El escándalo por el espionaje “amigo” que EE.UU. practicó a Merkel y otros líderes salió a relucir en 2013, gracias a las denuncias del exanalista de la CIA Edward Snowden, y empañó las relaciones entre Berlín y Washington.
El supuesto consentimiento de la inteligencia de Dinamarca a que Estados Unidos usara sus cables de telecomunicaciones para practicar el “espionaje amigo”, ha colocado bajo presión a los servicios secretos de este país, del que reclaman explicaciones Francia y Alemania, países afectados por esas escuchas.
“El caso se remonta a hace años. Pero si la información es cierta no es aceptable, menos aún entre aliados europeos”, afirmó el presidente francés, Emmanuel Macron, tras sus consultas bilaterales en formato virtual con la canciller alemana, Angela Merkel, cuyo teléfono estuvo durante años sometido a escuchas por EE.UU, según salió a relucir en 2013.
“Lo que dije entonces sigue vigente ahora. No puede haber espionaje entre amigos”, afirmó la canciller, tras suscribir lo dicho por Macron, en relación a un escándalo que, en su momento, sacudió las relaciones entre Berlín y Washington.
Entre socios, más entre socios europeos “no puede haber espacio para la sospecha”, añadió el presidente francés, quien indicó que su país ya ha reclamado de Dinamarca “información completa” y está a la espera de respuestas.
La reacción de Berlín y París sigue a las revelaciones difundidas ayer por medios daneses y alemán. Según estas, la Agencia Nacional de Seguridad estadounidense (NSA) usó los cables daneses entre 2012 y 2014 para realizar escuchas ilegales a Merkel y otros políticos alemanes, además de altos dirigentes de Francia, Suecia y Noruega.
Así consta en una investigación de la televisión pública danesa DR y otros medios, que cita nueve fuentes sin identificar, con acceso a material clasificado del servicio de inteligencia de Defensa (FE): un informe confidencial de 2015 que concluía que la NSA había espiado usando la red de este país nórdico.
El informe fue entregado a la dirección del FE, sin que este hiciera nada, según la DR, pero el organismo encargado de controlar a la inteligencia danesa, alertado por un informante, abrió tres años después una investigación que finalizó en agosto pasado con una dura crítica a las prácticas de los servicios secretos.
Varios altos cargos del FE fueron suspendidos entonces por las escuchas realizadas a ciudadanos daneses y el Gobierno creó en diciembre una comisión, aunque hasta ahora no había trascendido el supuesto espionaje a líderes europeos por la NSA.
PETICIÓN DE COMPARECENCIA DE MINISTROS
Lista Unitaria y el Partido Socialista Popular, aliados del Gobierno socialdemócrata en minoría, pidieron hoy la comparecencia en el Parlamento de los ministros de Justicia, Nick Hækkerup, y Defensa, Trine Bramsen, para que den explicaciones.
“Esto hace que políticos de Suecia, Noruega y Alemania, nuestros socios más cercanos, no puedan confiar en Dinamarca. Es un gran problema y más aún si se sabía y se aceptó con los ojos abiertos”, afirmó Eva Flyvholm, portavoz en temas de defensa de Lista Unitaria.
Flyholm ha reclamado, además, que la citada comisión investigue también este caso y que se pidan disculpas a los países espiados.
Ni los organismos afectados ni el Gobierno han querido comentar las últimas revelaciones, con excepción de un breve escrito enviado por Bramsen a la DR en el que resalta que no puede hablar de “especulaciones” sobre temas de inteligencia y que estos son tratados en las comisiones parlamentarias.
Bramsen añadió, no obstante, que su Gobierno tiene la misma posición que la mostrada en 2012 y 2014 por la entonces primera ministra socialdemócrata, Helle Thorning-Schmidt: “las escuchas sistemáticas de aliados estrechos son inaceptables”.
UN ESCÁNDALO DESTAPADO EN 2013 POR REVELACIONES PERIODÍSTICAS
El escándalo por el espionaje “amigo” que EE.UU. practicó a Merkel y otros líderes salió a relucir en 2013, gracias a las denuncias del exanalista de la CIA Edward Snowden, y empañó las relaciones entre los dos grandes aliados transatlánticos, Berlín y Washington.
Merkel expresó ya su malestar al entonces presidente, Barack Obama, por lo que tachó de “inaceptable espionaje entre amigos”.
Sucesivas revelaciones periodísticas sacaron a la luz esas prácticas, que la NSA había estado llevando a cabo desde los 90 y que afectaron a otros líderes y al Banco Central Europeo (BCE).
“Les pido que entiendan que sobre temas y actividades de inteligencia no se habla aquí públicamente, sino que se tratan con las correspondientes comisiones en el Parlamento”, dijo hoy en rueda de prensa el portavoz del Ejecutivo alemán, Steffen Seibert.
El secretario de Estado de Asuntos Europeos francés, Clément Beaune, habló de hechos “extremadamente graves” si se prueba que son ciertos, términos similares a los empleados por el jefe de la diplomacia noruega, Frank Bakke-Jensen.
“Exigimos que se nos informe de los casos que afectan a ciudadanos, empresas e intereses suecos. Y luego veremos qué respuesta dan los políticos de Dinamarca”, declaró el ministro de Exteriores sueco, Peter Hultqvist.