Solo cursó el primer grado de primaria, pero en cuestiones de costura es toda una profesional. Sus manos se han perfeccionado para elaborar las mejores polleras de gala y de montuna que se producen en el distrito de Ocú, provincia de Herrera.
A Florentina Moreno todos la conocen como la “Manito Ocueña” y saben que cuando quieren una pollera digna para la ocasión, ella es la más indicada para el trabajo. Calcula que ha confeccionado más de 100 polleras y sombreros para el Festival Nacional del Manito. Esta artesana beneficiaria del programa 120 a los 65, del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES), sabe lo que es hacer patria con su trabajo.
Solo cursó el primer grado de primaria, pero en cuestiones de costura es toda una profesional. Sus manos se han perfeccionado para elaborar las mejores polleras de gala y de montuna que se producen en el distrito de Ocú, provincia de Herrera.
Tanto así que ha sido jurado en el festival de su pueblo. Esta artesana también confecciona el sombrero blanco ocueño. Los teje de 15, 16 y hasta 24 vueltas. Confeccionar una pollera le puede llevar hasta 15 días y si es un sombrero hasta un mes.
Pasa gran parte del día entre retazos de tela, fibras de plantas secas y agujas. Todo lo que confecciona lo hace en su taller, que también es su casa, una humilde vivienda sencilla de dos recámaras, sin lujo y provista solo de lo básico.
Cuando se dispone a tejer sombrero se arma de paciencia, mientras acomoda las piezas, en su mayoría hebras de vegetales que los coloca sobre una base redonda de madera conocida como horma para trenzarla con una precisión milimétrica.
Algo similar ocurre con las polleras. En una desgastada máquina marca “Singer” le da rienda suelta a su imaginación para elaborar polleras de lujo.
El proceso para confeccionar sombrero es complejo: hay que conseguir diversas plantas, raspar, teñir, secar y tejer la fibra, lo que junto al hilvanado puede tardar hasta 30 días. El resultado es un fino sombrero blanco ocueño que pueden llegar a costar de 100 a 200 balboas.
A los 15 años aprendió los pormenores de la costura observando a su mamá y lo ha hecho hasta sus 83 años, sin usar anteojos. En sus manos hay mucho conocimiento, tradición y cultura que le hace sentirse orgullosa de lo que es y lo que representa para su comunidad.
Florentina es una de las 1,623 adultas mayores que nunca pudieron cotizar un seguro social en el distrito de Ocú y que hoy reciben del Estado un subsidio trimestral que les permite comprar comida, medicamentos y artículos personales de primera necesidad.
La irrupción de la pandemia paralizó las dos últimas versiones del Festival del Manito y con ello la demanda de polleras y sombreros. Fueron días difíciles para Florentina que está acostumbrada a coser y tejer para producir ingresos.
“Toda mi vida la dediqué a la costura, con esta profesión crié a mis seis hijos, por eso nunca pude cotizar un seguro social y mucho menos pagar cuota para una jubilación”, confesó.
Se estima que en el país existen 137 mil 123 adultos mayores que no están cubiertos por programas de protección social, jubilación o pensión.
Florentina nació en 1937, en una época donde el Estado panameño apenas ordenaba las políticas sociales de protección. La primera vez que se dictó una ley en materia de protección laboral en Panamá, fue en 1924, a los telegrafistas. Luego a través de la Ley 65 de 1926, los empleados de la Agencia Postal de Panamá, del Banco Nacional de Panamá y del Hospital Santo Tomás tuvieron acceso, pero en ninguno de estos programas se ajustaba a Florentina.
Beneficiaria de 120 a los 65
Para la ministra del MIDES, María Inés Castillo, la historia de Florentina Moreno visualiza la vida de cientos de adultos mayores que no pudieron acceder a una jubilación a pesar que trabajaron durante toda su vida.
Para Castillo 120 a los 65 es un programa que restituye los derechos de los panameños que no gozan de pensión, jubilación u otro sistema de protección social.
Además, 120 a los 65 se constituye en una respuesta del Estado para los adultos mayores en condición de vulnerabilidad que hoy requieren de atenciones especiales.
Este programa brinda beneficios a 122 mil 525 adultos mayores con transferencias anuales que ascienden a los 176 millones de balboas. Solo en la provincia de Herrera se benefician 7 mil 887 panameños (as) de la tercera edad.
La directora regional del MIDES en Herrera, Cinthia Ureña, indicó que el Estado a través de 120 a los 65 le garantiza a esta población acceso a controles médicos que son esenciales para que gocen de buena salud.
Ureña recordó que los programas de transferencias monetarias condicionadas han protegido a miles de panameños (as) en situción de vulnerabilidad durante esta pandemia. En ese sentido, destacó que el Estado seguirá reforzando los programas de protección, a fin que ningún ciudadano permanezca excluido del desarrollo social y económico del país.
Por todo lo que le ha tocado vivir, “120 a los 65” representa mucho para Florentina, es la jubilación que nunca tuvo y que siempre mereció.
Hoy 3 de noviembre de 2021, mientras el país celebra los 118 años de separación de Colombia, Florentina ondeará la bandera de Panamá recordando el significado de tan importante fecha y el alcance qhe ha tenido en su profesión.