Coordinada por tres redes de ONG, la iniciativa proyecta plantar en el próximo semestre 200.000 árboles en distintas regiones del país, con el doble objetivo de ayudar a las familias a procesar el luto y contribuir con el medio ambiente.
Bajo el cielo azul de un sábado radiante, Paulo de Souza planta una muda de inga en un parque tropical en el interior de Rio de Janeiro; es un tributo a su hermano, un piloto retirado que falleció el mes pasado tras contraer el nuevo coronavirus.
A Silvio de Souza Junior “le gustaba la naturaleza y le encantaba volar, esta es una hermosa forma de representarlo”, dice a la AFP su hermano, uno de los participantes del proyecto Bosques de la Memoria, que busca reforestar bosques costeros degradados de Brasil y homenajear a las víctimas de la pandemia.
Coordinada por tres redes de ONG, la iniciativa proyecta plantar en el próximo semestre 200.000 árboles en distintas regiones del país, con el doble objetivo de ayudar a las familias a procesar el luto y contribuir con el medio ambiente.
“Muchas de estas familias no tuvieron siquiera la oportunidad de enterrar a sus seres queridos” debido a los riesgos de contaminación, explica Luis Paulo Ferraz, uno de los coordinadores del proyecto.
Este sábado fueron plantadas ocho mudas de especies nativas en el parque de la Asociación Mico-Leao Dourado (una ONG local dedicada a preservar esta especie de primates), ubicado a dos horas de Rio de Janeiro.
“Además de la pérdida, el rito de pasaje fue muy traumático. Mediante el gesto de plantar un árbol estos familiares están depositando mucho de su cariño y su añoranza en esa muda”, añade Ferraz, secretario ejecutivo de esa asociación.
En total, este parque albergará 6.800 nuevos árboles del proyecto Bosques de la Memoria, aunque no todos tendrán placas con nombres de personas fallecidas ni ceremonias con familiares, para evitar aglomeraciones.
A José Oliveira Costa se le embarga la voz al pensar en su hija Evandra, que cumpliría 44 años pero falleció por covid-19 en noviembre, tras cinco días intubada en terapia intensiva.
“En medio de tanta destrucción, el mundo necesita personas que tengan como propósito plantar mas árboles”, reflexiona.
Costa espera que el cuaresmero que plantó para homenajearla, un frondoso árbol de flores violetas, perdure tanto como su memoria.
“Un árbol para mí simboliza la eternidad. El nombre de mi hija está grabado aquí, sé que voy a volver y voy a ver este árbol crecer”, asegura entre lágrimas.
Más de 208.000 brasileños han fallecido desde el inicio de la pandemia, que ha vuelto a recrudecerse en los últimos dos meses.
El proyecto fue creado por las redes de ONG Pacto pela Restauração da Mata Atlântica, Reserva da Biosfera da Mata Atlântica y Rede de ONGs da Mata Atlântica.
De acuerdo con la organización SOS Mata Atlántica, la selva tropical atlántica (Mata Atlántica en portugués), bioma que se extiende por más de 100.000 km2 a lo largo de la costa oceánica, conserva apenas 12% de su vegetación original debido al proceso de urbanización.