Manifestantes prodemocracia salen a las calles en Birmania tras muerte de ocho personas

Manifestantes prodemocracia salen a las calles en Birmania tras muerte de ocho personas
El personal médico y los estudiantes participan en una protesta matutina contra el golpe militar y la represión de las fuerzas de seguridad contra las manifestaciones en Mandalay el 21 de marzo de 2021. Foto: AFP

Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, que derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi, las protestas diarias han sido reprimidas violentamente por la junta en el poder.

Manifestantes prodemocracia en Birmania salieron de nuevo a las calles este lunes en la ciudad de Mandalay (centro), un día después de una sangrienta represión que causó ocho muertos, mientras que la BBC anunció la liberación de su periodista local tras varios días de arresto.

Desde el golpe de Estado del 1 de febrero, que derrocó a la líder civil Aung San Suu Kyi, las protestas diarias han sido reprimidas violentamente por la junta en el poder.

Unas 250 personas han sido asesinadas y más 2.600 arrestadas, según datos de la Asociación de Ayuda a los Presos Políticos (AAPP).

Por otra parte, la BBC anunció este lunes la liberación de su periodista local en Birmania, Aung Thura, detenido el viernes en ese contexto de represión.

“El periodista de la BBC detenido Aung Thura fue liberado en Birmania”, informó el medio británico, que agregó que había sido secuestrado ese viernes por hombres vestidos de civil en la capital, Naipyidó.

– Llamados a la ONU –
A primera hora de este lunes, los manifestantes, incluidos profesores, se manifestaron en Mandalay, la capital cultural del país. Algunos llevaban pancartas pidiendo la intervención de la ONU.

La víspera, Mandalay fue escenario de una de las más violentas acciones represivas, que dejaron ocho personas muertas y unas 50 resultaron heridas, según informó una fuente médica a la AFP. Por la noche, los monjes celebraron una ceremonia con velas.

En una parte de esta ciudad de 1,7 millones de habitantes se escucharon disparos de armas automáticas durante la noche.

“La gente tenía mucho miedo, y se sintió insegura durante toda la noche” dijo a la AFP un médico.

También en Rangún, la capital económica, hubo protestas en la madrugada del lunes en algunos barrios, donde los automovilistas hicieron sonar sus bocinas en apoyo al movimiento prodemocracia.

Residentes en el suburbio de Hlaing, de Rangún, lanzaron centenares de globos rojos de helio con mensajes en los que también se insta a la ONU a intervenir para poner fin a las atrocidades, según informaron medios locales.

La situación es muy tensa en Rangún, donde dos de los cinco millones de habitantes están sometidos a la ley marcial.

Los opositores al golpe han decidido desde hace algunos días manifestarse día y noche para intentar evitar la represión de las fuerzas de seguridad.

Pero Birmania se cierra cada vez más. Las conexiones a internet siguen muy perturbadas y solamente los medios estatales cubren ahora la crisis.

– Sanciones internacionales –
A medida que crece la represión de la junta y aumenta el balance de víctimas, se hace mayor la preocupación internacional por la situación en Birmania. Un alto responsable de la ONU advirtió que los militares birmanos podrían estar cometiendo “crímenes contra la humanidad”.

De momento, la junta militar ha ignorado las múltiples condenas internacionales y las sanciones aplicadas por varias potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos y la Unión Europea (UE).

La UE prevé sancionar el lunes a once oficiales birmanos implicados en la represión, según fuentes diplomáticas. Estados Unidos y Reino Unidos han adoptado ya medidas similares.

Los vecinos regionales de Birmania también han expresado su preocupación y tanto Indonesia como Malasia han pedido la celebración urgente de una cumbre de los diez países integrantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) para debatir la crisis birmana.

Por otra parte, el grupo francés de electricidad EDF anunció el domingo haber suspendido tras el golpe de Estado un proyecto de represa hidroeléctrica en Birmania, que suponía una inversión de 1.510 millones de dólares.

La suspensión del proyecto, en el estado de Shan (este), y en el que además de EDF participaban el japonés Marubeni y el birmano Ayeyar Hinthar, fue saludada por las ONG Info Birmania y Justice for Myanmar.

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