El jueves, el gobierno de Joe Biden publicó varios informes sobre el cambio climático y la seguridad nacional, esclareciendo en términos inequívocos las maneras en que el calentamiento del planeta está empezando a desafiar, en proporciones considerables, la estabilidad mundial.
WASHINGTON — Conflictos intensificados entre naciones y dentro de ellas. Disrupción y migración al alza mientras las personas huyen de la inestabilidad impulsada por el clima. Incertidumbre y tensiones militares acrecentadas. Peligros financieros.
El jueves, el gobierno de Joe Biden publicó varios informes sobre el cambio climático y la seguridad nacional, esclareciendo en términos inequívocos las maneras en que el calentamiento del planeta está empezando a desafiar, en proporciones considerables, la estabilidad mundial.
Los documentos, emitidos por el Departamento de Seguridad Nacional y de Defensa, así como por el Consejo de Seguridad Nacional y el director de inteligencia nacional, marcan la primera ocasión en la que las agencias de seguridad nacional han comunicado en conjunto los riesgos climáticos que enfrentan.
Los informes incluyen advertencias de parte de la comunidad de inteligencia sobre cómo el cambio climático puede actuar en varios niveles para minar la fuerza de una nación. Por ejemplo, países como Irak y Argelia podrían verse afectados por la pérdida de ingresos derivados de los combustibles fósiles, incluso mientras la región enfrenta olas de calor y sequías cada vez peores. El Pentágono advirtió que la escasez de alimentos podría acarrear agitación social, además de luchas entre países por el agua.
El Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por su sigla en inglés), que incluye a la Guardia Costera de Estados Unidos, advirtió que a medida que el hielo se derrita en el océano Ártico, se incrementará la competencia por el pescado, los minerales y otros recursos. Otro informe advirtió que es probable que decenas de millones de personas sean desplazadas por el cambio climático para 2050, incluyendo hasta 143 millones de personas en el sur de Asia, el África subsahariana y América Latina.
Las advertencias de las autoridades de seguridad nacional llegaron el mismo día en que los principales reguladores financieros por primera vez calificaron el cambio climático como “una amenaza emergente” para la economía estadounidense. Los desastres naturales más frecuentes y destructivos, como los huracanes, las inundaciones y los incendios forestales, están causando daños materiales, pérdida de ingresos e interrupciones empresariales que amenazan con cambiar la manera en que se valúan los bienes inmuebles y otros activos, según un informe publicado por un panel de reguladores federales y estatales.
Hasta el 8 de octubre de este año, se han registrado 18 “eventos meteorológicos o desastres climáticos” con costos mayores a 1000 millones de dólares cada uno, según la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica.
Los informes también se dieron a conocer justo cuando el presidente Joe Biden se estaba preparando para asistir a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático conocida como COP26, en Glasgow. Ahora que su agenda climática se ha quedado estancada en el Congreso, Biden corre el riesgo de tener pocos logros que anunciar en Glasgow, donde él y su gobierno tenían la esperanza de volver a establecer el liderazgo de Estados Unidos en el combate al calentamiento global.
Los informes “refuerzan el compromiso del presidente con tomar decisiones basadas en evidencia y guiadas por los mejores datos y pruebas científicas disponibles”, declaró la Casa Blanca el jueves, y “sentarán las bases para nuestras labores cruciales en materia de clima y seguridad de ahora en adelante”.
La idea de que el cambio climático es una amenaza de seguridad nacional no es nueva, el gobierno de Obama también lo dijo, y comenzó a insistir en que el Pentágono considerara los riesgos climáticos inminentes. Sin embargo, en conjunto, los informes indican una nueva etapa para las políticas estadounidenses, una que coloca el cambio climático al centro de la planificación de seguridad del país.
Tal vez el documento más extenso y radical fue un Estimado de Inteligencia Nacional, que pretende recabar y condensar las opiniones de las agencias de inteligencia del país sobre amenazas específicas. El informe, el primero que se propone observar en exclusiva el tema del clima, reveló que los riesgos para la seguridad nacional de Estados Unidos tan solo crecerán en los próximos años.
El documento esbozó tres conclusiones clave. Las tensiones globales aumentarán conforme los países discutan sobre cómo acelerar las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero. El cambio climático exacerbará los puntos de conflicto transfronterizos y amplificará la competencia estratégica en el Ártico. Además, los efectos del cambio climático se sentirán con más profundidad en los países en desarrollo, que están menos preparados para adaptarse.
El estimado también declaró que China e India, que tienen grandes poblaciones y dependen mucho de los combustibles fósiles, tendrán una gran influencia en la velocidad con la que aumentarán las temperaturas globales.
No es muy probable que las naciones cumplan con las promesas que hicieron en el Acuerdo de París de 2015, que consisten en mantener al aumento promedio de la temperatura del mundo por debajo de los 2 grados Celsius en comparación con los niveles preindustriales, según mostraron los informes de inteligencia. La temperatura de la Tierra ya ha aumentado unos 1,1 grados Celsius. Los científicos afirman que, si se rebasa el límite de los 2 grados, el planeta experimentará, cada vez más, inundaciones, incendios y tormentas mortales, así como el colapso de ecosistemas.
“Dadas las políticas gubernamentales actuales y las tendencias en el desarrollo tecnológico, consideramos que es poco probable que los países, en conjunto, cumplan con las metas del Acuerdo de París”, sentenció el informe. “Los países con emisiones más elevadas tendrían que avanzar con mucha rapidez hacia la descarbonización de sus sistemas energéticos y alejarse de los combustibles fósiles en la próxima década, mientras que los países en desarrollo tendrían que valerse de fuentes energéticas con bajas emisiones de carbono para su desarrollo económico”.
El informe de inteligencia identificó a 11 países como los más vulnerables ante los efectos del cambio climático y los menos capaces de lidiar con sus repercusiones. Esta lista incluye a cuatro países cercanos a Estados Unidos, entre ellos, Guatemala y Haití; tres países con armas nucleares (Corea del Norte, Pakistán e India); y dos países, Afganistán e Irak, que Estados Unidos invadió tras los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Las agencias de inteligencia agregaron que la movilización para responder al cambio climático podría beneficiar a otros países, sobre todo aquellos que estén a la vanguardia de las tecnologías emergentes de energías renovables o de la materia prima que se necesita para producirlas. China controla gran parte de la capacidad mundial de procesamiento de cobalto, litio y otros minerales necesarios para las baterías de los vehículos eléctricos, así como de los minerales de tierras raras que se utilizan en las turbinas eólicas y los motores de vehículos eléctricos.
Otros países, como Noruega y el Reino Unido, tienen una ventaja para satisfacer la creciente demanda de eliminación del dióxido de carbono en el aire, según indicó el informe, debido a las políticas de sus gobiernos —como un arancel al carbono— que respaldan el desarrollo de ese tipo de tecnología.
Los funcionarios federales señalaron que el cambio climático está derritiendo el hielo del Ártico, abriendo el paso del Noroeste entre los océanos Atlántico y Pacífico, lo cual prepara el camino para una competencia por recursos y vías marítimas para envíos comerciales entre Rusia, China, Canadá y Estados Unidos, entre otros.
El Pentágono, que publicó un informe propio, mencionó que el ejército empezará a dedicar una porción significativa de su presupuesto a incorporar en su planificación las amenazas relacionadas con el clima.
El Departamento de Seguridad Nacional, que incluye la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, declaró que a partir de ahora le dará prioridad al cambio climático en los programas de preparación para emergencias que ofrece a los gobiernos estatales y locales. También afirmó que incorporará la información científica actualizada en la guía de manejo de riesgos que proporciona a los sectores público y privado.
La agencia mencionó que pretende contratar a más empleados con conocimientos científicos, incluso en sus divisiones de elaboración de políticas y sensibilización pública.
“Desde fenómenos meteorológicos extremos hasta olas de calor sin precedentes, la fuerza de trabajo del DHS está todos los días en la primera línea de la emergencia climática”, dijo Alejandro Mayorkas, secretario de Seguridad Nacional, en un comunicado el jueves.
En términos de migración, Estados Unidos ya está sintiendo los efectos del cambio climático, con huracanes mortales y destructivos que obligan a migrar a las personas de Centroamérica. La gente que intenta entrar a Estados Unidos desde México ha abrumado a los agentes fronterizos en varias ocasiones desde 2014, y sobre todo durante los últimos seis meses.
El Consejo de Seguridad Nacional publicó su propio informe el jueves, en el que observó las maneras en que el cambio climático ya está forzando a las personas a abandonar sus hogares. El informe destacó un pronóstico que sugiere que el cambio climático podría provocar que, para 2050, casi el tres por ciento de las poblaciones de América Latina, Asia meridional y África subsahariana (más de 143 millones de personas) se desplace dentro de su propio país.
Teevrat Garg, profesor de Economía en la Universidad de California, campus San Diego, especializado en la migración climática, celebró la atención que estaba prestando el gobierno a este tema. No obstante, opinó que el informe podría haber atendido la pregunta más importante sobre lo que Estados Unidos y otros países desarrollados les deben a los migrantes climáticos.
“Muchas de las emisiones de carbono que alimentan el cambio climático se han originado en naciones ricas, pero las consecuencias las están padeciendo de manera desproporcionada las más pobres”, afirmó Garg. Como resultado, los países adinerados tienen “una obligación de apoyar a los refugiados climáticos”.