácil medir la rapidez con la que una enfermedad se propaga de un animal a otro, explicó. Los humanos nos movemos, por lo que es mucho más difícil estudiar la propagación de enfermedades entre nosotros.
Los expertos en salud señalaron que la hipótesis original de que se necesitaría entre un 60 y un 70 por ciento de inmunidad para detener la enfermedad se basaba en los primeros datos de China e Italia.
Los epidemiólogos que observaban la rapidez con que se duplicaban los casos en esos brotes calcularon que el número básico de reproducción del virus o R0 (a cuántas nuevas víctimas infectó cada portador) era de alrededor de 3. Así que dos de cada tres víctimas potenciales tendrían que hacerse inmunes antes de que cada portador infectara a menos de una. Cuando cada portador infecta a menos de una nueva víctima, el brote se extingue poco a poco.
Dos de cada tres es el 66,7 por ciento, lo que estableció el rango de 60 a 70 por ciento para la inmunidad de rebaño.
Christopher J.L. Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington afirmó que hay un estudio que confirma esta idea realizado por el ejército francés sobre la tripulación del portaaviones Charles de Gaulle, que tuvo un brote a finales de marzo.
El estudio encontró que 1064 de los 1568 marineros a bordo, o cerca del 68 por ciento, habían salido positivos en la prueba del virus.
Sin embargo, el portador regresó al puerto mientras el brote estaba en curso y la tripulación entró en cuarentena, por lo que no se sabía con claridad si el virus había terminado de infectar a los nuevos marineros incluso después de que el 68 por ciento lo hubiera contraído.
Además, los brotes a bordo de los barcos son modelos deficientes para los que están en tierra porque las infecciones se mueven mucho más rápido en los espacios cerrados de un barco que entre la población civil que se mueve libremente, explicó Natalie E. Dean, bioestadística de la Universidad de Florida.
Por si eso fuera poco, hay un consenso creciente entre los científicos de que el propio virus se está volviendo más transmisible. Una variante de la “cepa italiana” con la mutación conocida como D614G se ha propagado mucho más rápido que la variante original de Wuhan. Hace poco, se identificó en el Reino Unido, Sudáfrica y en algunos otros países una mutación reciente, conocida como N501Y, que puede hacer que el virus sea aún más infeccioso.
Cuanto más transmisible es un patógeno, más personas deben hacerse inmunes para detenerlo.
Morens y Lipsitch coincidieron con Fauci en que el nivel de inmunidad grupal necesario para detener la COVID-19 podría ser del 85 por ciento o más.
“Pero es una suposición”, enfatizó Lipsitch.
“Tony se basa en nimiedades para su cálculo”, dijo Morens.
Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades no dan ningún estimado para la inmunidad de rebaño; en su sitio web solo dicen que: “los expertos no lo saben”.
Incluso si Fauci tiene razón y se necesita un 85 o incluso un 90 por ciento de inmunidad para detener completamente la propagación del coronavirus, señaló Lipsitch, “todavía podemos desactivar el virus antes de eso”.
Añadió: “No tenemos que tener una transmisión cero para tener una sociedad decente. Tenemos muchas enfermedades, como la gripe, que se transmiten todo el tiempo, y no cerramos la sociedad por eso. Si pudiéramos vacunar a casi todas las personas que corren mayor riesgo de padecer enfermedades graves, entonces esta se convertiría en una enfermedad menos grave”.