¿Elegida aparente o decisión de último minuto? Las frustraciones de Kamala Harris

¿Elegida aparente o decisión de último minuto? Las frustraciones de Kamala Harris
La vicepresidenta Kamala Harris toma el escenario para hacer comentarios durante la celebración de las fiestas del Comité Nacional Demócrata, en el Hotel Washington, en Washington, el martes 14 de diciembre de 2021. Foto, Sarahbeth Maney/The New York Times.

Desde que llegó a Washington, Harris ha buscado el consejo de otras mujeres —incluida Clinton, la primera candidata demócrata a la presidencia— que han logrado un éxito político histórico para que la ayuden a encontrar un camino.

WASHINGTON — El presidente necesitaba al senador de Virginia Occidental de su lado, pero no estaba seguro de necesitar a su vicepresidenta para conseguirlo.

Era verano, y el presidente Joe Biden estaba bajo una inmensa presión para ganarse el apoyo del senador Joe Manchin, cuyo voto decisivo en una cámara dividida en partes iguales lo convertía en el socio negociador más delicado del presidente. Biden había invitado a Manchin al Despacho Oval para exponer en privado los argumentos a favor de su legislación de política interior más importante. Justo antes de que Manchin llegara, se dirigió a la vicepresidenta Kamala Harris.

Lo que necesitaba de ella no era una estrategia ni un consejo. Solo necesitaba que diera un saludo rápido, lo que ella hizo antes dar media vuelta y abandonar la sala para ir a otra reunión.

El momento, descrito como un intercambio de “breves cumplidos” por un alto funcionario de la Casa Blanca y confirmado por otras dos personas que fueron informadas al respecto, fue un vívido recordatorio de la complejidad del cargo que ocupa Harris: aunque la mayoría de los presidentes les prometen a sus vicepresidentes acceso e influencia, al final el poder y la responsabilidad no se reparten por igual, y Biden no siempre siente la necesidad de contar con la opinión de Harris a la hora de sortear algunas de sus relaciones más importantes.

En el caso de Harris, ella llegó al puesto sin fuertes lazos con senadores clave; una persona informada sobre la reunión en el Despacho Oval dijo que sería más productivo que la charla entre Biden y Manchin se mantuviera en privado. Tampoco está claro que el presidente tuviera mucha influencia por sí solo, dada la decisión que tomó el senador esta semana de romper con la Casa Blanca en materia del proyecto de ley de política interior.

Sin embargo, sin un papel protagónico en algunas de las decisiones más críticas que enfrenta la Casa Blanca, la vicepresidenta está atrapada entre las críticas de que se está quedando corta y el resentimiento entre los partidarios que sienten que está perdiendo terreno en el gobierno al que sirve. Y a sus aliados les preocupa cada vez más que, aunque Biden se apoyó en ella para que le ayudara a ganar la Casa Blanca, no la necesita para gobernar.

Harris se negó a dar una entrevista, pero los funcionarios de la Casa Blanca dijeron que su relación con Biden es una asociación.

“La vicepresidenta ha trabajado con diligencia junto al presidente, coordinándose con socios, aliados y miembros demócratas de la Cámara de Representantes y el Senado para promover los objetivos de este gobierno”, declaró Sabrina Singh, vicesecretaria de prensa de Harris.

Harris, una de las primeras candidatas favoritas cuyas ambiciones presidenciales se desvanecieron en medio de una campaña disfuncional en 2020, se incorporó a la candidatura de Biden debido a sus prioridades políticas, que reflejaban en gran medida las de él, y a su capacidad, como mujer negra, de reforzar el apoyo de las coaliciones de votantes que él necesitaba para ganar la presidencia. Sin embargo, según las entrevistas realizadas a más de dos decenas de funcionarios de la Casa Blanca, aliados políticos, y funcionarios públicos electos actuales y anteriores, Harris sigue luchando para definirse en la Casa Blanca de Biden o para corregir de forma significativa lo que ella y sus asesores consideran una percepción injusta de que está a la deriva en el puesto.

 

Kamala Harris busca su lugar
El presidente Joe Biden y la vicepresidenta Kamala Harris en el Despacho Oval de la Casa Blanca, en Washington, el 11 de marzo de 2021. Foto, Doug Mills/The New York Times.

Ante la caída de sus índices de aprobación, una notoria rotación de personal y las constantes críticas de los republicanos y los medios de comunicación conservadores, ha recurrido a poderosos confidentes, entre ellos Hillary Clinton, para que le ayuden a trazar un camino a seguir.

Sin embargo, la complejidad de los temas que se le han asignado y las soluciones a largo plazo que requieren, deberían haber impulsado al ala oeste de la Casa Blanca a defender a Harris de una manera más agresiva ante el público, señaló la diputada demócrata de California Karen Bass, expresidenta del caucus de congresistas negros.

“La Casa Blanca podría haber sido más clara en cuanto a las expectativas de lo que se suponía que iba a ocurrir bajo la supervisión de Harris”, dijo.

Otros demócratas señalan que sus frustraciones son más profundas.

Harris, que pasó gran parte de sus cuatro años en el Senado como candidata a la presidencia, se enemistó con Manchin después de que ella concedió una serie de entrevistas en Virginia Occidental que él interpretó como una infracción no deseada en su territorio. Cuando se le preguntó sobre el encuentro en el Despacho Oval durante el verano, una vocera de Manchin dijo que el senador goza de “una relación de trabajo amistosa y respetuosa” con la vicepresidenta.

El representante moderado de Texas Henry Cuellar, una de las voces más destacadas del Partido Demócrata en cuestiones fronterizas, dijo que sus experiencias con el equipo de Harris habían sido decepcionantes. Cuando Cuellar se enteró de que Harris iba a viajar a la frontera en junio, hizo que su personal llamara a la oficina de la vicepresidenta para ofrecerle ayuda y asesoramiento para su visita. Nadie le regresó la llamada.

“Digo esto con mucho respeto hacia ella: ya está olvidado”, dijo Cuellar. “A ella se le encargó ese trabajo, no parece que esté muy interesada en esto, así que vamos a ir con otros que trabajen en este tema”, agregó.

En lo que respecta al derecho al voto, Harris, quien le pidió a Biden que le permitiera encabezar los esfuerzos de su gobierno en este tema, invitó a activistas a la Casa Blanca y pronunció discursos. Pero su oficina no ha desarrollado planes detallados para trabajar con los legisladores, a fin de asegurarse de que dos proyectos de ley que reformarían el sistema sean aprobados por el Congreso, según un alto funcionario de su oficina.

Desde que llegó a Washington, Harris ha buscado el consejo de otras mujeres —incluida Clinton, la primera candidata demócrata a la presidencia— que han logrado un éxito político histórico para que la ayuden a encontrar un camino.

“Existe una doble moral; por desgracia, eso sigue presente y se hace notar”, dijo Clinton en una entrevista. “En realidad, influye en mucho de lo que se está utilizando para juzgarla, al igual que lo que se usó para juzgarme a mí, o a las mujeres que se postularon en 2020, o a todas los demás”.

Para este artículo, la oficina de Harris proporcionó decenas de ejemplos de su trabajo. Fue enviada a Francia para seguir reparando las frías relaciones tras un embarazoso desencuentro diplomático, y la Casa Blanca consideró el viaje un éxito.

Ha asistido a más de 30 eventos centrados en la promoción de la agenda doméstica del presidente, y su huella está en el proyecto final de la ley de infraestructuras en temas como la política de agua limpia, el acceso a la banda ancha y las inversiones para combatir los incendios forestales (el derecho al voto es otro).

El presidente también reconoció el interés de Harris en aliviar la deuda de los préstamos estudiantiles cuando acordó el miércoles la ampliación de una moratoria en los reembolsos de los préstamos federales hasta el 1.° de mayo, una decisión que fue aclamada por activistas y legisladores demócratas que han suplicado a la administración que haga más al respecto.

Sin embargo, mientras la Casa Blanca se esfuerza por sacar adelante una legislación importante, Biden se ha apoyado en su propia experiencia —36 años en el Senado y ocho años en la vicepresidencia— para conseguir que Estados Unidos supere la pandemia de coronavirus y cumplir una serie de promesas económicas de gran importancia. Mientras tanto, Harris se enfrenta a preguntas sobre cómo encaja en las principales prioridades de la Casa Blanca.

Según cuentan, ella y el presidente mantienen una relación cordial. En las reuniones, los dos suelen intercambiar opiniones y Biden le permite intervenir y hacer preguntas que van más allá de lo que él ha pedido; un asesor lo comparó con el juego del “policía bueno y el policía malo”. Al lado del presidente, Harris, exfiscal, ha interrogado a expertos en economía y funcionarios de inmigración, a veces pidiéndoles que expliquen mejor su razonamiento.

Sin embargo, a sus aliados les preocupa que a la vicepresidenta en ocasión se le dé un trato secundario.

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