Vicente Fernández, el rey de los machos y el desamor

Vicente Fernández, el rey de los machos y el desamor
Vicente Fernández cantando en el Madison Square Garden de Nueva York, el 4 de octubre de 2008. Foto, Michael Nagle/The New York Times.

La música de Vicente Fernández perdurará en el cancionero mexicano. Pero su tipo de machismo se ha desgastado, al menos para una generación más joven menos interesada en una visión estrecha de lo que significa ser un hombre.

Puede que el machismo encarnado por sus canciones se haya desgastado, pero su música seguirá siendo parte de las fibras sonoras de lo latinoamericano y lo latino en Estados Unidos.

El cantante Vicente Fernández era “El Ídolo” y “El Rey”: el ídolo de México y el rey de la música ranchera. Estos títulos sublimes reforzaron su profunda influencia cultural, que abarcó décadas y países mucho más allá de México.

Fernández, quien murió el domingo a los 81 años, representó durante mucho tiempo el ideal del hombre mexicano, orgulloso de sus raíces y de sí mismo. Su música se centraba a menudo en el amor y la pérdida, aunque también con un alto grado de confianza y actitud. Su icónica interpretación de la canción “Volver volver” lo impulsó a la fama, pero es en otro gran éxito, “Por tu maldito amor”, donde su agonía y su anhelo se manifiestan plenamente.

En 2016, Fernández, conocido como Chente, grabó Un azteca en el Azteca, un álbum grabado en vivo con algunos de sus mayores éxitos, en el Estadio Azteca de Ciudad de México, el mayor recinto del país. Fue su concierto de despedida, y también el último antes de que una serie de problemas de salud lo afectaran.

Durante su interpretación de “Por tu maldito amor”, el mar de admiradores le cantó el coro.

Por tu maldito amor

no puedo terminar con tantas penas

Quisiera reventarme hasta las venas

por tu maldito amor

Se ha convertido en un estándar musical en cualquier ocasión especial organizada por alguien de ascendencia mexicana: todo el mundo se sabe la letra. La noche no empieza a terminar hasta que alguien procede a servir tequila, pone esta canción y entona un grito con su mejor voz de Chente, operática y elevándose con un toque de melancolía.

A pesar de la temática de su música, siempre estaba matizada por su personaje varonil: se vestía de charro, tomaba tragos de las botellas de los fans y actuaba montado en sus caballos. La marca de Fernández era esta: un hombre musculoso y con bigote que lucha con gallardía por la mujer que ama.

Y su personaje no era muy diferente de los ídolos que le precedieron, Pedro Infante y Jorge Negrete, las primeras estrellas de la música ranchera de México que saltaron a la fama en los años 30 con sus interpretaciones de canciones de amor.

Al igual que ellos, su carrera musical se tradujo en papeles de actor. Fernández protagonizó más de 30 películas con títulos como El macho y Todo un hombre, en las que interpreta a rancheros de vida difícil que tiene amores con bellas mujeres.

Sin duda, después de tantas décadas de influencia, Vicente Fernández y su obra seguirán siendo queridos. Su música perdurará en el cancionero mexicano. Pero su tipo de machismo se ha desgastado, al menos para una generación más joven menos interesada en una visión estrecha de lo que significa ser un hombre.

En 2019, Fernández concedió una entrevista a De primera mano, un programa de noticias de entretenimiento mexicano, donde describió haber recibido un diagnóstico de cáncer en 2012 después de que los médicos encontraron un tumor en su hígado. Dijo que le sugirieron someterse a un trasplante de hígado, que rechazó, diciendo: “Yo no me voy a ir a dormir con mi mujer con el órgano de otro güey, ni sé si era homosexual o drogadicto”.

Los comentarios homófobos suscitaron un gran revuelo en las redes sociales, e incluso su hijo, Vicente Fernández Jr. trató de retractarse de la entrevista de su padre, al asegurar que la música de su padre era para todos.

Independientemente de las opiniones de Fernández sobre la sexualidad —aunque parecen bastante evidentes— Vicente Jr. podría tener razón. Tras décadas bajo los reflectores, la música de Chente ya no le pertenece solo a él, sino a la gente. Su influencia musical se extiende más allá de México, impregnando gran parte de América Latina y Estados Unidos. La popularidad de Fernández no ha disminuido, como demuestran los homenajes y condolencias del domingo, que expresaron desde el presidente Joe Biden hasta el otro “rey”, el cantante de country George Strait, que escribió en Twitter: “Perdimos al increíble legendario Vicente Fernández esta mañana. Uno de mis héroes. Que descanse en paz y Dios bendiga y consuele a su familia. ¡Hasta la cruz, Chente!”.

Fernández no era alguien que rehuyera la política. En México, era un conocido partidario del Partido Revolucionario Institucional, que durante mucho tiempo tuvo el poder en el país. Actuó en la Convención Nacional Republicana de 2000, en la que George W. Bush consiguió la nominación. Pero más recientemente apoyó a los candidatos demócratas en Estados Unidos, e incluso escribió un corrido para Hillary Clinton durante su carrera presidencial de 2016.

Aunque es emblema de un machismo anticuado, mucha gente seguirá eligiendo escuchar su música y corear sus canciones en el karaoke o en la boda de una prima. Quizás otra de sus canciones icónicas, “El Rey”, explique esta dicotomía.

Dirás que no me quisiste

pero vas a estar muy triste

y así te vas a quedar

Con dinero y sin dinero

hago siempre lo que quiero

y mi palabra es la ley

No tengo trono ni reina

ni nadie quien me comprenda

pero sigo siendo el rey.

Es probable que no recuerdes la primera vez que escuchaste una de sus canciones porque siempre formaron parte del paisaje sonoro, se grabaron en tu mente. Su música impregna el tejido de la cultura latina estadounidense, al igual que del resto de América Latina.

Maira Garcia es la editora de noticias digitales de la sección Cultura. Anteriorment fue editora de la página principal y productora web del Times. @mairalg

 

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