Estos emojis nuevos saldrán a lo largo del próximo año. Pero la carita derritiéndose ya tiene admiradores en las redes sociales, quienes la consideran una representación veraz de las enormes cargas psicológicas ocasionadas por la pandemia de coronavirus.
Hay momentos en los que las palabras no bastan, cuando el miedo, cansancio o desasosiego se sienten demasiado intensos como para poder plasmarse con el lenguaje escrito.
Ahí es donde entra el emoji de la cara que se derrite.
La carita, con una media sonrisa que no se desvanece aunque se está derritiendo y convirtiendo en un charco, es uno de los 37 nuevos emojis aprobados este año por el Consorcio Unicode, la organización que mantiene los estándares para el texto digital. Otros emojis que han sido aprobados son la cara que hace un saludo militar, la cara con contorno punteado y la bola de discoteca.
Estos emojis nuevos saldrán a lo largo del próximo año. Pero la carita derritiéndose ya tiene admiradores en las redes sociales, quienes la consideran una representación veraz de las enormes cargas psicológicas ocasionadas por la pandemia de coronavirus.
“Este emoji de la carita que se derrite retrata bastante bien el humor de la pandemia”, comentó un usuario de Twitter.
Otros creen que es una representación visual de la ansiedad sobre el cambio climático. “Algo me dice que en esta era apocalíptica por el cambio climático vamos a usar mucho el emoji de la carita derritiéndose”, escribió otro usuario.
La cara que se derrite fue concebida en 2019 por Jennifer Daniel y Neil Cohn, quienes se unieron gracias a su apreciación mutua por el lenguaje visual. Daniel, quien pide que se utilicen pronombres neutros en inglés para referirse a su persona, es presidenta del subcomité de emojis de Unicode y directora creativa de Google; Cohn es profesor asociado de cognición y comunicación en la Universidad de Tilburg, en los Países Bajos.
Cohn había publicado algunos trabajos sobre las representaciones de la emoción en el lenguaje visual japonés que llamaron la atención de Daniel. En su investigación, Cohn hablaba sobre la “papelización” que, según él, es “lo que a veces ocurre en un manga cuando la gente se avergüenza: se convierte en un trozo de papel y se aleja revoloteando”.
Él y Daniel se dieron cuenta de que no había un emoji que evocara esa convención visual, así que decidieron dedicarse a encontrar uno y al final optaron por la cara derritiéndose, una imagen que Daniel describió como algo “más visceral” que convertirse en papel, pues esa misma idea que transmite la “papelización” suele retratarse como un sólido convirtiéndose en un líquido.
Muchos de los mejores emojis “se basan en convenciones que ya existen en otros lugares de la cultura visual, y uno de los principales impulsores son los cómics o el manga”, afirmó Cohn. También señaló que muchos de los emojis de caras del conjunto original utilizan expresiones del manga.
En 1999, los primeros emojis fueron creados por un artista japonés llamado Shigetaka Kurita, que se inspiró en el manga. Se diseñaron para facilitar la comunicación basada en texto; NTT Docomo, una empresa japonesa de telefonía móvil, tenía un límite de 250 caracteres en los mensajes que se enviaban a través de su servicio de internet móvil, por lo que algún tipo de taquigrafía era clave para poder transmitir lo que se quería decir. El conjunto original de 176 emojis diseñado por Kurita ahora forma parte de la colección permanente del Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Hoy en día, incluso sin restricciones en el número de caracteres, los emojis pueden comunicar emociones con mayor facilidad, rapidez y flexibilidad que las palabras.
La cara derritiéndose no es una excepción. En un plano más literal, puede ser una forma de expresar, por ejemplo, la sensación causada por tener el aire acondicionado descompuesto. En sentido figurado, puede utilizarse para transmitir cómo se siente uno después de una interacción embarazosa con un enamorado, el agotamiento de vivir una pandemia y, por supuesto, el sarcasmo.
“Evoca un marco metafórico o una base de conocimiento metafórico que debería ser relativamente accesible para la gente: la noción de la fundición”, dijo Cohn. Ese concepto puede aplicarse a todo tipo de emociones.
Todos los emojis “suelen diseñarse con la intención de que se pueden usar de maneras flexibles y multifacéticas, de la misma manera en que muchas palabras pueden asumir muchos significados y usos”, añadió Cohn.
Y, desde luego, el lenguaje visual puede ser aún más elástico que las palabras. “La ilustración puede transmitir cosas que la realidad no”, expresó Daniel.
Un ejemplo es la “cara derritiéndose” y sus innumerables interpretaciones, muchas de ellas bastante conmovedoras.
“Los emojis no son intrínsecamente profundos”, dice Erik Carter, diseñador gráfico que creó la imagen de muestra de la cara que se derrite. “Es la forma en que la gente los utiliza lo que los hace profundos”.
Ofreció una interpretación propia. Según Carter, muchos podemos sentirnos desesperados por cosas como el cambio climático o “la inacción de nuestro gobierno”. “A veces”, dijo, “parece que lo mejor que podemos hacer es sonreír mientras nos deshacemos por dentro”.