Una manera diferente de gestionar la tierra: que las vacas la apisonen

Una manera diferente de gestionar la tierra: que las vacas la apisonen
Una camioneta blanca que pertenece a Adam y Aubrie Isaacs, a la orilla del río Canadian, una zona de pastoreo para el ganado, en Canadian, Texas, el 2 de septiembre de 2020. Foto, George Steinmetz/The New York Times.

A las prácticas de mejoramiento del suelo que aplican los ganaderos como Isaacs, se les llama pastoreo regenerativo, que es parte de un movimiento más generalizado llamado agricultura regenerativa.

Adam Isaacs estaba de pie al lado de su ganado en un viejo pastizal que durante años había tenido un pastoreo excesivo. Ahora, era un revoltijo de maleza. 

“La mayoría de la gente quisiera venir y empezar a rociar herbicidas”, afirmó. “Mi familia solía hacerlo… y no funciona”. 

En cambio, Isaacs, un ganadero perteneciente a la cuarta generación de estas tierras onduladas ubicadas en la franja noreste de Texas, pondrá a trabajar a sus animales en el pastizal mediante el uso de una cerca portátil electrificada con la que los confina en un área pequeña para que apisonen la maleza mientras pastan. 

“Hacemos que el ganado pisotee mucho pastizal”, comentó. Eso incorpora materia orgánica al suelo y lo expone al oxígeno, cosa que ayuda a que se llene de hierbas y otras plantas útiles. A la larga, el pastizal volverá a estar saludable, gracias a un manejo esmerado y continuo del pastoreo. 

“Estas vacas son mi herramienta para gestionar la tierra”, afirmó Isaacs. “Es mucho más fácil trabajar con la naturaleza que en contra de ella”. 

Su objetivo es convertir estas 2000 hectáreas en algo más parecido a la exuberante pradera de pastos mixtos que floreció en esta parte de las Grandes Llanuras del sur durante milenios y sirvió como tierras de apacentamiento para millones de búfalos.

Isaacs, de 27 años, gerencia una empresa de vacas y becerros, con varios cientos de vacas y más o menos una docena de toros para la crianza de los becerros que vende a la industria de la carne de res después de su destete. Mejorar sus tierras beneficiará su negocio con un mejor apacentamiento para sus animales, una menor pérdida de suelo y de nutrientes por la erosión y una mejor retención del agua en una región donde la cantidad de lluvia solo alcanza en promedio aproximadamente 45 centímetros al año. 

Sin embargo, unas tierras agrícolas más saludables también pueden ayudar al planeta secuestrando más carbono en las raíces y los tejidos de otras plantas que durante su crecimiento usan el dióxido de carbono del aire. El almacenamiento de esta materia orgánica en el suelo evitará que el carbono vuelva a entrar en la atmósfera como dióxido de carbono o metano, dos importantes culpables del calentamiento global. 

Ya que el gobierno de Biden propone pagarles a los agricultores por almacenar carbono, esta técnica que lo deja en el suelo se ha ganado la aceptación como una herramienta para combatir el cambio climático. Sus partidarios afirman que, si se realiza a una escala lo suficientemente grande, puede tener una participación importante para limitar el calentamiento global. 

No obstante, muchos científicos sostienen que estas aseveraciones son exageradas, que los suelos no pueden almacenar la cantidad suficiente de carbono, durante el tiempo necesario, como para que el efecto sea considerable. Además, mencionan que resulta problemático medir el carbono en el suelo. 

A las prácticas de mejoramiento del suelo que aplican los ganaderos como Isaacs se les llama pastoreo regenerativo, que es parte de un movimiento más generalizado llamado agricultura regenerativa.

No existen definiciones precisas de los términos, pero las técnicas de la agricultura regenerativa incluyen una labranza mínima, o inexistente, de la tierra, la rotación de los cultivos, la siembra de cultivos para cubrir y ayudar al suelo después de la cosecha del cultivo principal y un uso mayor de composta en vez de fertilizantes químicos. 

El pastoreo regenerativo significa controlar bien en dónde y por cuánto tiempo buscan comida los animales, a diferencia de un método más convencional en el que se deja que los animales pasten el mismo pastizal de manera más o menos constante. Los ganaderos también usan más el estiércol de sus animales como una ayuda para mantener sanos sus pastizales. 

Estas prácticas se están extendiendo entre los agricultores y los ganaderos de Estados Unidos, alentados por las preocupaciones sobre el medioambiente debido a lo que la agricultura industrializada y la producción de carne le han hecho a la tierra y porque la agricultura ha contribuido al calentamiento global. En Estados Unidos, la agricultura aporta cerca del diez por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las empresas de la agroindustria y de los grandes productores de alimentos están lanzando iniciativas para fomentar las prácticas regenerativas, como parte de los esfuerzos para atraer a los consumidores que se preocupan por el cambio climático y la sustentabilidad. 

Además, el gobierno de Biden, en sus propuestas iniciales para combatir el cambio climático, se ha referido a la agricultura como un “elemento esencial” de su estrategia. Una de las ideas es asignar mil millones de dólares para pagarles 20 dólares a los agricultores por cada tonelada de carbono que almacenen en el suelo.

En ocasiones, los partidarios de la agricultura regenerativa han hecho aseveraciones extravagantes sobre su potencial como herramienta para combatir el calentamiento global. Entre ellos está Allan Savory, un agricultor originario de Zimbabue y líder de este movimiento que en una charla muy citada de TED, en 2013, mencionó que podría “revertir” el cambio climático.

Algunas investigaciones han señalado que la implementación generalizada de las prácticas regenerativas en todo el mundo podría tener, a largo plazo, un efecto significativo para el almacenamiento de hasta 8000 millones de toneladas métricas de carbono al año, o casi la cantidad de emisiones anuales actuales procedente de la quema de combustibles fósiles. 

Pese a que existe un amplio consenso de que las técnicas regenerativas pueden mejorar la salud del suelo y aportar otros beneficios, en algunos análisis se ha descubierto que son muy exageradas las posibles cifras de almacenamiento de carbono. Entre las críticas, los investigadores subrayan que estudios de corto plazo podrían mostrar importantes aumentos en el carbono del suelo, pero que esas ganancias disminuyen con el tiempo. 

“En verdad es muy bueno ver al sector privado y al gobierno de Estados Unidos tomar en serio la reducción de las emisiones de la agricultura”, señaló Richard Waite, investigador principal en el Instituto de Recursos Mundiales, una organización de investigación del medio ambiente en Washington. Pero en el caso del secuestro de carbono en los suelos, el análisis del instituto indica que “las posibilidades de mitigación son demasiado pequeñas”. 

Adam Isaacs arroja al campo un complemento de proteínas para su ganado que pasta en el rancho del arroyo Needmore, cerca de Canadian, Texas, el 21 de enero de 2021. Foto, Brett Deering/The New York Times.

Concentrarse en almacenar el carbono a través del suelo implica correr el riesgo de distraer la atención de otras maneras importantes de reducir la huella de carbono de la agricultura, señaló Waite, las cuales incluyen aumentar la productividad, reducir la deforestación y modificar el consumo de alimentos a dietas que respeten más al medioambiente.

Tim LaSalle, exdirector ejecutivo del instituto de Savory, quien más tarde cofundó un programa de agricultura sustentable en la Universidad Estatal de California, campus Chico, señaló que él considera este movimiento como “otra manera de ver el suelo y su potencial”. 

“Y ahí es donde falla la ciencia”, comentó, al argumentar que la mayor parte de las investigaciones se concentran en uno o dos factores sin considerar el sistema completo y complejo del suelo en relación con las plantas. 

LaSalle y sus colegas están recabando datos de las investigaciones que demuestren los beneficios de las prácticas regenerativas, incluyendo pruebas de campo que usan composta inoculada con hongos y otros microbios, la cual reduce o elimina la necesidad de fertilizantes químicos. 

“Tenemos que recabar los datos del campo para cambiar la idea que tienen las personas sobre lo que está sucediendo”, afirmó. 

Isaacs, quien estudió administración de ranchos en la Universidad Tecnológica de Texas y trabajó durante dos años para el Servicio de Conservación de Recursos Naturales del Departamento de Agricultura, lleva a cabo mediciones y análisis para evaluar los frutos que está dando su trabajo. 

“Hacemos muchas investigaciones”, comentó, al tomar fotografías y muestras para determinar la actividad microbiana del suelo, qué tanto están creciendo las plantas y cómo está cambiando la cruza de especies. “De esta manera podemos ver las tendencias”, afirmó. “Cuando la pasamos todos los días en el campo, es difícil ver lo que estamos haciendo”. 

Al igual que en el pastizal del rancho, Isaacs ha usado su cerca electrificada para poner a pastar al ganado durante lapsos cortos de tiempo en pequeñas parcelas: unas 200 cabezas que comen y pisotean durante solo media hora por ahí en un espacio no más grande que el patio trasero de una propiedad suburbana. Mover la cerca por el pastizal a otras parcelas le da tiempo de recuperarse a la tierra pastada.

“Eso mismo hizo el búfalo”, comentó. “Venían por millones al mismo tiempo, pisoteaban todo y y se iban a otro pastizal. No regresaban sino hasta que era momento de volver a pastar”. 

Este trabajo requiere una planeación y mover al ganado con frecuencia. Pero Isaacs cuenta con la tecnología: usa un pequeño dron que ayuda a pastorear a los animales y está invirtiendo en dispositivos que levanten las rejas de las cercas desde una aplicación de su teléfono celular. 

Isaacs señaló varias especies de pastizales altos que crecen entre unos más cortos en la ladera. Mencionó que el apacentamiento intensivo y la recuperación ha ayudado a que regresen estos pastizales altos que el ganado devora. “No podría ser mejor en la época de crecimiento”, comentó. 

“Mientras, estoy haciendo algo mejor para el suelo, este mejora cada vez más y podemos sembrar más hierba”, señaló Isaacs. “Y conforme sembramos más hierba, obtenemos mejores suelos”. 

“Y así sigue y sigue”. 

 

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