En este pequeño país musulmán conservador, la separación por sexo es habitual. En el desierto, las mujeres son escasas. Los hombres levantan carpas para pasar veladas y recorren las dunas al volante de potentes coches.
Recorrer el desierto de Catar al volante de un todoterreno es, prácticamente, cosa de hombres. Pero la sudafricana Marcelle Visser es una de las pocas mujeres que practica esta actividad en el riquísimo emirato del Golfo, donde vive.
“Cuando las ruedas tocaron la arena, me enamoré del desierto”, dice esta apasionada de los 4×4, al volante de su Land Cruiser blanco que se lanza por las amplias superficies ocre onduladas en Sealine, en el suroeste del país.
En este pequeño país musulmán conservador, la separación por sexo es habitual.
En el desierto, las mujeres son escasas. Los hombres levantan carpas para pasar veladas y recorren las dunas al volante de potentes coches con motores rugientes.
“Al inicio, piensas que es un deporte de hombres, lo que te mantiene alejada”, cuenta Marcelle Visser, de 36 años, que descubrió esta actividad gracias a su marido aficionado de los 4×4, pero mucho más apasionado que ella.
Su nombramiento entre un puñado de comisarios de la seguridad, conocidos como capitanes, ha causado estupor y cierta agitación en el seno del prestigioso Dune Rider Club. Muy codiciado, hay que pasar por un estricto proceso de selección para obtener las escasas tarjetas de miembro.
Pero Khaled Shash, jefe de la seguridad de este club del desierto, que reúne a apasionados de la arena y de grandes 4X4, la animó inmediatamente.
“En cuanto vi la pasión de Marcelle por los todoterreno en general, decidí apostar por ella”, dice.
– “Misma cosa” –
Los capitanes son responsables de la seguridad de los miembros del grupo en las excursiones en el desierto, de la formación de los participantes sobre las técnicas de conducción fuera de pista y de la asistencia a los usuarios del desierto en dificultades.
Según el ministerio del Interior, se han registrado más de 4.300 accidentes en los últimos cinco años en la zona fuera de pista de Sealine, la más popular de Catar.
En el club Dune Riders, como en la mayoría de otros clubes, se organizan regularmente talleres para los recién llegados, para sensibilizarlos sobre la seguridad.
En uno de estos talleres, Marcelle Visser muestra a un grupo de jóvenes cómo asegurarse de que sus autos se adhieren bien a la arena para evitar derrapar y hundirse.
“Es lo mismo para las mujeres que quedan atrapadas que para los hombres, ya que no se trata de fuerza física. Simplemente hay que seguir los pasos correctos”, dice.
Acampar en el desierto y el todoterreno estarán entre las ofertas que hará Catar a los amantes de fútbol que visiten el emirato para el Mundial 2021, el primero en el mundo árabe.
– “Muy talentosa” –
“El todoterreno y las subidas de adrenalina siempre han fascinado a los hombres y no era cosa de mujeres”, dice Khaled Shash.
Pero Marcelle Visser no se desanimó y pasó de ser un simple miembro del grupo a capitana en poco más de un año.
“Esto ha sorprendido a mucha gente”, cuenta Visser quien ha tenido que redoblar a veces los esfuerzos para imponerse a los colegas de su club.
El grupo solo cuenta con un puñado de mujeres. Marcelle Visser trata de cambiarlo animando a las parejas de los miembros a embarcarse en la experiencia.
Sus maridos en cualquier caso han terminado por aceptar a una de las escasas mujeres capitanas del país.
“He ido a muchos clubes, incluso en India, he estado en todos los clubes de dos ruedas, pero nunca he visto a una mujer que se ocupa de este tipo de cosas sola”, dice Ram Arun, miembro del grupo.
“Es la primera vez que veo a una mujer muy audaz, muy paciente. Es muy talentosa”, dice.