En la historia del ascenso de Tyler Matzek, de los AirHogs de Texas a la Serie Mundial figuran las relaciones internacionales, un exmiembro del equipo SEAL de la Marina y guardias de seguridad.
HOUSTON — El relevista más indispensable de Atlanta durante esta postemporada era tan dispensable hace tres años que ni siquiera podía encontrar trabajo en el béisbol. Así que contrató un anuncio en Facebook y acabó en un equipo de la liga independiente en Texas.
Ese verano, en 2018, vivía en un cámper, cobraba un cheque de alrededor de 400 dólares cada dos semanas y no tenía idea de si triunfaría o fracasaría.
En la historia del ascenso de Tyler Matzek, de los AirHogs de Texas a la Serie Mundial figuran las relaciones internacionales, un exmiembro del equipo SEAL de la Marina y guardias de seguridad. Ahora, también incluye apariciones casi cada noche en el gran escenario de la Serie Mundial con los Bravos.
Su salida más importante llegó en el decisivo sexto juego de la serie de campeonato de la Liga Nacional. Obtuvo la victoria en parte ponchando a Albert Pujols, Steven Souza Jr. y Mookie Betts en sucesión. Ingresó al juego cuando Atlanta se aferraba a una ventaja de 4 a 2 sobre Los Ángeles en la séptima entrada. Había corredores en segunda y tercera bases sin ponches, pero los dejó varados.
“La perseverancia es algo que nunca he visto en 52 años en el béisbol”, dijo John McLaren, el exmánager de los Mariners de Seattle que se desempeñó como entrenador en siete grandes organizaciones de Grandes Ligas, cazatalentos para otra y fue el entrenador que recibió a Matzek en los AirHogs en 2018.
“No puedes realmente valorar la situación a menos que sepas dónde estaba él”, dijo McLaren.
Los Rockies de Colorado eligieron a Matzek en la primera ronda (la elección once en general), en el draft de 2009, proveniente del bachillerato Capistrano Valley en el condado de Orange, en California. Ascendió a través del sistema de los Rockies, tuvo veinte apariciones (diecinueve como titular) en 2014, su primera temporada, y fue el titular del primer partido en casa en 2015. Sin embargo, en tan solo cinco partidos iniciados como titular en 2015, dio bases por bola a diecinueve bateadores en veintidós entradas y fue bajado a las ligas menores.
Matzek sufrió un caso de los “yips”, una palabra para referirse a cuando un atleta se pone nervioso o tenso de modo inusual durante una acción crucial para ese deporte. En su caso, fue una repentina e inexplicable pérdida de la capacidad de hacer lanzamientos a la zona de strike.
Nunca volvió a pichear para los Rockies. Languideció en las menores durante el resto de 2015 y todo 2016. Fue al entrenamiento de primavera con los Medias Blancas de Chicago en 2017, pero lo liberaron a finales de marzo.
A través de una conexión con Michael McKenry, amigo de Matzek y excácher de los Rockies, se enlistó con la ayuda de Jason Kuhn, un exmiembro del equipo SEAL de la Marina de Estados Unidos, cuya carrera como pícher fue breve debido a un caso de los “yips” mientras estaba en la Universidad Estatal de Middle,Tennessee. Kuhn ahora dirige una compañía llamada Stonewall Solutions, en Nashville, Tennessee, que viaja a bachilleratos y universidades que planean programas de entrenamiento para los equipos deportivos.
“Los ‘yips’ no son algo en lo que dejas de pensar. Tienes que sacarlos a través del entrenamiento”, dijo Kuhn.
En el invierno de 2017-18, mientras continuaba su trabajo con Kuhn, dijo Matzek, él pagaba alrededor de 3000 dólares para jugar en una liga de pruebas independiente ubicada en Palm Springs, California.
“No te estoy tomando el pelo, teníamos sujetos que nunca habían jugado béisbol en esa liga”, dijo Matzek. “Teníamos jugadores de fútbol americano que intentaban jugar béisbol por primera vez en su vida y todo eso. Algunos sujetos eran guardias de seguridad en su vida cotidiana y solo querían ir y probar suerte”.
“Pagué 3000 dólares por eso durante un mes solo para tratar de volver a jugar béisbol”.
Los Mariners lo vieron, lo contrataron, pero después lo liberaron al final del entrenamiento de primavera.
Andy McKay era el director de desarrollo de jugadores de Seattle y había coincidido con Matzek en la organización en Colorado. Parte de la experiencia profesional de McKay es como entrenador de habilidades mentales. Le dijo a Matzek que los Mariners no tenían lugar para él en las menores, pero que lo mantendrían en entrenamiento de primavera extendido si el pícher así lo deseaba. Sin embargo, en cambio, alentó a Matzek a jugar béisbol independiente porque necesitaba pichear de manera competitiva y frente al público, no en campos desiertos.
Así que Matzek contrató el anuncio de Facebook (“Lo hice yo mismo”, dijo, en referencia a que no involucró a un agente). El anuncio le consiguió una promesa de contrato por toda la temporada de parte de Billy Martin Jr., el mánager general de los AirHogs. Matzek tomó prestado el cámper de McKenry y condujo de Nashville a Texas.
“Estaba nuevecito, tal vez tenía 2 o 3 años”, dijo Matzek sobre el vehículo. “Funcionaba muy bien el aire acondicionado, de verdad. Solo deja las persianas cerradas todo el tiempo. Hace mucho calor allá, 50 o 55 grados Celsius durante el día”.
Los AirHogs habían firmado un acuerdo de colaboración con la selección nacional de China, que “envió alrededor de 30 o 40 chicos para aprender béisbol estadounidense y así prepararse para los Juegos Olímpicos”, dijo Matzek. La situación creó una barrera idiomática, pero al final generó amistades.
McLaren comentó que la situación de Matzek era “demonios y pajaritos en su hombro que le hablaban, una gran valentía y mucho trabajo”. Continuó: “Fue muy positivo para los jugadores chinos estar con él. Matzek apoyaba a sus compañeros de equipo, era agresivo, cumplía con todos los requisitos respecto a tener talento físico, pero aún estaba por los suelos”.
Matzek mencionó: “Hubo momentos en los que estaba lanzando la pelota a 137 o 138 kilómetros por hora, tan solo lanzaba parábolas con la pelota, intentando lanzar strikes. Y no funcionaba. No estaba bien”.
No obstante, la situación mejoró. A la larga, Dana Brown, el vicepresidente de Atlanta para caza de talentos, insistió en repetidas ocasiones al mánager general Alex Anthopoulos durante el final de la temporada 2019 para que lo contratara.
Ahora, Anthopoulos dijo que, cada año, reenvía a Brown el correo electrónico original cerca de la fecha en que Atlanta firmó a Matzek porque: “No puedo agradecerle lo suficiente a Dana. Si él no hubiera presionado y enviado cazatalentos a verlo, no estaría aquí”.
Por eso, cuando Matzek ponchó a Betts para acabar con la amenaza final de los Dodgers la noche del sábado en Georgia, muchas personas estaban muy felices.
“Fue del todo increíble”, dijo Freddie Freeman de Atlanta, quien fue la primera víctima ponchada por Matzek en las Grandes Ligas en 2015.
En su casa, en Phoenix, McLaren lo veía mientras estaba en contacto con algunos de sus exjugadores de China, recibía mensajes de texto y correos electrónicos que decían cosas como “¡Tyler estuvo grandioso!” y “Tres ponches en una entrada, guau, eso es tremendo”.
“Están frente a la computadora sin importar a qué hora es el juego, lo están siguiendo desde allá”, dijo McLaren.
Además, en Nashville, Kuhn dijo que lo veía con lágrimas en los ojos.
“Fue satisfactorio en extremo, verlo recibir su recompensa y tener éxito”, dijo Kuhn. “Le dije cuando nos conocimos: ‘Estás en una encrucijada en la vida. Sin importar qué elijas hacer, querrás ver este momento en retrospectiva y estar orgulloso de quién eres y qué escogiste’”.