Opinión: la angustia del médico del mundo

Opinión: la angustia del médico del mundo
Refugiados etíopes esperan suministros de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, en Hamdayet, Sudán. Foto: Tyler Hicks/The New York Times.

Los niños de la región de Tigray están muriendo de hambre, los hombres están siendo sido apaleados hasta la muerte, y las mujeres y niñas están siendo sometidas a violaciones masivas

Él es el médico del mundo, y durante meses ha liderado de manera incansable la respuesta global a la pandemia del coronavirus mientras, en privado, ha estado lidiando con una angustia punzante. 

Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud, ha mantenido por lo general su dolor en secreto y mostrado una actitud estoica en público. Pero cuando insistí en hablar en persona con él sobre el tema, no pudo evitar llorar. 

Tedros es oriundo de la región de Tigray, en Etiopía, que desde noviembre ha sufrido crímenes de lesa humanidad por parte de soldados de Etiopía y Eritrea. El secretario de Estado estadounidense Antony Blinken ha descrito, de manera correcta, las atrocidades cometidas en el oeste de la región de Tigray como una limpieza étnica, pero el mundo se ha mostrado, en gran parte, indiferente. 

Los niños de la región de Tigray están muriendo de hambre, los hombres están siendo sido apaleados hasta la muerte, y las mujeres y niñas están siendo sometidas a violaciones masivas. Los partidos de oposición etíopes afirman que más de 50.000 personas han sido asesinadas —ese dato no es verificable, y se desconoce el número de víctimas— y la magnitud de la tortura, hambre, asesinato y destrucción en los últimos meses podría ser la peor del mundo. 

“El hambre y las violaciones son utilizadas como armas, hay asesinatos indiscriminados”, dijo Tedros. “Toda la región está pasando hambre”. 

“Es demasiado doloroso”, agregó. “No tengo palabras”. 

Su prima, una mujer de 68 años, fue asesinada mientras intentaba refugiarse en una iglesia, relató. Otro familiar, un estudiante de bachillerato de 16 años, recibió un disparo en la calle. Las líneas telefónicas y el acceso a internet han sido desconectados, por lo que Tedros no puede comunicarse con sus familiares en Tigray para obtener más información sobre quién ha sido torturado o asesinado. 

Mi colega del Times, Declan Walsh, ha informado sobre atrocidades como la de un hombre de 26 años que fue asesinado a golpes con botellas de cerveza y de niñas de tan solo 8 años agredidas sexualmente. El secretario general adjunto de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas, Mark Lowcock, describió a una mujer cuyo esposo fue asesinado, perdió a su bebé por nacer y luego fue violada en grupo frente a sus hijos. 

Aunque Tedros es uno de los servidores públicos más reconocidos del mundo, es posible que se haya convertido en refugiado. En la actualidad está radicado en la sede de la OMS en Ginebra, pero probablemente no estaría a salvo si intentara regresar a Tigray. El líder militar de Etiopía lo ha calificado como criminal. 

Conozco y admiro a Tedros desde hace 15 años, pero de vez en cuando hemos discutido sobre su deferencia hacia los dictadores. Le pregunté a Tedros al respecto, pero no quiso hablar de política de ningún tipo, incluyendo la pregunta de si los países deberían presionar a Etiopía para que detenga la matanza de tigrinos.

Tedros parece tener un profundo conflicto, dividido entre lo que considera un deber profesional con su organización de ser imparcial y el horror de la limpieza étnica de su propia gente. 

Quien lidera estos crímenes de lesa humanidad en la región de Tigray es el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, quien llegó al poder en 2018 y fue aclamado en un principio como un gran reformista; incluso ganó el premio Nobel de la Paz en 2019. Abiy es una figura pro-occidental sobre la que Estados Unidos tiene una influencia considerable. ¡Si tan solo usáramos esa influencia!

La crisis de la región de Tigray se basa en tensiones étnicas y en una lucha por el poder. Durante casi tres décadas, habitantes de Tigray dominaron el gobierno central de Etiopía; durante ese periodo, Tedros se convirtió en un ministro de Salud muy respetado en Etiopía, y luego fue ministro de Relaciones Exteriores. Este gobierno liderado por tigrinos fue eficiente, y elevó de manera significativa el nivel de vida, pero también fue represivo: torturó críticos, encarceló periodistas y agitó profundos resentimientos contra otros etíopes. 

Tras tomar el poder, Abiy controló a los tigrinos y envió tropas en noviembre para aplastar lo que, según él, era una rebelión en la región. Eso detonó una guerra civil contra combatientes de Tigray, y el ejército de Eritrea se involucró para apoyar a las fuerzas de Etiopía. Existe además el riesgo de una guerra más amplia que incluya a Sudán. 

Todas las partes involucradas en el conflicto han cometido atrocidades, pero las acusaciones más graves y creíbles, por mucho, son contra los ejércitos de Etiopía y Eritrea y sus aliados. 

Como director de la OMS, Tedros ha intentado que las vacunas se distribuyan de manera más equitativa en todo el mundo, además de lidiar con la espantosa decisión del presidente Donald Trump de retirar a Estados Unidos de la OMS (decisión anulada por el presidente Joe Biden en su primer día en el cargo). En público, Tedros está enfocado en el COVID-19 y por lo general ha guardado silencio sobre las atrocidades en Tigray. 

“El público ve a Tedros dedicarse todos los días a lidiar con la pandemia, pero en privado también está lidiando con su dolor por Tigray”, dijo la doctora Annie Sparrow, profesora asistente de la Escuela de Medicina del Monte de Sinaí, que fue consultora de Tedros. 

Tedros se mostró reacio a dar esta entrevista, pero cuando lo hizo, su sufrimiento fue evidente. “Estamos lidiando con el COVID-19 y estamos haciendo nuestro mejor esfuerzo. Pero además de eso, tener que sufrir este dolor”, comenzó a decir, pero el lado estoico en él se quebró. Durante más de un minuto, Tedros no pudo hablar. Solo lloraba. 

Respeto a un hombre que pierde el control cuando contempla crímenes de guerra. Ojalá más lo hicieran. Espero que el presidente Biden y otros líderes mundiales escuchen esa agonía en nombre de tantas personas en Tigray que están siendo asesinadas, violadas y condenadas al hambre, y utilicen su influencia para ponerle fin a esta catástrofe. 

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